Ella necesita un esposo para poder obtener la herencia que le dejó su abuelo, a él le quieren imponer un matrimonio. Un momento de confusión los hará conocerse y él aprovechará esa oportunidad para escapar del matrimonio que no desea, sin saber que gracias a ella también obtendrá la libertad que tanto ansiaba.
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El fin de una mentira
Elena y Marcos seguían metidos en sus planes y no iban a quedarse de brazos cruzados mientras Annia se acercaba cada vez más a su herencia. Así que dos semanas después de las primeras fotos y habiendo conseguido varias más en las cuales Annia siempre se veía subiendo o bajando del automóvil e incluso un par en las cuales se podía ver a la joven meter la cabeza por la ventanilla y besar a quien estaba en el interior del mismo. Decidieron actuar, llevando a cabo su plan de humillarla públicamente, tanto ante sus compañeros de trabajo como delante de su esposo.
Esa mañana, cuando Annia llegó a la empresa, Elena y Marcos estaban listos. Habían planeado cada detalle, esperando el momento adecuado para lanzar su ataque. Annia caminaba hacia su oficina cuando Elena la interceptó.
-¡Vaya, miren quién ha llegado!- exclamó Elena en voz alta, atrayendo la atención de todos los presentes- La esposa perfecta, ¿no es así?
Annia se detuvo, desconcertada por el tono y las palabras de Elena.
-Elena, ¿qué estás haciendo?- preguntó Annia, tratando de mantener la calma.
-Lo que debería haber hecho hace mucho tiempo - replicó Elena, dando un paso hacia Annia con una sonrisa maliciosa en el rostro- ¿Por qué no les cuentas a todos cómo llegaste al trabajo esta mañana? ¿En qué coche venías?
Marcos se unió a la conversación, su voz goteando sarcasmo.
- Oh, ¿no lo saben?- dijo dirigiéndose hacia todos los que estaban en ese momento en la recepción- Annia llegó en el coche del dueño de la empresa. Sí, señoras y señores, nuestro querido jefe.
La multitud murmuró, las miradas de curiosidad y desdén comenzaron a dirigirse hacia Annia. Sentía cómo sus mejillas se sonrojaban, pero mantuvo la cabeza alta.
-Eso es mentira- dijo Annia, tratando de sonar firme- es solo un coche de traslado- mi esposo lo envió para recogerme.
Elena soltó una carcajada burlona.
-¿De verdad esperas que creamos eso? ¿Tu esposo?- espeto Elena- No, querida, todos sabemos que ese es el coche del dueño, y por dueño nos referimos al señor Williams. Ahora, yo pregunto ¿Qué hacias tú subiendo al coche de un hombre tan rico y tan mayor?- Annia no podía creer lo que esos dos estaban diciendo.
Marcos se cruzó de brazos y añadió:
-Pobre de tu marido, Annia. Tan ingenuo. No sabe que su esposa lo está engañando con un viejo por dinero. Es patético.
Annia sintió una ola de desesperación. Quería gritar, llorar, defenderse, pero las palabras de Elena y Marcos parecían atrapar todas las suyas. Decidió que lo mejor era mantener la compostura.
-Esto es ridículo. No tienen idea de lo que están diciendo- dijo Annia, con voz temblorosa pero decidida.
Elena dio un paso adelante y, sin previo aviso, le dio una bofetada a Annia. El sonido resonó en el vestíbulo, dejando a todos en silencio.
-¡Eres una mentirosa!- gritó Elena, con sus ojos llameando de ira- ¡Todo este tiempo has fingido ser alguien que no eres!¡No eres más que una cualquieta!
Annia se tambaleó por el golpe, pero se mantuvo en pie. Sus ojos se llenaron de lágrimas, no por el dolor físico, sino por causa de la humillación y la injusticia de la situación.
James, quien había presenciado la escena desde una distancia, decidió que era el momento de actuar. Rápidamente sacó su teléfono y envió un mensaje urgente a Kyle.
** Necesitas bajar ahora. Es urgente**
Kyle, que estaba en su oficina revisando unos documentos, vio el mensaje y sintió un nudo en el estómago. No dudó en salir corriendo hacia el vestíbulo, con el corazón latiendo rápidamente.
Cuando llegó, la escena que vio lo dejó atónito. Annia estaba de pie, con la mejilla enrojecida y lágrimas en los ojos, rodeada por sus compañeros de trabajo que susurraban y la miraban con curiosidad. Elena y Marcos estaban frente a ella, con sonrisas triunfantes en sus rostros.
