Ian

-Viejo malo, dijistes que esperariás a que yo partiera para poder ir por mi, no pensé que moririas primero, ahora que hago viejo, estoy sola.

La señora lloraba mientras hablaba, su hermana la abrazo diciéndole que no estaba sola.

Ian le dijo a la señora

- está lista para escuchar como se siente morir?

- si.

- Al morir te sientes mas ligero como si estuvieras flotando, vees a las personas de quién quieres despedirte y vees una luz al final de un camino.

-Te dolió viejo?

- Dice que no, al parecer solo se durmió y cuando despertó ya usted lo estaba llorando.

- Viejo no vallas a la luz sin mi

Leticia le dijo a su hermana que no dijera eso, ella amaba a su hermana y no quería que muriera.

- Lety, ya estoy muy vieja y mi compañero ya no está conmigo, siento que mis días en este mundo se están acabando, no te desamparare, mi fortuna será para ti y para mí sobrina.

Y tú jóven, te daré el tesoro más preciado de mi viejo.

está moneda se llama Cénten Segoviano, es una moneda de oro muy valiosa, este será mi muestra de agradecimiento si mi viejo está de acuerdo.

- Tómala Ian, este será nuestro agradecimiento por lo que estás haciendo por nosotros.

- Gracias señor, gracias señora, les pediré una última cosa, antes de que vallan a la luz despidanse de mi.

Ian quiero que le des un mensaje a mi mayordomo y a Leticia

- Diles que no tienen que tener vergüenza de su amor, que vivan y disfruten su momento que el tiempo pasa rápido.

Ian hizo lo que el señor le pidió y el mayordomo y Leticia se quedaron mirando con asombro.

Mi señor siempre con su buen humor, dijo el mayordomo, la señora le agarro la mano a Leticia y la unió con su mayordomo y le dijo

- Es cierto lo que dijo mi esposo, amense que el tiempo pasa muy rápido.

Ellos se quedaron mirando y le hicieron caso a la hermana.

- gracias hermana, yo e amado a este hombre desde la primera vez que lo ví.

los dos se dieron unas miradas de amor y le agradecieron a Ian, la señora busco la moneda y se la entrego.

- Gracias joven, prometo visitarte antes de que mi viejo y yo partamos a la luz.

- Gracias a usted señora, esperaré su visita.

Ian se despidió de todos y se dirigió a su casa, quería enseñarle a la abuela la moneda, pensó en cambiarla en la joyería más cercana, pero la abuela le dijo que mejor fuera a un mercado de colección para que le dijeran cómo cuanto vale la moneda y así hizo.

Llegó a una joyería y el señor le dijo que la moneda valía una fortuna, le ofrecío un precio alto por ella, a Ian le pareció bien pero un espíritu que estaba con el hombre le dijo que no se la diera, que mejor fuera a una subasta, ahí ganaría más.

Ian se quedó con su moneda y salió, el joyero estaba molesto, si se la hubiera vendido hubiera ganado muchísimo dinero.