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Bajo El Cielo De Hierro

Bajo El Cielo De Hierro

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor prohibido
Popularitas:5.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Camila Vegas

En un barrio marginado de la ciudad, Valentina, una chica de 17 años con una vida marcada por la pobreza y la lucha, sueña con un futuro mejor. Su vida cambia drásticamente cuando conoce a Alejandro, un ingeniero de 47 años que, a pesar de su éxito profesional, lleva una vida solitaria y atormentada por el pasado. La atracción entre ellos es innegable, y aunque saben que su amor es imposible, se sumergen en una relación secreta llena de pasión y ternura. ¿como terminara esta historia?

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Capítulo 22: Sombras Persistentes

El barrio parecía haberse detenido en un suspiro, atrapado entre la posibilidad de un nuevo comienzo y la inercia de su lenta decadencia. A pesar de los esfuerzos de Valentina y Ernesto, los desafíos seguían apilándose como nubes negras en un horizonte perpetuamente tormentoso. Las reuniones en la antigua cooperativa apenas lograban convocar a una docena de vecinos, y las promesas de apoyo por parte de la municipalidad nunca se materializaban. La realidad del abandono seguía siendo tan sólida y fría como las paredes de los edificios agrietados que rodeaban la plaza.

Valentina se levantaba cada día con la sensación de cargar un peso invisible sobre los hombros, pero intentaba no dejar que la viera la gente. Aunque había regresado con la intención de ser un faro, cada vez que miraba a las caras de quienes la seguían, sentía que su luz se apagaba un poco más. Sabía que el escepticismo de muchos era justificado; después de todo, ella había desaparecido en el momento más crítico, y ahora volvía con la esperanza de inspirar un cambio que parecía inalcanzable.

Una noche fría de invierno, mientras Valentina revisaba viejos documentos de la cooperativa, Ernesto la encontró sentada en la pequeña oficina que habían improvisado en el edificio abandonado. La luz parpadeante de una lámpara de escritorio proyectaba sombras alargadas en las paredes, y el silencio era profundo, como si el edificio mismo estuviera conteniendo la respiración.

"Te ves agotada, Valentina", dijo Ernesto mientras entraba, ofreciendo una taza de café caliente. Sus ojos, siempre atentos y gentiles, mostraban preocupación. "Quizás deberíamos tomarnos un descanso, dejar que las cosas se calmen por un tiempo."

Valentina tomó la taza, sintiendo el calor que se filtraba a través de sus dedos. "No puedo dejar de intentarlo, Ernesto. Cada día que pasa y no avanzamos, siento que estoy fallando de nuevo. Que estoy repitiendo los mismos errores."

Ernesto suspiró, tomando asiento frente a ella. "No todos ven las cosas de esa manera. Muchos aquí saben que haces lo mejor que puedes. Pero... tú misma dijiste que no era tu responsabilidad cargar con el peso de todos."

Valentina miró los papeles esparcidos sobre la mesa, recordando las promesas que había hecho a la comunidad cuando decidió volver. En algún lugar de ese montón de documentos, estaban las notas de Alejandro, su voz perdida entre las páginas, y no podía evitar sentir que le debía algo, a él y a todos los que alguna vez habían creído en ella.

"Tal vez no sea mi responsabilidad", dijo, "pero es mi culpa que se hayan perdido tantas cosas. No me lo puedo quitar de la cabeza, Ernesto. No importa cuánto lo intente."

Ernesto la miró en silencio por un largo momento, comprendiendo que había un dolor en Valentina que no podría aliviar con palabras. "Entonces, seguiremos adelante", dijo finalmente, con una sonrisa débil pero sincera. "Si no podemos cambiar el pasado, al menos podemos asegurarnos de que no se repita."

La siguiente semana, Valentina y Ernesto reunieron a un pequeño grupo de vecinos para intentar recuperar el terreno que alguna vez soñaron convertir en un espacio verde. Aunque la tarea parecía imposible, se dedicaron a limpiar la maleza, a despejar el lugar de escombros, y a plantar los primeros brotes que, con suerte, resistirían el crudo invierno. Trabajaban hasta el anochecer, con las manos congeladas y los cuerpos agotados, pero el simple hecho de compartir la tarea les daba un sentido de propósito.

