Sebastián Spencer, exitoso arquitecto y empresario de la construcción, encuentra su vida entrelazada con el carismático empresario de juegos, Luciano Reyes. La trama se complica aún más cuando Sebastián descubre que Melisa, la esposa de Luciano, despierta en él sentimientos inesperados. Entre el diseño de estructuras y el riesgoso mundo de las apuestas, los protagonistas se ven atrapados en un triángulo amoroso que desafía las fronteras entre la arquitectura de sus vidas y los juegos de la pasión, desencadenando una historia llena de secretos, decisiones difíciles y una búsqueda inesperada de la verdadera construcción del amor.
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Una impresión diferente
El sol apenas había comenzado a despuntar sobre el horizonte cuando Olivia se sentó frente a su mesa en la oficina. Con un café humeante a su lado, se sumergió de inmediato en los diseños que debían llevarse a cabo para el proyecto del hotel. Cada detalle debía ser perfecto, desde la disposición de las habitaciones hasta la decoración de los espacios comunes. A medida que las horas pasaban, su concentración se intensificaba, sabiendo que cada línea trazada en papel tendría un impacto en la experiencia de los futuros huéspedes.
Mientras tanto, en el lugar de la construcción, Sebastián supervisaba cada paso del proceso. Con un casco de seguridad ajustado en la cabeza, recorría el sitio, asegurándose de que todo estuviera en orden. Dirigía a los obreros con mano firme, resolviendo cualquier problema que surgiera en el camino. Para él, cada viga levantada y cada pared erguida representaban un paso más hacia la realización de un sueño compartido.
Nicolas, por su parte, se sumergía en la maraña de papeleo legal que rodeaba el proyecto. Revisaba minuciosamente cada documento, asegurándose de que todos los permisos estuvieran en regla y de que se cumplieran todas las regulaciones necesarias para el funcionamiento del hotel. Su mente analítica y meticulosa era un activo invaluable para el equipo, garantizando que nada quedara al azar en el camino hacia la apertura del establecimiento.
Mientras tanto, en un ambiente diferente, Luciano se ocupaba de sus propios negocios, los cuales para él eran mucho más importantes que los hoteles, estos eran solamente una manera de justificar las ganancias que obtenía de sus otros negocios que no eran demasiado legales. Con una mente astuta y una determinación inquebrantable, supervisaba el funcionamiento de sus casinos y otras empresas con mano de hierro. Había decidido delegar la responsabilidad de los hoteles en manos de sus socios, confiando en su capacidad para llevar a cabo el proyecto mientras él se concentraba en otros aspectos de su imperio.
A medida que el día avanzaba, cada uno de ellos se sumergía en su trabajo con pasión y dedicación. Aunque sus roles pudieran ser diferentes, compartían un objetivo común: llevar a cabo un proyecto ambicioso que dejaría una marca indeleble en la industria hotelera. Y en ese día de trabajo arduo, cada paso dado los acercaba un poco más a hacer realidad ese sueño compartido.
Con el sol descendiendo en el horizonte y el aire cargado de emoción, Sebastián se encaminó hacia la oficina de Olivia con paso decidido. Golpeó suavemente la puerta antes de entrar, encontrándola absorta en sus bocetos y planos.
-Olivia- dijo con una sonrisa, captando su atención. -Creo que es hora de que veas lo que hemos estado construyendo.
Los ojos de Olivia brillaron con anticipación mientras dejaba a un lado sus herramientas de diseño.
-¿De verdad? ¡Eso es maravilloso!
Sebastián asintió con entusiasmo.
-Sí, la construcción está lista. Todo está en su lugar y listo para ser admirado. Pero antes de la gran apertura, pensé que sería importante que tú, como la mente creativa detrás de los diseños de interiores, vieras cómo va quedando todo por allí.- afirmó el joven arquitecto sin dejar pasar por alto la emoción en el rostro de la mujer frente a él.
Olivia se levantó de su silla, su corazón latiendo con emoción.
