Soy La Hermana De La Protagonista

Melody Hockey.

La segunda princesa en el Ducado Hockey y la niña bendecida por Dios.

Ese es y será su nombre. Por toda la eternidad.

En un principio, cuando era aún más joven y no tenía conocimiento o un alma racional creí que aquello que hacíais su familia estaba fuera de la moral y era algo inhumano.

Incluso estuvo en desacuerdo y tenía una gran necesidad por conocer a su hermana Meredith.

Pero esa era una fantasía que ahora quería volver realidad.

A los 10 años cuando Melody desarrolló el Maná y fue capaz de usarlo sentía una gran punzada que aceleraba su corazón y exprimía sus pulmones. E incluso podría admitir que su magia era tan fina como un hilo y parecía cortarla con un cuchillo.

Muchas personas a su alrededor especificaron que era debido a su corta edad y no estaban lejos de ello, porque dos años después fue capaz de expandir su Mana y sentir la gran santidad proveniente de Dios correr por sus venas.

Y aquella maravillosa escena había pasado en su cumpleaños frente a las personas mas nobles del imperio. Quienes quedaron maravillados ante la manifestación tan bella y pura que tuvo el poder sagrado que había purificado todo a su alrededor.

O aquello decían los rumores e incluso habían salido en el periódico semanal. Pero era mentira, el aire se había llenado de magia sagrada que luego se convirtió en algo asqueroso y perturbador, pero nadie en ese salón o fuera de él fue consciente de eso.

Ni siquiera la propia portadora del perder.

Melody era feliz al haber manifestado su poder, y ser capaz de manejarlo de una manera perfecta.

Incluso había sido llamada por el templo innumerables veces para tratar con enfermos y hacer conocido su nombre y poder más allá de las fronteras de ese lugar.

Porque Melody Hockey era la bendición del imperio y la hija de Dios.

Pero aquello era mentira.

Ella era una anomalía que fue creada como consecuencia por un pacto indebido e innombrable.

E incluso, ella misma sabía que era y como vivía.

Una vez hace tanto tiempo, Melody fue capaz de curar a los enfermos en el templo cuando fue capaz de controlar su poder, pero las heridas anteriormente sanadas empeoraban e incluso se podrían en el mismo cuerpo de la persona.

Era algo tan asqueroso y repugnante que fue incapaz de seguir tratando a enfermos.

Pero inevitablemente debía hacerlo al ser la santa del imperio, incluso creyó que lo anterior había sido un error debido a su poca experiencia, pero no había sido así.

Las heridas ya sanadas que se veían en perfectas condiciones volvían y de la peor forma, otra vez, incluso peor, los tejidos se desgarraban, la sangre brotaba como agua del cuerpo y en los peores casos gusanos salían de las heridas infectadas y podridas.

Y a los pacientes más graves después de curarse morían de la peor forma y su rostro se volvía sombrío y daban una sensación extraña.

¿Qué sucedía?

Cuando los sacerdotes junto a ella notaban esto no parecían impresionados, e incluso la llevaron directamente junto al sumo sacerdote, quien sonrió macabramente ante tal hecho.

— Pequeña Jovencita, pequeña anomalía inmunda.

¿Qué?

¿Quién se creía esa persona para tratarla de tal manera desagradable?

— ¡¿Qué? ¡¿Acaso no sabes quién soy?!

— Lo sé mejor que nadie princesa, el problema es que usted sepa quién es realmente.

La figura macabra y retorcida sentada bajo la cruz sagrada del señor parecía el mismísimo diablo, incluso podría jurar que llamas escapaban de sus ojos y su cabeza se torcía de una manera inhumana.

— Haré que mi padre te corte la cabeza maldito bastardo.

Melody escupió con rabia, esa cosa rara la había insultado y más allá de eso la había tratado como una anomalía.

La hija de Dios no podría ser rebajada al nivel de una escoria, y mucho menos por otro ciervo de Dios.

— Hágalo, espero que no corte la suya primero.

— ¿Qué?

Melody se impresionó ante las brutales palabras, y el hombre viejo, arrugado y ojeroso se levantó del trono de Dios. Caminando lentamente hacía su persona.

— Una hija de Dios no puede curar a los enfermos, ¿No es eso raro, señorita?

Su sangre se heló.

— Una hija de Dios que solo empeora las heridas e incluso las vuelve cosas incurables, ¿No ha asesinado ya a algunas personas con ese insólito poder?

No, ella no había asesinado a nadie.

— Nadie murió a mis manos, ellos no soportan el poder sagrado.

— Es lo que queremos que el pueblo crea, usted no posee ni una pizca de poder, señorita.

Y finalmente sus dientes se apretaron y su palma chocó contra la mejilla del anciano, ¿Quién era esa persona tan grosera?

— ¡¿Quién te crees tú para dirigirte a mí de esa manera?! ¡Espera la citacion a la horca maldito demonio!

— Será usted la que termine allí, princesa. ¿No había sucedido esto antes?

Y su respiración se cortó, ¿Como ese hombre sinvergüenza sabía todo sobre ella?

