Sinopsis
Emilia Bernade fue forzada a casarse con el duque Mazheón, quien era descrito por todos como alguien cruel y de corazón frío, ella atemorizada por el futuro que le esperaba decidió acabar con su vida, no obstante alguien reencarnó en su cuerpo, sin saber absolutamente nada de su anterior vida, cargando consigo pequeños fragmentos de como había muerto. Esa nueva Emilia para no estar sola decidió aferrarse al duque a pesar de sus rechazos.
¿Se ganará su amor o su odio?
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Fortaleza
La lluvia seguía cayendo con ferocidad, parecía una tormenta. Dejé salir un suspiro al notar que en el arbusto de antes no había nada. Seguí caminando hasta encontrar una pequeña cueva en donde me refugié de la lluvia. Las manchas rojas alcanzaron más miembros de mi cuerpo, estaba casi cubierta de ellos. Cerré los ojos escuchando el sonido de la lluvia, pero no me dormí. Luego de más de una hora la lluvia cesó, salí afuera sintiéndome mejor que antes.
Me senté encima de una roca en posición de buda y comencé a absorber maná, tratando de arreglar el flujo de maná que se descontroló dentro de mi núcleo. Después de unos minutos lo logré, las manchas empezaron a esfumarse lentamente.
Mi estómago volvió a rugir, alrededor no había nada comestible, los árboles no tenían frutas y no sabía a donde dirigirme. Caminé sin dirección en medio del bosque y me sentí afortunada al hallar un río.
—Si tuviera algo con que pescar, —intenté sacar los peces con la magia de control y funcionó. Lo malo era que no podía hacer fuego debido a la reciente lluvia. —Vaya día de mierda.
Al final simplemente me lo comí crudo, era mejor eso que dormir con la barriga vacía. La noche no tardó en llegar y fue lo más complicado, en ese momento las bestias mágicas comenzaron a salir de sus refugios, y digamos que bajo rango para Bran eran criaturas que medían casi dos metros.
La oscuridad de la noche no me permitía visualizar el aspecto de las bestias, miré como uno de pelaje grisáceo se acercó al árbol al que me había trepado.
—Maldición… —Las bestias mágicas tenían mejor olfato que los animales comunes. Esa criatura atacó dando un puñetazo al tronco, sentí como las ramas temblaron bajo los presión. —Solamente tengo que agarrarlo y lanzarlo —no había motivo de bajar de mi refugio, pero debía defenderme de esa cosa. Extendí un poco la mano, inhalé y luego exhalé, en mi palma se formó un aura blanquecina, parecía neblina. Hice un movimiento con la mano y me sorprendí cuando la bestia comenzó a levitar más de lo que quería, estaba volando literalmente. —¿Qué hago ahora?, si supiera como lanzarlo.
Entonces, tuve una idea e hice un movimiento nuevamente con la mano, como si fuera a arrojar una piedra, e impresionantemente funcionó.
—Guau, no sabía que funcionaba de ese modo —lo volví a intentar con las otras bestias que iban acercándose, pero no eran dañadas ya que sus cuerpos eran duros. Debería preguntarle a Bran como mejorar en el ataque, defenderme podía con eso de «agarrar, y lanzar».
Al siguiente día, segundo día en ese bosque de mierda. Sentía los párpados pesados, y en cualquier momento podía desmayarme; aunque en mi anterior vida pasaba horas e incluso días sin dormir son problema alguno.
El día anterior marqué el camino al rio, nuevamente volví a pescar con mi magia y como las ramas estaban secas pude hacer fuego luego de frotar dos rocas, ni siquiera esperaba que esa vaina funcionará, pero al menos esos tutoriales que me aparecían en mi lista de recomendados ayudó en algo.
—Debería ponerme a hacer ejercicio, ¿creo? —Estar solo en un sitio como ese, provocaba un poco de locura, supongo que yo era una persona muy sociable, y quedarme sin hablar era aburrido.
En ese momento una bestia me sorprendió saltando sobre mí, caí al agua y sentí un horrible dolor en el pecho. Saqué la cabeza del agua, respirando profundamente y frente a mí con una actitud amenazadora estaba lo que parecía un oso, debía ser de unos tres metros. Con desesperación mandé a la bestia a volar lejos de mi, pero al intentar ponerme de pie volví a sentirme horrible, fijé mi vista en el agua notando el tono rojizo mezclándose y luego miré mi pecho, en el había una herida de una enorme garra, me puse nerviosa. Sin embargo al escuchar al oso de nuevo volví a ponerme alerta, salí del río para correr mejor y alejarme de ese sitio, pero esa cosa saltó como si fuera un conejo gigante y se posicionó delante de mi, impidiéndome el paso.
