“Primero fue una obsesión... luego, una condena disfrazada de amor.”
Dayana dejó atrás su mundo para perseguir un futuro como estudiante de medicina, sin saber que su destino cambiaría con una sola mirada en un aeropuerto. Suang, un hombre frío, poderoso y marcado por la oscuridad, la quiso solo porque no podía tenerla.
La obligó a ser su esposa, no por amor, sino por capricho.
Pero con el tiempo, algo inesperado comenzó a quebrar su control: el amor. Un amor que llegó demasiado tarde.
Encerrada en una jaula de lujos, Dayana aprenderá que no todos los sentimientos salvan… algunos destruyen.
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#8
Dayana salió de la habitación de Dre después de haberle tomado las pruebas de sangre y orina. Se dirigió hacia el laboratorio para buscar los resultados de las pruebas.
Al llegar al laboratorio, Dayana se acercó a la mesa de recepción y preguntó por los resultados de las pruebas de Dre. La técnica de laboratorio le entregó una carpeta con los resultados.
Dayana abrió la carpeta y comenzó a revisar los resultados. Su expresión cambió de curiosidad a preocupación al leer los resultados. Se sentó en una silla cercana y se tomó un momento para procesar la información.
Los resultados mostraban que Dre tenía un tumor cerebral. Dayana se sintió un golpe en el estómago al leer las palabras. Sabía que esto era un diagnóstico grave y que requeriría un tratamiento intensivo.
Dayana se levantó de la silla y se dirigió hacia la habitación de Dre. Se sentía nerviosa y preocupada por la noticia que debía darle a los señores Su.
Al llegar a la habitación, Dayana se encontró con los señores Su sentados al lado de la cama, mirando a su hijo con preocupación. Dayana se acercó a ellos y les pidió que la acompañaran a una habitación privada.
-Señores Su, necesito hablar con ustedes en privado- dijo Dayana, con una expresión seria. -¿Podrían acompañarme a la sala de conferencias?-
La señora Su se levantó de la silla y se acercó a Dayana, con una mirada de preocupación. -¿Qué pasa, Dayana? ¿Es algo grave?-
Dayana asintió, pero no dijo nada más. -Por favor, señores Su, acompañenme a la sala de conferencias. Necesito hablar con ustedes en privado-
Los señores Su se miraron entre sí y luego se levantaron de la silla. Seguieron a Dayana hacia la sala de conferencias, con una sensación de ansiedad y preocupación.
Dayana miró a los señores Su uno por uno y pudo sentir como su estómago se estrugaba hasta formar un nudo del tamaño de su puño - y-yo..- Dayana apretó los labios y tomo una bocanada de aire- lo siento mucho, señor y señora Su..... Dre...tiene un tumor cerebral- con cada palabra que salió de su boca sentía que se le caía un pedazo de su corazón
La señora Su se desplomó en la silla, su rostro pálido y sus ojos llenos de lágrimas. Comenzó a gritar y a llorar, su cuerpo sacudido por sollozos desesperados.
-¡No! ¡No! ¡No!- gritaba, su voz resonando en la habitación. -¡Esto no puede ser! ¡Mi hijo no puede tener un tumor cerebral!-
El señor Su se levantó de la silla y se acercó a su esposa, intentando consolarla. Pero la señora Su se apartó de él y se tiró encima de Dayana, abrazándola con fuerza.
-¡Por favor, Dayana! ¡Dime que esto es una mentira!- suplicaba, su voz ahogada por las lágrimas. -¡Dime que mi hijo está bien!-
Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió y el señor Lee, el médico jefe, entró en la habitación.
-¿Qué pasa aquí?-preguntó, su voz firme y autoritaria.
Dayana intentó explicar la situación, pero la señora Su no la dejaba hablar. Seguía abrazada a Dayana, sollozando desesperadamente.
El señor Lee se acercó a la señora Su y la tomó suavemente por los hombros. -Señora Su, por favor, cálmese- dijo-Tenemos que hablar sobre el tratamiento de su hijo-
La señora Su se apartó de Dayana y se volvió hacia el señor Lee, su rostro desencajado por la desesperación.
-¿Qué tratamiento?-preguntó, su voz temblorosa. -¿Qué podemos hacer para salvar a mi hijo?- dijo mirando al doctor con ojos brillantes
Dayana estaba a un rincón de la habitación con los ojos cristalizado y con los papeles apretados en sus manos temblorosas contra su pecho. estaba en choc y muy nerviosa.¿ como pudo haber permitido que la situación se le saliera de las manos de esa manera? el doctor lee llegó gusto a tiempo
- Dayana- escuchó y levantó la cabeza - estas bien- preguntó el señor Lee
Dayana respiró profundamente e intento sonar lo más sincera posible- s-si, no.. no se preocupe- dijo finalmente, no podía permitirse montar un mar de lagrimas delante del doctor Lee, sería el colmo
el doctor Lee puso una de sus manos en su ombro- tranquila, se que es difícil...pero con el tiempo te acostumbras- dijo sonriendo intentado darle ánimos a Dayana.
ella sonrió y soltó un suspiro- si, si tiene razón - dijo ya un poco más tranquila. El señor Lee asintió y salió de la sala junto a los señores Su