El Peso De Tu Mirada.

Penélope y Dennis se quedaron toda la noche en el auto, pero solo uno se había dormido mientras que el otro, prefería observa. Temía que si se quedaba dormida, su acompañante escapara.

Dennis observa dormir a Penélope mientras duerme, con una sonrisa con su dedo índice acaricia la nariz de ella, haciéndole cosquillas.

La dejo dormir y se puso en marcha, cuando recibe un mensaje de Rogelio, sonríe sabiendo que no tendrá problema con que él llegue con su sobrina.

En otro lado Evan se levanta de la cama, mirando el cuerpo de Gloria a su lado sin poder recordar nada de la noche anterior. Confundido y completamente, cansado suspira aliviado al ver que aún tiene la confianza de Rogerio para estar al lado de Penélope.

—¿En dónde estoy? — pregunto mirando a su alrededor.

—En mi auto. — respondió dejando el celular sobre la guantera. — Buenos días. —

—¿Qué hora es? — busca su celular. — ¿Y mi celular? —

—Aquí lo tengo. — se lo entrega. — Croi... Penélope necesitó hablar contigo. —

—¿Sobre qué? —

—Sobre lo que sucedió ayer, no quise propasarme contigo... Sé que estuvo mal, y me arrepiento, pero odio cuando te veo con Evan, no me gusta verte con él. — expresó molesta y con la frente fruncido.

—Alégrete, porque no dejaré de hablar con él. — respira profundo. — ¿Por qué no admites que estás celoso? —

Dennis detiene el auto de golpe, mirando fijamente hacia delante, apretando el volante cierra los ojos y suspira para tirarse por completo hacia atrás y girar la cabeza de lado, para mirar.

Aquella mirada en los ojos de Penélope, están de nuevo mirándolo solo a él, aquellos ojitos que lo dominaron desde que ella tenía 13 años, aquella sonrisa fruncida que siempre lo insultaba y pronunciaba barbaridades, en ovaciones vio como sonríen.

—¿Celos? — preguntmirándolala a los ojos.

—No puede ser... —

—Lo es. — admitió.

—Entiendo, pero Evan y yo no tenemos nada. — Dennis sonríe. — Así que tienes el camino libre, para estar con él. —

—¿Camino libre? — se acomoda en el asiento mirándola. — Gracias. —

—De nada. — Sonríe. — Enserio, te entiendo comprando lo que sientes, Evan es muy lindo, es imposible no gustarle. —

—Espera ¿Qué? —

—Ahora todo tiene sentido, pero no te preocupes puedes estar con él. — habló.

—Pen, no has entendido... —

—¡Dale! Yo sé que te gusta, ahora que me... — la interrumpe.

—¿Eres tonta? — expresó enojada. — ¡¡Penélope, tú me gustas!! —

—¿Qué yo que? No me mires así. — pensó.

Ella se quedó sorprendida, al escucharlo Dennis lo confesó y se sentía menos pasando, ahora tendría que aguantar el rechazó, de ella y aclarar que a él no le gusta Evan. Aunque prefería que lo piense de esa manera para alejarla de Evan.

Dennis no volví a pronunciar palabra y conduce para llevar a Penélope a su casa, en el camino ella intenta hablarle, pero él la mira. Conduce de manera lenta para estar más tiempo con ella aunque no se digan nada, aunque tenga timidez de hablar Dennis nota que sus mejillas están coloradas y sonríe.

Por otro lado, Rogelio se encuentra en una cafetería cerca de estación de autobús, se sienta y ordena una taza de café mientras espera. A los 15 minutos por la puerta entra Fiorela con su aura autoritaria, demostrando su posición económica, mira el lugar y encuentra a Rogelio, toma asiento en frente y de quita las gafas.

—Creí que me dejarías plantado. — sonriendo.

—Jamás, y lo sabes. — le traen una taza fe café.

—Te pedí una taza de café. —

—Yo sé que aún me amas. —

—¿Qué quieres Fiorela? — pregunto molesto. — No es normal que me llames y ahora estamos en una cafetería. —

—Siempre admiré tu manera de pensar. — coquetea. — Quiero que tu sobrina, deje en paz a mi hijo. —

—Creo que Penélope te lo dejó muy en claro, cuando te dijo que eso deberías hablarlo con Dennis. — ella respira profundo.

—No creo que entiendas la magnitud del problema Rogelio. — Ella aparta la taza con asco. — Te seré más clara. No quiero a tu sobrina con mi hijo. —

Esa conversación duró muy poco, Rogelio se quedó mirando la taza de café pensando en las represalias que tendría si no aconsejaba a su sobrina Penélope de alejarse de ella, pero no sería bueno hablar con ella. En cambio tendría que hacerlo con Dennis.

Fiorela salió cuando vio que del otro lado pasaba el auto de su hijo, pero no logró reconocer a su acompañante eso la hace tener un presentimiento, Rogelio sale detrás de ella y se sube a su auto, mirando como ella lo mirada de manera coqueta.

—Solo espero que seas inteligente, con tu sobrina. — pensó, Fiorela mientras se sube a su auto.

En el camino a la casa de Penélope, estacionó el auto del otro lado de la calle, para que no pudieran verlo, el celular de Rogelio sonó y rechazan la llamada de Sofía. No puede hacerse la idea que su sobrina sea atacada por Fiorela y no poder defenderla.

Un auto de color negro se estaciona, y dentro de se baja Penélope del lado del copiloto y Dennis del conductor, suspiro al saber que ella no estaba sola.

Rogelio sale del auto y comienza a caminar en dirección a ellos, pero nota como su sobrina sonríe como cuando estaba con su padre, como cuando era feliz, no se animaba a romper esa felicidad. No se lo perdonaría el mismo.

—¡Tío! — habló sorprendida. — ¿Qué haces aquí? —

—Solo quería visitarte, pero ahora estás cupada. — Le guiña el ojo a su sobrina y ella sonríe. — Pen, me permites un momento con Dennis por favor. —

—Por supuesto tío. — se aleja mirando a Dennis.

—Dennis, no voy a andar con vueltas... — aviso mirando la casa de su sobrina. — Gloria, Sofía y ahora Penélope son lo más preciado que tengo y lo quiero perderlas, ni mucho menos que las lastimen. —

—Comprendo, señor Rogelio, pero quiero estar bien con usted y Penélope... — agregó, y lo interrumpe.

—Solo puedo decirte si quieres estar con mi sobrina tendrás que hablar con tu madre... ella es una mujer un poco... inestable. — este sonríe mientras asiente.

—Se a lo que te refieres. — endereza su cuerpo, parándose derecho.

—Ya sabes que hacer, no quiero que lastimes a Penélope, sabes por lo que estuvo pasando. — ambos estrechan sus manos.

—Gracias Rogelio, prometo cuidarla. —