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Capítulo 5
El traqueteo desde la cocina llegó hasta la habitación, como la puerta de la habitación se encontraba medio abierta, el sonido aunque bajo, era audible.
Apartando la suave cobija que lo cubría, Emmett bajó hacia la cocina, el aroma de los ingredientes que provenía desde el lugar, era notable.
De pie delante de la estufa, Yeisan revolvía el contenido de la cacerola con sumo cuidado.
"¿Qué crees que estás haciendo?"
Ante la voz molesta, Yeisan se sobresaltó.
"Me aseguré de bajar las persianas", respondió de inmediato.
"Ya te había dicho que dejaras de hacer eso", reclamó el alfa.
Más que alguien quedara atemorizado por el ruido de los objetos o ver las cosas moviéndose por voluntad propia, era molesto recibir esta clase de atención por parte de Yeisan.
Pudo soportarlo las primeras veces en su primera reencarnación porque no entendía que ocurría, no obstante, después de unas semanas, le pidió a Yeisan no volver a hacer algo así, porque lo hacía sentir enfermo ver su atención y preocupación hacia él.
Pero se encontraba con esta clase de situación de vez en cuando a pesar de su negativa.
Pese a que le dijo que se detuviera, Yeisan tomó un plato hondo para servir el contenido de la cacerola y lo dejó sobre la mesa.
"Solo es un poco de sopa para la resaca, te sentirás mejor cuando lo bebas", explicó Yeisan acomodando los cubiertos al lado del plato de sopa.
Ambos se quedaron de pie mientras se miraban el uno al otro, Yeisan entendía que era inútil hacer esto, y sabía que Emmett se negaría e iría del lugar.
"Por favor", pidió Yeisan mirando al alfa.
"Por favor", volvió a pedir.
Suplicar era su último recurso, y aunque pareciera mentira, esto terminaba por funcionar, así se demostró cuando Emmett se sentó en el asiento del comedor y empezó a comer del plato de sopa.
Durante todos estos años, Yeisan aprendió muchas cosas, ya que tenía bastante tiempo libre, una de ellas fue aprender a cocinar, algo que en su primera vida nunca había hecho, no tenía el sentido del olfato ni del gusto para probar su preparación, así que era muy preciso y cuidadoso al momento de calcular los ingredientes que ingresaban en las diferentes preparaciones.
Viendo a Emmett comer de lo que había cocinado, lo hizo sentir feliz y una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios.
"Sabe horrible"
Pero su felicidad duró poco tiempo al oír la queja de Emmett.
El alfa apartó el plato de sopa con disgusto y se levantó del asiento.
"Perdón, creí que sabría bien...", se disculpó Yeisan con tristeza.
Se sentía tan inútil por no poder hacer algo tan sencillo como una sopa, Yeisan recogió el plato de la mesa y caminó hacia la estufa para levantar la cacerola; cuando acercó su mano para tomar la cacerola, una fuerza lo jaló del brazo y lo apartó de la estufa.
La mano del alfa sostenía con fuerza su brazo, Yeisan levantó la vista y se encontró con la mirada de Emmett, fue sutil, pero había un rastro de preocupación en los ojos de Emmett.
Al darse cuenta de su acción, el alfa soltó su agarré con un poco de brusquedad.
Sin mencionar palabra alguna, Emmett volvió a su habitación con una clara molestia que se expresó en el fuerte portazo de la puerta.
El motivo del actuar de Emmett, fue debido a que la estufa aún permanecía encendida con el contenido dentro de la cacerola hirviendo.
Algo como esto no lastimaría a Yeisan, pero el alfa lo había olvidado.
Yeisan se quedó ahí de pie tocando con su otra mano el lugar en su brazo que había sido tocado por el alfa.
Eran pequeños actos como estos lo que lo llenaban de esperanza.
...****************...
Los días eran repetitivos, Emmett trabajaba todos los días e iba a divertirse a los clubes privados hasta altas horas de la noche, y como siempre, Yeisan lo esperaba.
La mayor parte del tiempo, Yeisan cuidaba de sus rosas, pero estos últimos días, se volvió cotidiano salir a las calles para asegurarse de que esa persona no apareciera.
Siempre procuraba volver temprano a casa para esperar a Emmett, solo que esta vez, el alfa se había retrasado demasiado tiempo.
No podía quedarse tranquilo mientras esperaba en casa, así que decidió salir en búsqueda de su alfa.
Si le fuera permitido, habría llamado a Emmett a través de un teléfono celular.
Yeisan llegó rápidamente a la calle en donde se encontraban los clubes privados más importantes de la ciudad.
Buscó en varios establecimientos, más no encontró a Emmett.
Tenía un sentimiento ominoso, no quería repetir aquel suceso que sucedió hace bastante tiempo.
Para tener una mejor vista, Yeisan se elevó hasta un punto en el cual tuviera una vista periférica de toda la calle.
El lugar estaba lleno de personas, pero solo le bastó una mirada para reconocer a Emmett de entre las personas.
Fue un alivio poder encontrarlo finalmente, pero ese sentimiento se tornó en temor en un instante.
Emmett caminaba tranquilo por la concurrida calle, en su rostro se reflejaba alegría.
A su lado, un joven omega caminaba paso a paso con él, tenía un semblante relajado y alegre.
Yeisan estaba acostumbrado a ver a Emmett en compañía de alguien más, después de todo era fácil deshacerse de ellos, pero al ver a ese joven, toda esa confianza desapareció.
Ese color de cabello, tan intenso como las llamas del fuego, la contextura de un cuerpo tan familiar, todo era igual a él.
Emmett iba platicando amenamente con el joven omega que acababa de conocer en uno de los clubes.
Él también recordaba a esa persona, y este joven era tan parecido a él.
Fue repentino, mientras caminaban, llegaron a la intersección vial en donde un auto los esperaba, pero de un momento a otro, el joven omega ya se encontraba tirado en el piso cerca de la avenida.
Lo siguiente que se oyó fueron los gritos de las personas que pasaban por ahí, en un rápido actuar, Emmett se lanzó hacia el joven y lo sostuvo para ponerlo a salvo después.
Este acontecimiento trajo la atención de los transeúntes, los que lograron ver lo sucedido mencionaron que el joven cayó como si alguien lo hubiera empujado, pero no vieron a nadie que lo haya hecho.
Emmett sostenía al asustado joven en sus brazos mientras su mirada iba dirigida al causante de aquella atrocidad, Yeisan.