La vida de Valeria da un giro inesperado cuando descubre la infidelidad de su novio, Alex. Desolada y herida, decide marcharse sin decir una palabra, buscando refugio en la casa de su amiga. Alex, al darse cuenta de su ausencia, se embarca en una búsqueda frenética para encontrarla, convencido de que puede reparar su relación. Sin embargo, su mejor amiga, Claudia, está decidida a proteger a Valeria del dolor que su ex le ha causado y se niega a revelar su paradero.
A medida que Alex se enfrenta a obstáculos y a la interferencia de su amante, Valeria comienza a redescubrirse y a sanar. Pero cuando el amor verdadero está en juego, las decisiones del pasado pueden amenazar el futuro.
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Capitulo 13: Un encuentro inesperado
**Sara, cansada de las incertidumbres y de no saber en qué situación quedaba con Alex, decide tomar el asunto en sus propias manos.** Sabía que Alex seguía obsesionado con Valeria, y eso la enfurecía. **Si Alex no se decidía, entonces ella haría que Valeria lo hiciera.**
**Sabía dónde encontrarla.** Después de seguir las pistas que Alex había dejado sin querer en sus conversaciones, Sara había llegado a la conclusión de que Valeria se escondía con su amiga Claudia. **Con una mezcla de rabia y nerviosismo, se dirigió hacia el pequeño café en las afueras de la ciudad, donde sabía que Valeria y Claudia solían pasar el tiempo.**
**Al llegar, divisó a Valeria sentada en una de las mesas, sola, con una taza de café y su mirada perdida en algún lugar más allá de las palabras que escribía en su cuaderno.** Por un instante, Sara dudó. **¿Realmente debía hacerlo?** Pero esa chispa de resentimiento y orgullo herido la empujó a seguir adelante.
**Con pasos decididos, Sara se acercó a la mesa de Valeria y se plantó frente a ella.** El sonido de los tacones resonó en el suelo, haciendo que Valeria levantara la vista, sorprendida al ver quién estaba frente a ella.
—*Así que aquí es donde te escondes,* —dijo Sara, con una sonrisa que intentaba ser irónica, pero estaba cargada de veneno—. *Debería haberlo sabido.*
**Valeria la miró, desconcertada al principio, pero rápidamente su expresión se endureció al comprender de quién se trataba.** Había oído hablar de Sara, sabía que había sido parte del problema con Alex, pero jamás se imaginó que se atrevería a confrontarla cara a cara.
—*¿Qué haces aquí?* —preguntó Valeria, manteniendo la calma, aunque por dentro sentía cómo el enojo comenzaba a arder en su pecho.
—*Vine a hablar contigo,* —respondió Sara, sentándose sin ser invitada—. *Alex no va a volver contigo, Valeria. Tú y yo lo sabemos. Te fuiste y eso es todo. Él está conmigo ahora. Somos felices, y lo mejor que puedes hacer es seguir adelante con tu vida.*
**Las palabras de Sara eran afiladas, llenas de resentimiento y una pizca de inseguridad.** Valeria pudo verlo claramente, y en lugar de sentirse intimidada, comenzó a comprender que Sara estaba más asustada de lo que dejaba ver.
—*¿Feliz?* —Valeria la miró con una sonrisa amarga—. *Si fueras tan feliz, no estarías aquí intentando convencerme de algo que ni siquiera necesito escuchar.*
**Sara apretó los dientes, incómoda por la respuesta de Valeria.** No era lo que esperaba; había imaginado que Valeria se derrumbaría, que se sentiría débil y derrotada, pero en cambio, la veía más fuerte que nunca.
—*Solo quiero ahorrarte tiempo y sufrimiento,* —dijo Sara, cambiando de táctica, intentando sonar más condescendiente—. *No tiene sentido que sigas esperando algo que no va a pasar.*
**Valeria la miró fijamente, con una calma que sorprendió incluso a ella misma.** Después de todo el dolor, de la traición y del caos, se dio cuenta de que no necesitaba pelear con Sara. **El problema no era ella.** Era Alex, y las decisiones que él había tomado.
—*Si Alex te ama tanto como dices,* —Valeria dijo tranquilamente—, *no deberías estar aquí peleando por él. Pero aquí estás, lo que me dice todo lo que necesito saber.*
**Sara quedó sin palabras por un momento, sintiendo cómo la situación se le escapaba de las manos.** Había ido allí con la intención de intimidar a Valeria, de marcar su territorio, pero en cambio, se encontraba cuestionando sus propias certezas.