-¡Por supuesto! Estoy lista para verlo- exclamó ella con mucho entusiasmo.
-Ehhh- dijo Sebastián interrumpiendo aquella emoción obvia- Me temo que así no vas a poder ir- agregó señalando su vestimenta, ya que ella llevaba puesto un conjunto ejecutivo de falda y camisa con tacones de taco medio.
-Oh...entiendo- replicó Olivia apenada- Disculpa, es que me ganó la emoción. Ya que es la primera vez que voy a hacer esto- agregó, el joven sonrió pues comprendía lo que eso significaba.
-No hay problema- le dijo- Lo que podemos hacer es dejarlo para mañana por la mañana- sugirió, ella sonrió satisfecha con la propuesta- De paso Nico nos acompaña.
-¡Me parece genial!- respondió ella- Entonces mañana por la mañana- agregó, luego Sebastián se despidió de la joven y así cada uno continuó con sus labores hasta retirarse a su hogar.
El siguiente día comenzó, para Olivia con mucha emoción y entusiasmo, ya que podría ver algunas de las cosas en las que había trabajado plasmadas en el lugar donde irían.
Al llegar al edificio, lo primero que hizo fue ir en busca de Sebastián, lo encontró en su oficina con Nicolás. Ambos hombres la saludaron con amabilidad y los tres comentaron acerca de la tarea que realizarían probablemente por el resto del día.
Juntos, salieron de la oficina y se dirigieron hacia el lugar de la construcción. El sonido de los martillos y las sierras había dado paso al silencio de la anticipación mientras recorrían los pasillos que pronto estarían llenos de huéspedes.
Al llegar al vestíbulo principal, Olivia contuvo el aliento. Cada detalle que había imaginado estaba allí, desde los muebles elegantes hasta la iluminación perfectamente ajustada. Un nudo se formó en su garganta mientras caminaba por los espacios que antes solo había visto en sus sueños.
Sebastián observaba con orgullo su reacción.
-¿Qué piensas?- preguntó
Olivia se volvió hacia él, con los ojos brillantes de emoción.
-Es perfecto. Es más de lo que había imaginado. Se ve mucho mejor que en mi mente- acotó la joven.
Sebastián sonrió ampliamente.
-Eso es fantástico. Ahora, solo queda el toque final antes de que abramos nuestras puertas al mundo.
Olivia se había vestido para la ocasión con un atuendo que irradiaba elegancia y sofisticación.
Mientras recorrían juntos la construcción del hotel, Nicolás no pudo evitar notar la elegancia natural de Olivia. La manera en que su ropa se ajustaba a cada curva con gracia y cómo su porte denotaba seguridad y determinación no pasaron desapercibidos para él.
Sebastián, por su parte, también notó la presencia de Olivia de una manera distinta. Observó cada detalle de su atuendo, impresionado por la elegancia y el estilo que irradiaba , la joven iba vestida de manera sencilla y casual con unos jeans de color negro, una camisa azul y unas vans que le brindaban la comodidad justa, el cabello recogido en una cola alta. Aunque su enfoque estaba en el trabajo, ninguno de los dos jóvenes pudieron evitar detenerse por un momento para apreciar la belleza de la mujer que lo acompañaba.
Días después, encontrándose en la oficina, compartiendo una charla íntima con su amigo Nicolás, Sebastián mencionó casualmente su impresión sobre Olivia.
-Luciano es realmente afortunado de tener a una mujer tan hermosa a su lado- admitió, reconociendo el impacto que la presencia de Olivia tenía en quienes la rodeaban.
Nicolas asintió, compartiendo su sentimiento.
-Sin duda alguna. Olivia no solo es bella por fuera, sino que su inteligencia y su pasión la hacen aún más cautivadora.
Con una sonrisa de complicidad, los dos amigos reflexionaron sobre la suerte de Luciano de tener a una mujer como Olivia a su lado, sabiendo que su belleza iba mucho más allá de lo superficial.