Del Odio Al Amor

Una vez en la clínica Fernando se apresuró a atender a Sofía, mientras Adrik iba detrás de ellos.

— Señor, Ivanov no puede entrar a esta área. — dijo Fernando molesto.

— No me interesa tu opinión, ella es mi esposa y, por lo tanto, puedo entrar con ella.

Ante el argumento de Adrik a Fernando no le quedó de otra que dejar pasar a Adrik, Cecilia le lanzó una mirada de aprobación a Fernando y ambos hombres entraron a una de las habitaciones de la clínica, Sofía recobro el conocimiento tiempo después.

— Cómo está mi bebé?. — pregunto Sofía bajo la mirada penetrante de Adrik.

— Tu bebé está bien Sofía, pero debes guardar reposo, ya que puedes perderlo. — explico Fernando.

— De qué hablas, no puedo perder a mi hijo, él es lo único que tengo en esta vida. — dijo Sofía entre lágrimas.

— Lo recomendable es que ya no tengas más sobresaltos, deberías quedarte en casa por un tiempo en lo que pasa el peligro.

— Doctor!, dígame qué necesita mi esposa para poder conservar a...— Adrik hizo una pausa prolongada.

— Para conservar a su hijo?. — pregunto Fernando.

— De usted, solo que me deje en paz. — respondió Sofía.

— Ella solo necesita reposo y que esté tranquila, su embarazo ha sido un milagro, ya que sobrevivió al accidente que tuvieron los dos.

— Estabas conmigo en el accidente?. — pregunto Adrik asombrado.

— Así es, Sofía estaba contigo, que raro que no lo supieras.

En realidad Adrik no había querido escuchar a nadie y cuando le iba a hablar de Sofía él lo prohibía, así que de ella no le importaba nada, pero ahora las cosas eran diferentes, ella estaba embarazada y el niño podría ser de él, así que mientras el niño naciera él se haría cargo de todo.

— Mandaré a adecuar la casa donde vivíamos para habitarla apenas te den el alta.

— No quiero vivir contigo, Cecilia puede cuidarme. — respondió Sofía.

— Eso no pasará, de ahora en adelante vivirás conmigo, si ese niño es mío no permitiré que le pase nada.

Sofía no quería discutir, ella sabía que si se alteraba podía perder a su hijo, así que simplemente cerro los ojos, respiro profundo y espero a que trajeran la máquina para hacerle la ecografía la cual no tardó mucho en llegar, Fernando intento ayudar a Sofía a subir un poco su camisa, pero Adrik no se lo permitió.

— No toques a mi esposa, yo la puedo ayudar. — dijo Adrik deteniendo en el aire la mano del doctor.

— No es necesario, yo puedo sola. — dijo Sofía levantándose ella la camisa.

— No hagas mucho esfuerzo, yo te ayudo. — respondió Adrik.

Por unos instantes sus miradas se conectaron y un sutil recuerdo apareció frente a Adrik, en Sofía y él estaba haciendo el amor y Sofía le decía "te amo", Adrik reprimió ese recuerdo y volvió a ser el hombre frío de siempre.

— Ok Sofía debo ponerte este gel en el vientre, puedo señor Ivanov, o también quiere hacerlo usted?. — comento Fernando.

— No, hágalo usted. — Adrik se dio la espalda, había un sentimiento diferente en él, y estaba muy confundido.

— Bien Sofía veamos a tu bebé, a ver pequeñín..., mira Sofía aquí está, ... se ve muy sano, tiene movimientos, ahora escucharemos su corazón.

La habitación se llenó del sonido más maravilloso que jamás volverán a escuchar, era el corazón de su bebé latiendo con fuerza, como diciendo "aquí estoy los necesito", Sofía estaba muy conmovida y Adrik que en un momento estaba de espaldas se volteó a ver a la pantalla fijamente, con una expresión indescifrable.

— Bien, todo está bien con el bebé, ahora solo queda descansar y tener mucho reposo, estoy seguro de que Cecilia podrá sola con el bufete, ella es realmente increíble.

Adrik se quedó pensativo al escuchar las palabras de Fernando al referirse a Cecilia, no le dio más importancia y salió de la habitación con su cabeza hecha un lío.

— Mi amiga está bien?. — pregunto Cecilia al ver a Adrik.

— Si, ella está bien, está noche la dejarán en observación.

Sin decir nada más Adrik salió del hospital, su cabeza estaba hecha un lío, había imágenes reproduciéndose en él, en las cuales Sofía le decía te amo, en algunas estaban haciendo el amor, en otras estaban haciendo cosas triviales, esa mujer si sabe cómo engañar, pensó Adrik conduciendo de regreso a su oficina.

El resto del día se la paso metido entre papeles, no quería seguir pensando en Sofía, su teléfono sonó y no era otra que Claudia, sin ganas contesto.

— Dime?.

— Veo que estás de mal humor, solo quería invitarte a comer. — dijo Claudia sin rodeos.

— Está noche no puedo. — respondió Adrik impaciente.

— Ok, entonces mañana.

— No sé si pueda, yo te aviso cuando te pueda ver.

Adrik colgó el teléfono dejando a Claudia hablando sola, cosa que a la mujer no le gusto.

— Solo te soporto por tu dinero, pero cuando le ponga las manos encima a la fortuna Ivanov me desharé de ti. — pensó Claudia en voz alta.

— Veo que mi cuñadito te rechazo. — comento Alina sonriendo.

— Vete a la mierda, no sabes cuánto los odio, tanto a tu hermana como a Adrik.

— Deja de ser tan estúpida y disfruta de ese bombón, ojalá yo pudiera acercarme a él.

— No te lo voy a negar, Adrik sabe cómo moverse en la cama.

— No lo dudo, pero aún no logras embarazarte y eso sí me preocupa.

— Deje de cuidarme hace mucho tiempo, cada vez que puedo estoy con él, pero nada no hay manera.

— Deberás hacerte un chequeo no vayas a salir estéril.

— Deja de molestar, mejor dime qué tienes planeado para la estúpida de Sofía.

— Eso es una sorpresa, solo te recomiendo que veas los periódicos de la mañana.

— Eres muy mala, tu pobre hermana no te ha hecho nada.

— Gracias a esa estúpida, me tocó acostarme con muchos hombres asquerosos, solo para lograr lo que tengo ahora.

— Si una enfermedad incurable que te matara poco a poco.

— Cállate!, no hables de eso!. — gritó Alina exasperada.

La verdad por su vida de promiscuidad Alina adquirió una enfermedad de transmisión sexual mortal, la cual descubrió cuando era demasiado tarde para tratarla, ahora solo vive para vengarse de Sofía y Adrik.