Kyle se abrió paso entre la multitud y se acercó a Annia, poniendo una mano protectora en su espalda.
-¿Qué está pasando aquí?- preguntó con voz firme, mirando a Elena y Marcos con furia contenida.
Elena se cruzó de brazos y sonrió con suficiencia.
-¡Pero miren quien llegó- exclamó Elena, contenta de que Kyle estuviera allí para ver todo aquel circo - Estamos desenmascarando a la mentirosa que tienes por esposa. Ha estado usando al señor Williams para su beneficio, subiendo a su coche como una... bueno, ya sabes.
Kyle sintió una ola de ira subir por su cuerpo. Se giró hacia Annia, que lo miraba con ojos llenos de lágrimas y dolor.
-¿Estás bien?- le preguntó suavemente.
Annia asintió, apenas pudiendo hablar.
- Sí, estoy bien.
Elena, viendo una oportunidad, sacó su teléfono y mostró una foto a Kyle. Era una foto de Annia subiendo al coche del dueño de la empresa. La multitud murmuró más fuerte al ver la imagen.
-¡Ahí tienes! - exclamó Elena triunfante- Es la prueba de que tu esposa te está engañando. ¿Qué tienes que decir sobre esto?
Kyle miró la foto y luego miró a Annia. Ella estaba afligida y desconcertada, claramente no entendía cómo había ocurrido esto.
-¡No es cierto! Te juro que nada de lo que dicen es cierto- exclamó con angustia la muchacha mientras algunas lágrimas seguían rodando por sus mejillas.
Kyle rompió el silencio diciendo:
- Es cierto que ese es el coche del dueño de la empresa.
Elena sonrió, saboreando su victoria.
-Bueno, al menos lo aceptas- dijo Elena, satisfecha por la respuesta de Kyle- Tu esposita te está engañando con un anciano y por dinero. ¡Qué vergüenza!
Kyle negó con la cabeza.
-No, Elena. Annia no me está engañando.
Elena frunció el ceño, confundida.
- ¿Cómo puedes decir eso? La prueba está justo ahí- espeto Marcos.
Kyle se giró hacia James y le hizo un gesto. James, entendiendo la señal, dio un paso adelante.
-Es hora de aclarar las cosas. James, ¿podrías hacerme el favor de presentarme adecuadamente?
James asintió y dando un paso al frente miró a la multitud que estaba como espectadora de toda la situación.
-Permítanme presentarles al nieto del dueño de la empresa, Kyle Williams, el nuevo CEO.
Un silencio cayó sobre la multitud. Las miradas de asombro y confusión se dirigieron a Kyle. Elena y Marcos estaban boquiabiertos, incapaces de procesar lo que acababan de escuchar. Annia miraba a Kyle, con una mezcla de sorpresa y quizás decepción en sus ojos.
Kyle se volvió hacia Annia, tomando su mano.
-Annia, lamento no habértelo dicho antes. No quería complicar las cosas más de lo que ya estaban.
Annia asintió lentamente, tratando de asimilar la revelación.
- Entonces, ¿todo esto...? - comenzó a decir, pero Kyle la interrumpió suavemente.
- Todo esto fue para protegerte. Y nunca te engañé, Annia. Siempre he sido sincero contigo, aunque no con todos los detalles.
La multitud seguía murmurando, pero Kyle ignoró los susurros. Se volvió hacia Elena y Marcos, sus ojos llenos de determinación.
-No permitiré que sigan acosando a Annia. Esta es mi empresa, y no toleraré más este comportamiento. Si tienen algún problema, pueden tratarlo conmigo directamente.
Elena y Marcos se quedaron sin palabras, entendiendo que su plan había fracasado. La multitud comenzó a dispersarse, susurrando sobre la sorprendente revelación. James se acercó a Kyle y Annia, poniendo una mano en el hombro de su amigo.
-Lo manejaste bien, Kyle. Si necesitas algo, estaré en mi oficina.
Kyle asintió, agradecido.
-Gracias, James. Te debo una.
Con un último suspiro, Kyle se volvió hacia Annia.
-Vamos, salgamos de aquí. Hablaremos más en casa.
La llevó fuera del vestíbulo, ignorando las miradas y los susurros. Una vez fuera, Kyle se detuvo y miró a Annia a los ojos
-¿Te encuentras bien? - le preguntó pasando su mano por la mejilla de la muchacha que aún se veía enrojecida.
-Si, estoy bien- respondió ella- Pero ahora debo irme.
Y sin dejar que él dijera o hiciera algo más salió con pasó rápido, sintiéndose agobiada y aturdida por todo lo que acababa de pasar.