¿Morir o vivir? Una pregunta extraña, sin duda, y una que no tuve la oportunidad de responder. El universo, caprichoso o sabio, decidió por mí. No sé cuál fue la razón de esta segunda oportunidad, de esta inesperada vuelta al ruedo. Lo que sí sé, con cada fibra de mi ser, es que la voy a aprovechar al máximo, que no volveré a cometer los mismos errores que me llevaron al final de mi primera vida. Esta vez, las cosas serán diferentes.
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Capitulo XX ¿Recuerdos o solo sueños?
Mientras dormía, algo apareció en mis sueños. Era un recuerdo oculto, algo que no había recordado, o tal vez, por reescribir mi propia historia, estaba obteniendo nuevos recuerdos de una vida que nunca existió.
Me desperté en medio de la noche, agitada, con el presagio de un nuevo problema, un nuevo peligro. Las redes de mis enemigos se ciernen sobre mí, amenazando con destruir la felicidad que tanto me ha costado construir.
Lorenzo abrió los ojos y se sentó de golpe en la cama, su rostro reflejaba mi propio terror.
—¿Estás bien? —preguntó, con una preocupación genuina en su voz.
—Solo fue una pesadilla —respondí, abrazándolo con fuerza. —Prométeme que nunca me dejarás— temía que mis enemigos lograran separarnos, que sus intrigas envenenaran su corazón en mi contra.
Estaba vulnerable, el miedo invadía cada célula de mi ser. Mis acciones habían despertado más rencor en las personas que me habían lastimado, y ahora querían ir por él, sabiendo que Lorenzo era mi punto débil.
—Nunca me separaré de ti, eres lo más importante que tengo en la vida. Pero necesito que confíes en mí y me cuentes qué está pasando.
Sabía que debía confiar en él, pero algo me lo impedía. Pensé que era el miedo a que creyera que había perdido la razón, aunque sabía que todo lo que me estaba pasando era una locura total.
—Solo abrázame y dame esa seguridad que tanto necesito.
Volvimos a acostarnos. Yo me acurruqué contra su cuerpo, sintiendo esa seguridad que tanto anhelaba. Volví a dormir entre sus brazos, sintiendo su respiración tranquilizadora que me permitió descansar el resto de la noche.
Al día siguiente, los rayos del sol entraron por las ventanas, el canto de los pájaros y el aroma de las rosas del jardín me recordaron que había vuelto a vivir con un único propósito: ser feliz. Los fuertes brazos de Lorenzo me sujetaban con fuerza, llenándome de paz. Respiré profundamente, agradeciendo esta nueva vida que el universo me había regalado.
—Buenos días, pequeña dormilona —dijo Lorenzo. Su rostro sonriente.
—Buenos días, amor— respondí besando el brazo que me rodeaba.
—Anoche mientras dormías se me ocurrió algo. ¿Qué te parece si nos tomamos el día para nosotros?
—Si, me gustaría salir y despejar un poco la mente.
Salimos de la mansión dejando atrás las cosas que nos causaban problemas. Lorenzo me llevó a un lago escondido entre montañas, un lugar que solo conocía él.—Este es mi lugar favorito, suelo venir aquí para despejarme—, recordé que en el pasado él se desaparecía un día entero y ahora se a dónde iba.
El lugar era precioso el agua estaba en calma, tan limpia que se podían ver las piedras del fondo. Nos sentamos a la orilla, uno al lado del otro, sin decir una palabra por un buen rato. Por primera vez en mucho tiempo, el silencio no era incómodo, sino una oportunidad para respirar.
—Prométeme una cosa —dije, rompiendo la quietud.
—Lo que sea —respondió él, tomando mi mano.
—No importa lo que pase, no dejes que el rencor me cambie. Anoche sentí que me consumía el odio y que eso no era lo que yo quería ser.
Lorenzo me abrazó. —No te dejaré. Estaremos juntos en esto. No solo te ayudaré a protegerte, sino que te ayudaré a ser quien realmente eres.
Sus palabras me llenaron de esperanza. En ese momento, en la orilla de un lago secreto, me di cuenta de que mi venganza no debía ser una lucha solitaria. No tenía que convertirme en un monstruo para luchar contra los monstruos. Mi venganza podía ser mi felicidad.
La tarde se fue volando mientras hablábamos y nos reíamos, disfrutando de la naturaleza. Lorenzo me contó historias de su infancia y yo le compartí mis sueños.
Olvidamos por un momento a mis enemigos y sus planes. Solo éramos nosotros, dos almas que se habían encontrado en medio de una tormenta.
Al regresar a casa, me sentía renovada, lista para enfrentar lo que viniera. No había resuelto todos mis problemas, pero había encontrado algo más valioso: la certeza de que no estaba sola. La batalla por mi felicidad no sería solo mía, sino nuestra.
Ya en la privacidad de nuestra habitación terminamos el día con la entrega total de nuestros cuerpos y la fundición de nuestras almas. No sabíamos lo que deparaba el futuro, pero lo que si sabíamos era que estariamos juntos para afrontar lo que venía.
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—Esa mxxxxxx de Alma está muy bien viviendo una vida de reina mientras nosotros estamos al borde del abismo—, la voz de Ángela cargada de odio y resentimiento lleno la sala.
—En vez de estar peleando con ella pidamos disculpas por lo que hicimos y busquemos que nos ayude— intervino mi esposo siento un blandengue.
—Ni sueñes con eso. No nos humillaremos delante de ella para salir adelante. Tú debes buscar una solución a nuestro problema.
No soportaba la cobardía de Efraín par a enfrentarse a los problemas, ese hombre era un imbécil que nunca íbamos allá de sus propias narices. Mi hija y yo siempre soñamos con la grandeza y nunca nos arrastramos a los pies de nadie.
Por eso teníamos un plan y este daría inicio mañana mismo, Alma se arrepentirá de haberse metido con nosotras no tiene ni idea del agua que la mojara y para eso necesitaremos al inútil de Camilo.