— Estoy dispuesto a ayudarla, si la princesa está dispuesta a escucharme.

El silencio reinó en el frío panorama y el lugar sagrado do estaba cubierto de oscuridad e inquietud, no parecía el hogar de Dios. Al contrario, parecía el escondite del diablo.

— Habla entonces.

Melody estaba impaciente, ¿Anomalía? ¿Poco Mana? ¿No era la hija de Dios? ¿Qué estaba pasando realmente?

— La señorita Melody es solo una anomalía, ni siquiera puedo considerarla una humana, ¿No roba usted la vitalidad de su hermana?

Sonrió, pero para Melody aquello fue un insulto.

— ¡Estás equivocado! ¡Ella es quien me roba la vida! ¡El poder! ¡Todo es culpa de ella!

Que impaciencia, toda su vida, desde su nacimiento hasta que su conciencia y memoria habían aparecido siempre había sido mejor que aquella hermana suya, Meredith, poseía poder, poseía Mana, tenía el cariño de su familia, el apoyo del templo y la popularidad en la aristocracia, incluso, había llamado la atención del emperador.

Incluso, dos años atrás cuando se enteró de la cercana relación del futuro Duque de Bailey había propuesto un compromiso con el Joven Aryed.

Todo pertenecía a Melody, incluso la vida de Meredith. Porque ella era la Santa de Dios y ella solo robaba su poder.

¿Por qué decía lo contrario entonces?

— Se equivoca, Señorita, la santa de poder descomunal, es su hermana.

— ¡Cierra la boca! ¡Soy la santa de este imperio! ¡Traeré la vitalidad a estas tierras y bendeciré en nombre de Dios!

— ¿Entonces por qué no es capaz de curar a los enfermos?

Otra vez la sonrisa macabra, que dejaba sus músculos duros y aceleraba su respiración.

— hace siete años, la princesa Meredith desarrolló el mismo Mana que usted, y es capaz de sanar incluso sin activar su Mana.

— ¡Es imposible! ¡Yo soy la verdadera Santa! ¡Yo! ¡Nadie más!

Sus piernas eran incapaces de sostener su cuero y finalmente fallecieron en el suelo, agarrando su cabeza y jalando su cabello tratando de entrar en razón.

Todo aquello que ese hombre decía era mentira.

Mentira.

Mentira.

— No señorita, la princesa Meredith es a quien le roba la vitalidad, y el poder.

— ¡No!, ¡No es posible!

— Lo es.

— ¿Qué…¿Qué puedo hacer? ¡Yo soy la verdadera santa!

— Mátela.

— ¿Qué?

— Asesine, a la princesasa Meredith antes de que cumpla 18 años, y no se ensucie las manos, llénese de pureza y sea capaz de sobrevivir, princesa.

El sacerdote tomó su rostro entre las manos y susurró ante sus ojos. Ganando una sonrisa por parte de la joven.

— ¿Qué ganará usted en esta situación?

— El imperio.

......................

4 años después de aquel suceso, Meredith debería estar cumpliendo 16, ¿No debería ser pronto el día de su muerte?

Melody camino pacientemente por el increíblemente inmenso campo de entrenamiento, con los órganos en su estómago revolviéndose de rabia.

Desde antes de pisar un pie cerca a ese lugar, sintió la brisa del aire fresco e inviables hilos de Mana que cortaban su piel y robaban su oxígeno.

Y entre más se acerca al kiosco de pilares blancos y música fuerte más sentía la presión en sus pulmones. El mana se acumulaba de manera fantástica que hacía estremecer su cuerpo. Era tan llamativo y precioso.

Su poder.

Su increíble poder.

Pronto sería suyo.

Solo suyo.

Cuando Meredith observó a su persona, tembló, su rostro estaba pálido y el flujo de mana aumentó, causando que sus órganos en su interior se comprimieran de dolor.

Pero ese hombre.

Su hombre la estaba sosteniendo, incluso la había sacado de ese lugar.

— Princesa Melody, es de mala educación asistir a un evento sin invitación.

Sus palabras cortantes.

Pero su voz exquisita y deliciosa que maravillaba sus oídos.

Tan bueno.

Se iría, dejó el regalo en una mesa cercana y escapó de ese lugar lleno de pureza.

Sus dientes se apretaron y sus uñas se clamaron en las palmas de su mano. ¿Por qué ella poseía toda esa increíble Mana?

Y ella solo poseía las migajas.

Pero estaba bien, la mataría dolorosamente, y se quedaría con Aryed y la bendición.

......................

Al día siguiente, Meredith seguía reproduciendo en su cabeza la imagen perturbadora de Melody.

Melody.

Una persona que no debía aparecer pronto, pero lo hizo, incluso había aparecido en sus sueños con forma de pesadilla.

Había algo mal en ella, estaba segura.

Pero no sabía que era,

— Princesa.

Aisha entró apresuradamente a su habitación.

— Ha llegado una carta de parte de la princesa Melody.

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Editado.

Atte: Amelie Ross.