Sin embargo, en el corazón de Valentina, las sombras seguían creciendo. A veces, en medio de la faena, sentía que alguien la observaba desde lejos, una figura que solo existía en el rabillo de su ojo, desvaneciéndose cuando giraba la cabeza. Se dijo a sí misma que eran solo los fantasmas de su mente, el cansancio acumulado y la presión de haber vuelto. Pero con cada día que pasaba, la sensación se hacía más intensa, como si algo que había quedado enterrado en su ausencia estuviera tratando de salir a la superficie.

Una noche, cuando la luna llena iluminaba las calles desiertas del barrio, Valentina regresó sola al terreno. Llevaba una linterna y una vieja pala que habían usado durante el día. Se dijo que solo quería asegurarse de que todo estuviera en orden, pero la verdad era que el insomnio y las voces en su mente la habían empujado hasta allí, como un imán atrayéndola hacia un abismo que no podía evitar.

Comenzó a cavar en uno de los rincones del terreno, donde la tierra parecía más blanda. El ruido de la pala al chocar con las piedras resonaba en la quietud de la noche, y cada golpe era como un latido, acelerando su corazón. No sabía qué esperaba encontrar, tal vez una respuesta a los miedos que la atormentaban, o simplemente la sensación de que estaba haciendo algo, cualquier cosa, para enfrentar sus propios demonios.

Después de casi una hora de trabajo, la pala chocó contra algo duro. Valentina contuvo el aliento y se arrodilló para retirar la tierra con las manos. Lo que encontró era una caja de metal oxidada, similar a la que habían encontrado antes, pero más grande y más pesada.

La abrió con manos temblorosas, y lo que descubrió dentro la dejó sin aliento. Había viejas fotografías, documentos arrugados y un cuaderno que pertenecía a Alejandro, uno que nunca había visto antes. Las fotos mostraban al barrio en sus mejores tiempos, pero también escenas que no recordaba, como si Alejandro hubiera documentado una parte de la vida del lugar que solo él había visto.

El cuaderno, sin embargo, contenía algo aún más inquietante: notas escritas durante los últimos meses antes de la desaparición de Alejandro, cuando la presión por mantener la cooperativa y los problemas financieros lo habían comenzado a consumir. Las últimas páginas estaban llenas de pensamientos caóticos, frases inconclusas y dibujos oscuros que mostraban un miedo profundo a algo que nunca había compartido con nadie.

Valentina leyó las últimas líneas, escritas con una caligrafía temblorosa que apenas se mantenía legible: *“El barrio se está pudriendo desde adentro. Algo nos ha atrapado y no nos dejará ir. Tal vez no sea suficiente. Tal vez solo sea un error tras otro, pero espero que al menos Valentina pueda encontrar un camino diferente.”*

Las palabras de Alejandro se clavaron en el pecho de Valentina como un cuchillo. No era solo la tristeza de saber que él había sufrido más de lo que ella había imaginado, sino la revelación de que, incluso en sus momentos más oscuros, él había pensado en ella, en que ella podría ser la esperanza que él no había podido alcanzar.

Valentina cerró la caja y se quedó en silencio, rodeada de la oscuridad de la noche. Comprendió que Alejandro había sido perseguido por los mismos fantasmas que ahora la acechaban, y que el peso de sus fracasos había sido demasiado para él. Sintió un frío intenso en su alma, como si una sombra se hubiera posado sobre ella, una sombra que tal vez nunca podría abandonar el barrio.

Al final, solo pudo susurrar una promesa al viento helado: "Alejandro, si aún hay algo que pueda hacer... lo haré, aunque me cueste todo lo que me queda."

Y en ese momento, sintió que la noche la envolvía completamente, como si el barrio mismo la abrazara, con sus secretos y sus cicatrices, reclamándola como parte de su historia, para siempre.

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karen B
Muchas gracias 😊
Aurora Liand
me encanto la historia felicidades
Violeta Obando Barron
/Sob//Sob//Sob//Sob//Sob/
Violeta Obando Barron
Que pena /Sob/
Violeta Obando Barron
Que chevere....que bonito capitulo 😍
Violeta Obando Barron
Excelente trabajo, me encanta, vamos autora sigue adelante.... Es muy buena novelita
Violeta Obando Barron
Me gusta mucho está novelita, de repente a algunas no le gusta el personaje de Alejandro,pero hay muchas personas en la vida diaria que son así y necesitan a una Valentina fuerte decidida que es resiliente a pesar de su situacion .
Topacio
ahhh éste hombre ya me está exasperando!! todo porque Valentina está embobada con él
Topacio
por fin después de mucho tiempo encuentro una novela interesante!
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