La Última Promesa

   Mis ojos se posaban sobre los hermosos ojos azules de Simón,era de un azul profundo que hechizaban con sólo verlo, perfectos en su totalidad. Nisiquiera podía notar sus labios desparejos o esa cicatriz que pasaba sobre su párpado derecho hasta alcanzar su mejilla. Todo a mi alrededor se quedó en completo silencio o tal vez sólo pasaba en mi interior, de todas formas eso me gustaba. Es la primera vez que siento tanta paz y tranquilidad al mirar a los ojos de una persona. No quiero dejar de sentirme así, pero escuchar la voz de Simón hablándome de nuevo hacen que reaccione de mi sueño despierta.

 _Alice aguarda, te llamé 2 veces y creo que no me habías escuchado. Es por eso que tomé tu brazo, lo siento. -con voz cálida y amable añade-  ¿ese sujeto te incómoda verdad?

    No podía creerlo, él era el único que lo había notado. Pero, ¿cómo es posible? ¿acaso Simón me estaba observando o simplemente pasó por cerca de la mesa en donde ese tipo estaba sentado y escucho sus palabras hacía mi?.  Esa tranquilidad que había sentido hace unos momentos atrás se desapareció debido a las incesantes preguntas que me autorrealizaba en mi mente. El bar acumulaba gente con el correr de las horas y nadie, absolutamente nadie notaba mi incomodidad ni escuchaba la forma en la que ese desagradable sujeto me hablaba.

 _Simón ¿cómo?, en realidad yo…

   De mi boca solo salían palabras que ni llegaba a completar debido al caos que había en mi mente. Noce exactamente que responder, ni de que manera hacerlo, Simón no es justamente el tipo de hombres que reacciona a estos problemas con serenidad. Recuerdo que hace un par de semanas golpeó a un sujeto que había bebido de más Y estaba acosando a una chica que se encontraba aquí con sus amigas. No le importó que el tipo estuviera ebrio, Simón no dejo que la situación siguiera y se saliera de la raya. Golpeó a alguien que acosaba a una chica estando ebrio, que podría evitar que golpee al idiota que estoy atendiendo, cuando este está totalmente sobrio. 

_Vamos Alice dime, ¿te está incomodando ese sujeto, o te ha dicho algo malo? No soy tonto algo sucede con ese sujeto y dudo que sea algo bueno. -Dice mientras aún me sujeta del brazo de manera delicada-.

_No es nada que no pueda controlar, descuida se irá pronto. Y no te olvides que es nuestro trabajo atender a los clientes.

  Le respondo con una sonrisa en mi rostro, intento mostrarle mi mejor sonrisa aunque no tenga intenciones de sonreír.

 _Eres pésima mintiendo, ¿sabes?, además he notado que cada que intentas mentir mueves los dedos de tu mano derecha. Así que dame eso -toma la libreta de mis manos- yo me encargaré de atender a ese idiota desde ahora en adelante. 

   Al terminar de hablar él se retira a buscar la orden de ese tipo y se la lleva. Lo sigo con la mirada y noto la cara de decepción y enojo que coloca Mike al ver a Simón, el cuál le entrega lo que ordenó. Veo que ambos intercambian palabras por unos minutos, aunque fue corta la charla noté que Simón no había tomado nota de pedido. Por lo que llegue a la conclusión de que hablaban de otra cosa o que ya no ordenaria nada, además vi como Mike había arrugado la frente cómo si estuviera molesto y apretaba los dientes al hablar con Simón. Definitivamente Mike no iba a pedir nada más, porque colocó dinero en la mesa. Al ponerse de pie rápidamente me ubicó con la mirada y de manera casi desapercibida lanzó una media sonrisa en la cuál se notaba la malicia en su interior, esto me incómodo y el notar que me puso nerviosa fue cómo un premio para él. Luego de eso tomó su abrigo y se marchó rápidamente del lugar.

 _Simón, ¿que sucedió? - Le pregunto mientras me acerco a él-. ¿Porqué se marchó así tan de pronto, de que hablaron? -Simón me mira a los ojos y sonríe maliciosamente-.

_Digamos que ese imbécil no aparecerá aquí por un tiempo, me encargué de dejarle en claro un par de cosas. Si ves a ese sujeto de nuevo por aquí o rondando al rededor, solo me avisas ¿de acuerdo?.

_Pero acaso no me dirás que le dijiste, uf vamos Simón que le has dicho, ¿cómo es posible que no vaya a aparecer aquí por un largo tiempo? 

  Insisto con mis preguntas mientras lo sigo hasta la cocina, pero no puedo seguir preguntándole nada más porque escucho la voz de Carla a los lejos diciendo que debíamos de darnos prisa y no hablar tanto. Simón al escuchar a Carla y darse cuenta de que ya no podré acosarlo por un buen rato con mis preguntas, me sonríe de manera burlona y lanza un beso hacia mi dirección. De manera casi inmediata se da cuenta de lo que inconscientemente hizo y su rostro se vuelve rojo, por lo que rápido me da la espalda y se adentra a la cocina. Me quedé helada ante este gesto y no podía saber que significaba ese tipo de reacción en él, pero no me podía quedar pensando en eso. 

   Mientras me dirijo a atender otras mesas, no dejo de pensar en lo que había sucedido.  La noche siguió en paz, no estaba nadie molestando como para poder joder la paz del lugar. La ausencia de Sarah también ayuda a que mi primera noche como mesera, sea mucho más tranquila.