Charlotte que fue engañada por el hombre que juraba amarla, vuelve en el pasado para cambiar su pasado y proteger a su esposo, a quien ella mato con sus propias manos tras haber sido manipulada.
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Capítulo 22- Sorpresa
Ya había pasado tres semanas y tres días desde entonces, Charlotte se encontraba en la casa de su madre; sin embargo, desde que llegó la chica se había mantenido en su habitación, el marqués que trataba de saber qué estaba pasando, nadie quería hablar, ya que ni su hija ni el rey quería hablar, de lo que estaba pasado.
Melisa estaba igual, sin saber nada y del porqué repentinamente Charlotte había regresado en el marquesado, puesto que su hijo no quería hablar.
— Vamos pequeño, debes alimentarte. — Limpia el borde de los labios de Eydan. Ahora mismo los tres se encontraban desayunando, Melisa mira su hijo preocupado al ver que este ni siquiera había tocado la comida.
— Hoy será la ejecución de Edwin. — Killian levanta la cabeza tras las palabras de su madre.
— Lo se madre. — Suspira, hoy sería la ejecución de Edwin, este había pasado semanas en una celda siendo torturado y hace dos días él había dado la fecha de ejecución, Edwin sería ejecutado en la plaza del Reino, dónde iban a ver mucha gente.
— ¿Cuándo va a regresar Charlotte?
— Madre.
— Eydan cariño ve a jugar en el jardín. — El niño obedece levantándose mientras que una doncella se va con él en el jardín. Melisa mira su hijo con una mirada seria.
— No sé lo que está pasando con ustedes, ni tampoco porque de repente Charlotte regresó a su casa, porque ninguno quiere hablar, hoy la fui a visitar, pero ella no me dijo nada de lo que está pasando entre ustedes.
— ¿La fuiste a ver? — Mira su madre. — ¿Cómo está ella? ¿Se encuentra bien?
— No está para nada bien Killian, se encuentra igual que tú, no sé lo que pasó entre ustedes, pero puedo ver que ambos se están lastimando al estar lejos.
— Tú no sabes madre.
— Exacto no se nada, pero lo digo por lo que observó, tú siempre la has amado Killian. — Melisa ríe Levemente. — Todavía recuerdo que de niño siempre te escapabas para ir a verla cuando ella llegaba al palacio con su padre. Y no creo que ese amor que siempre le has tenido podría desaparecer de la nada, querido.
— La amo madre, la amo más que nada en este mundo, pero no es lo mismo si ella no siente lo mismo por mí.
— Charlotte te ama hijo, ella se ha encargado de demostrarlo desde que llegó aquí. Crees que no es así, porque estás lastimado, pero te lo digo como tu madre, ella te ama.
— Madre.
— Aclara tu mente y piensa, porque ella no siempre va a estar esperándote, llegará alguien y cuando por fin vas a recuperarla la perderás, por haber tardado tanto. — Melisa se levanta acercándose a su hijo. — Eres mi hijo Killian y sé que harás lo correcto. — Le da unas palma ditas en el hombro a Killian para retirarse del comedor mientras que Killian se quedaba pensado en las palabras de su madre
Mientras, por otro lado, en el marquesado, Charlotte miraba la ventana en su habitación con las manos cruzadas, Ya había días estando aquí, al principio estuvo esperando los papeles de divorcio pero nunca llegaron.
— Señorita. — La puerta de la habitación se abre mostrando la figura de su doncella. — Traje su desayuno.
— Gracias. — Se sentó en la silla mientras que la doncella puso el desayuno en la pequeña mesa, qué se encontraba en la habitación; sin embargo, apenas tomó la cuchara mirando la comida, unas náuseas invadieron su cuerpo.
— ¡Señorita! — Exclama la doncella al ver como Charlotte corre hacia al baño, la sigue para ver como ella empieza a vomitar. — Señorita. ¿Se encuentra bien?
— Estoy bien, estoy bien. — Sisea, mientras se limpia, hace unos días había estado así de mal, seguro era porque se quedaba en esa habitación desde hace mucho y no salía.
— Quiere que llame a su padre.
— No es necesario. — Charlotte regresa a la mesa. — Puedes retirar la comida, creo que de tan solo verla vomitaré. — Y así lo hizo Victoria.
— Podría ser malo para usted no comer, le traeré algunas frutas.
— No es necesario. — Charlotte lo detiene. — Hoy será la ejecución de Edwin, ¿No?
— Así es mi señora.
— Bien, prepáreme una capa oscura. — Victoria asiente retirándose en la habitación para ir a cumplir con lo pedido.
Mientras que Charlotte aprovecha para tomar un vaso de agua esperando que Victoria y así lo hizo, esta regreso media hora después con la capa oscura.
— Señorita, no es seguro que salga por sí sola.
— No te preocupes, no me pasará nada, no creo que nadie se atreva atacarme a la luz del día. — La doncella suspira.
— Como desea, pero podría pasar por un doctor cuando esté regresando.
— Te sientes mal, si quieres el doctor de la familia puede atenderte, eres mi doncella personal Victoria.
— No es por mí, es por usted. — Charlotte frunce los ceños sin entender. — Usted ha estado mal desde hace unos días.
— Ya te dije, es solo por estar todos los días en esa habitación.
— También lo pensé, pero no es normal que le da náuseas la comida, sospecho qué. — Charlotte frunce el ceño. — Sospecho que usted podría estar embarazada.
— Qué buena broma Victoria. — Está se ríe.
— Señorita.
— No lo estoy, no te preocupes y cuando regrese haré que el señor Filis me atiende. — Esta asiente, Victoria estaba segura de sus palabras, estaba muy segura de que su ama está embarazada, lo que le preocupa ahora era en la relación que se encuentra ella con el emperador.
Charlotte se despide de su doncella despidiéndose con la mano subiendo al carruaje, no tardo mucho en llegar a la plaza donde la ejecución de Edwin ya se estaba llegando a cabo, no había falta decir que había mucha gente para presenciar aquello.
Edwin grita pidiendo misericordia cuando su cabeza fue puesta en la guillotina, pero nadie tomó aquellas palabras, y simplemente lo ejecutaron, sus gritos se cesaron cuando su cabeza se separó de su cuello.
Charlotte, que miraba la escena con una sonrisa de que ese maldito por fin estaba recibiendo su merecido, no pudo evitar sentir un asco terrible al ver la cabeza de Edwin.
Preguntándose a sí misma que le pasaba, ya que ella misma estaba esperando hace mucho, no era posible que su cuerpo reaccionará, así definitivamente debía seguir las palabras de su doncella.
Y eso mismo hizo cuando regresó, el médico se encontraba revisándola mientras que el marqués estaba a su lado.
— ¿Qué le pasa a mi hija? — Pregunta este preocupado ya perdiendo la paciencia.
El médico se levantó terminando con la examinación.
— Felicidades, usted se encuentra embarazada. — Tanto Charlotte como el marqués no pudieron evitarse sorprender.
«Embarazada, estoy embarazada» Se cuestiona así misma sin poder creerlo.