Nuevamente volví a lanzarlo lejos de mi con la magia de control, pero me alcanzó en menos de dos segundos, con una de sus patas me embistió, choque contra la corteza de un enorme árbol y por un segundo, sentí como si mi vida se fuera. Abrí los ojos lentamente, esa bestia venía corriendo hacía mí, en ese momento no supe cómo reaccionar, y simplemente cerré mi mano en un puño, y el sonido del cuerpo inerte me hizo volver a la realidad.
—¿Qué pasó?, —me acerqué con cautela, mi pecho seguía sangrando dejando marcas en el suelo. Debajo del cuello de la bestia había una enorme marca rojiza… —¿Lo asfixié, cómo?
El resto del tiempo en el que estuve en el bosque fue tranquilo, las bestias mágicas no quisieron volver a acercarse a mi luego de matar a ese oso, la verdad eso me facilitó sobrevivir, porque no podía aguantar otro ataque cuando estaba herida a tal magnitud. Al principio no parecía tan profundo, pero sin la atención necesaria me dio fiebre y estaba temblando horrible.
Mientras pensaba que hacer para desinfectar correctamente la herida, escuché como si alguien me hubiera llamado.
—Buuu, —Me sorprendí al ver a Bran, él también lo hizo cuando notó la enorme herida en mi pecho. —No pensé hallarte en ese estado, pero felicidades por sobrevivir.
Volteé los ojos mientras miraba alrededor, Bran usó magia para llegar como la vez pasada, me preguntaba cómo funcionaba ese tipo de magia.
—Deme su mano, la voy a llevar a casa.
«Casa», no existía un sitio como ese, no en ese mundo. Suspiré poniéndome de pie y dándole la mano pero antes de alcanzar la suya me desplomé, mi vista comenzó a oscurecerse y por un momento me sentí en un vacío sinfín.
Me desperté sobresaltada, miré en derredor reconociendo mi habitación en pocos segundos, luego miré a Iruen, él estaba sentado concentrado en un libro, cuando se dio cuenta de que me desperté, se acercó mostrando una leve sonrisa.
—¿Te sientes bien? —él colocó su mano un momento sobre mi frente. Nuestras miradas se encontraron y sentí un leve hormigueo en el pecho.
—Sí, creo —dije recordando las escenas violentas, suspiré feliz de no haber muerto.
—Bran, ese maldito viejo por poco me deja viudo. —Iruen mostró sus dientes, me quedé procesando unos segundos antes de dejar salir una carcajada. Su humor se estaba haciendo más raro. —Cierto, tuve que poner una excusa para ti con la señora Paulette, me debes un favor.
—¿Eh?, te siento extraño hoy. —Intenté sentarme pero el dolor me lo impidió.
—No deberías esforzarte por unos días, gracias a la píldora de curación no quedará ninguna cicatriz, así que no te preocupes.
—Entiendo. —Él me arropó mejor antes de ordenarme volver a dormir para descansar mejor. Embocé una sonrisa antes de cerrar los ojos y permitir que mi mente divagara.
Volví a soñar con Mariela, sin embargo yo era espectadora en esa situación, era como una vista a mi anterior vida. Ella se hallaba en su habitación, la reconozco por los posters de hello Kitty, estuve varias veces en su casa. Su mirada estaba perdida y a su lado había una botella de alcohol, varios sobres con un polvo blanco y un frasco, que se utilizaba para las jucas.
Sentí una tristeza, pero supongo que no podía empatizar con ella, no sabiendo que era su culpa que yo llegara a ese sitio.
En ningún momento el estuvo enamorado de Elena, solo le gustó
sigue sin gustarme el duque, por qué no aclara las cosas desde el principio y se hace la víctima
Debe salir conocer mejor donde está, seguir con sus negocios, aprender magia y combate cuerpo a cuerpo, entrenar físicamente.
Salir de ese matrimonio, que lo único que hace el duque es actuar de manera inmadura. ni el sabe que siente..
Cuando va dejar al duque, se deja envolver por él