Santiago Jr. y Maggie se casaron en una noche de copas en Las Vegas. Ella desapareció después de la noche de bodas y Santiago Jr. comenzó a buscarla para corregir su error y divorciarse. Pero Maggie después de esconderse por meses viene dispuesta a sacarle a Santiago Jr. hasta el último dólar a cambio de darle su libertad.
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CAPÍTULO 21
Maggie sintió un vacío en su corazón. No era posible que esto estuviese pasando. Ahora el pequeño Dereck iba a hacerse ilusiones con pasar algunos días con su padre y se iba a armar un lío.
El pequeño abrazó a su padre lleno de emoción y Santiago Jr. Se aferró al pecho de su pequeño hijo y le dio un beso en la frente.
—Puedes venir cuando quieras. Esta también es tu casa —le susurró al oído.
El pequeño corrió hasta la cama y se acostó en ella para jugar con todos sus juguetes. Después corrió por toda la habitación y sus padres lo observaron orgullosos.
Santiago Jr. fijó la mirada en su esposa. Sabía que ella no estaba nada contenta con esta sorpresa, pero él iba en serio con hacerse cargo de su hijo y no había marcha atrás.
—Maggie. Ven, tengo que entregarte esto —Santiago Jr. caminó hacia su portafolios que estaba en la mesa y sacó un sobre.
Maggie quería pensar que era la demanda de divorcio y que por fin se acabaría esta historia. Entonces se acercó a su esposo y tomó el sobre entre sus manos.
Santiago Jr. Solo se quedó en silencio, esperando los reproches de su esposa.
Maggie sacó el documento y su mirada se paralizó al ver el nombre del pequeño DERECK DAVID SANTIBÁÑEZ SILVER. Maggie sintió un hueco abrirse bajo sus pies.
Ella observó fijamente a su esposo esperando encontrar una señal de que estaba bromeando con ella, pero Santiago Jr. mostró una seductora sonrisa de triunfo que terminó de confirmar su más grande temor.
Sin embargo, ella necesitaba estar segura de todo antes de hablar de más.
—Pero, pero ¿cómo es esto posible? Yo no te di nada. ¿Cómo lo hiciste? O mejor dicho, ¿por qué lo hiciste sin mi permiso? —le preguntó Maggie realmente molesta.
Santiago Jr. se levantó y caminó hacia la habitación del niño y fijó la mirada en su pequeño antes de responderle a su esposa.
—Eres mi esposa, tengo toda tu información personal. Conseguí una copia del acta de registro de Dereck y con nuestra acta de matrimonio lo reconocí. Ya es legalmente un Santibáñez, ya es mi hijo y eso nadie va a cambiarlo.
Maggie negó con la cabeza y no dudó en responder de manera contundente.
—No tenías ningún derecho. No sabes el problema en que me has metido.
Santiago Jr. se sintió muy incómodo por la actitud incomprensible de su esposa. ¿Por qué reconocer a su pequeño hijo, debía ser un problema? El cerebro de Santiago Jr. hizo clic y tomó a Maggie por los hombros para mirarla a los ojos. Necesitaba mirarla a los ojos antes de hacerle la pregunta que tenía atorada en su garganta.
Santiago Jr. levantó la barbilla de Maggie para obligarla a verlo a los ojos.
—Responde con sinceridad. ¿Su verdadero padre apareció? ¿Quieres volver con él? Maggie, Maggie, Maggie. Tú. Tú, ¿me estás siendo infiel? —fue lo último que pronunció Santiago Jr. antes de que la risa escándalosa de Maggie lo dejara desconcertado.
Maggie no pudo evitar burlarse de su esposo. ¿De dónde sacaba este hombre, tantas teorías locas? En realidad, le recordaban a ciertas amigas por ahí 🫵.
Ella estaba molesta con Santiago Jr. Pero verlo en ese papel de esposo sufrido y engañado la sacó de su frustración por unos segundos.
Santiago Jr. estaba atónito. ¿Cómo era posible que su esposa le fuese infiel y encima de burlarse de él en su propia cara?
Entonces, entrecerró los ojos y volvió a mirarla.
—Si me eres infiel. Me divorcio, pero me llevo a nuestro hijo. —le dijo en un tono de advertencia, señalándola con el dedo índice.
Maggie volvió a reír, pero esta vez negó con la cabeza al mismo tiempo, y aunque no podía negar que disfrutaba mucho burlarse de su esposo. También era momento de tomar las cosas en serio y conversar con él para tratar de revertir esto. Anula este documento.
—Santiago Jr., dejemos de bromear y ya hablando en serio. Necesito que entiendas que estoy no está bien y que debes retroceder. Yo te agradezco mucho tu interés y tu amor por mi pequeño, pero...
Santiago Jr. comenzaba a perder la paciencia. Entonces colocó su dedo índice en los labios de su esposa para obligarla a callar. Ya no quería oírla. Al parecer había encontrado un defecto en su esposa. Era sorda.
—Maggie. Entiéndelo de una vez. Esto es un simple documento, que puedes romper, morder, incluso lo puedes tragar, pero su valor es incalculable. Quieres saber, ¿por qué?
Santiago Jr. caminó hacia la habitación de su hijo y le siseó con los dientes. El pequeño dejó los juguetes en la cama y se giró hacia su padre, para sonreírle.
Santiago Jr. le hizo señas con la mano y el pequeño, en un acto de obediencia, se levantó y corrió hacia él.
—Papi. ¿Cuándo puedo dormir aquí?
—Hoy —le respondió Maggie y Santiago Jr. abrió los ojos por la sorpresa.
Santiago Jr. asintió con la cabeza en señal de apoyo a las palabras de su esposa y levantó a su hijo en brazos.
—Dereck. Dile a tu mami. Lo que estuviste practicando todo el día.
Dereck recordó de inmediato, se giró hacia su madre y le extendió la mano.
—Mucho gusto. Mi nombre es DERECK DAVID SANTIBÁÑEZ SILVER. Es un placer conocerte.
Maggie sintió un vacío en su estómago al ver al pequeño pronunciar su nombre con tanto orgullo y tanta felicidad.
—¿DAVID? —le preguntó Maggie mirando a Santiago Jr. Y este señaló al pequeño.
—Él dijo que se quería llamar DAVID como su padre
Maggie frunció el ceño. ¿Ahora quién coño era DAVID?
Santiago Jr. soltó la risa al ver en su esposa una mirada de desconcierto.
—¡Ja, ja, ja! Mi segundo nombre es David.
—¿Santiago David? Eso no pega ni con amor. —le dijo ella en un tono de burla.
Santiago Jr. le sacó la lengua y besó la frente de su hijo.
—Somos los dos David. Los inseparables —le dijo Santiago chocando las palmas de su mano derecha con su pequeño en señal de complicidad.
Ya en este punto. Maggie estaba convencida de que anular el documento no era una opción.
Fácil de deshacer, ya lo presento es su hijo