—*Esto no es una competencia, Sara,* —añadió Valeria con serenidad—. *Si tú eres lo que él quiere, entonces que lo demuestre. Pero yo no me voy a pelear por alguien que no supo valorarme.*
**Sara se levantó, enfurecida por cómo Valeria había dado vuelta la situación.** No había obtenido la victoria que buscaba, y eso la llenaba de rabia. Sin decir nada más, salió del café, dejando a Valeria sola nuevamente.
**Valeria suspiró, observando la puerta por donde Sara había salido.** Se sentía más tranquila ahora, más segura de que había tomado la decisión correcta al alejarse. **No importaba lo que Alex o Sara hicieran, ella estaba lista para construir su vida nuevamente, con o sin ellos.**
**Valeria observó cómo Sara se alejaba del café, su figura se desvanecía entre el bullicio de la calle, pero su presencia seguía pesando en el aire.** Aunque se había mantenido firme, las palabras de Sara revolvieron recuerdos que Valeria había intentado enterrar desde que había decidido marcharse.
**El cuaderno que tenía frente a ella ya no la inspiraba.** Las palabras que había escrito, sus pensamientos, sus emociones, ahora parecían demasiado pequeñas frente a lo que acababa de suceder. **Tomó la taza de café, que aún estaba tibia, y dio un sorbo, intentando calmarse.**
"*No vas a volver,*" se repitió a sí misma, como un mantra que necesitaba creer con todas sus fuerzas. **Sabía que Sara había venido a confrontarla porque, en el fondo, tenía miedo de que Alex aún la buscara.** Y eso le dio una pequeña sensación de alivio, aunque también dejaba una puerta abierta que Valeria no estaba segura de querer cruzar.
**Claudia regresó a la mesa unos minutos después.** Había salido a hacer una llamada y, al entrar de nuevo al café, notó la expresión tensa en el rostro de su amiga. Se sentó frente a ella y arqueó una ceja.
—*¿Qué ha pasado?* —preguntó Claudia, frunciendo el ceño al ver la mirada perdida de Valeria.
**Valeria soltó el aire que había estado conteniendo.** No estaba segura de si contarle o simplemente hacer como si nada hubiese ocurrido, pero la mirada preocupada de Claudia la empujó a sincerarse.
—*Sara estuvo aquí,* —dijo finalmente, bajando la taza de café con un leve temblor en las manos.
**Claudia abrió los ojos, sorprendida.** —*¿Sara?* ¿Qué diablos quería esa mujer?
—*Venía a dejarme claro que Alex está con ella,* —respondió Valeria, jugando con la cucharilla del café—. *Intentó convencerme de que no lo espere, de que me olvide de él.*
**Claudia bufó, visiblemente molesta.** —*¿Y tú le creíste? Esa mujer está tan desesperada como Alex por recuperar algo que ya perdió hace tiempo.*
—*No es cuestión de creerle o no,* —dijo Valeria en voz baja, apoyando los codos en la mesa y frotándose las sienes—. *Es que, de alguna manera, me hizo pensar si realmente quiero seguir esperando algo que tal vez no va a cambiar.*
**Claudia la observó durante un momento, luego alzó la mano y le puso una en el hombro.** —*Val, no tienes que decidir ahora. De hecho, no tienes que decidir nada por Sara ni por Alex. Esta es tu vida. Si necesitas más tiempo para sanar, tómatelo. No tienes que regresar a lo que te hizo daño solo porque Alex esté buscándote.*
**Valeria suspiró, agradecida por las palabras de su amiga.** **Por mucho que Sara intentara manipular la situación, Claudia siempre era ese ancla que la mantenía firme.** Pero las dudas seguían ahí, como una sombra que no podía disipar fácilmente.
—*Es solo que... a veces siento que todavía lo amo,* —admitió Valeria, su voz un susurro cargado de dolor—. *Y no sé cómo dejar de hacerlo.*
**Claudia apretó suavemente su hombro.** —*Amar no es algo que desaparezca de la noche a la mañana,* —dijo con ternura—. *Pero no confundas el amor con lo que es mejor para ti. Si Alex realmente te ama, entonces tendrá que demostrártelo de la manera correcta, no con palabras vacías ni con promesas rotas.*
**Valeria asintió, aunque la sensación de vacío aún persistía.** Lo que más le costaba era aceptar que el amor no siempre era suficiente. **A veces, la persona que amas también es la que más te lastima.**
—*Gracias,* —murmuró Valeria, sintiendo el calor del apoyo de su amiga—. *Por escucharme. Por estar aquí.*
**Claudia sonrió con calidez.** —*Para eso estoy, amiga. Siempre.*
**Y en ese momento, Valeria supo que, aunque el camino por delante aún era incierto, al menos no lo recorrería sola.**