Historia secundaria de "El CEO odia a los Omegas".
Jacob y Edric se conocen en la boda de sus mejores amigos, donde empieza su historia juntos, llena de juegos, pasión y deseo.
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El celo
Contenido adulto explícito solo para mayores de 18
POV Jacob
Abrí los ojos lentamente, sintiendo el leve jadeo de Edric que yacía dormido a mi lado. Noté un leve sudor en su frente, así que, al tocarla, también noté que estaba ardiendo de fiebre, o eso es lo que creí. Preocupado, me levanté con cuidado y fui por un paño frío para ponerlo en su frente y ayudar a bajar su temperatura.
Cuando regresé con el paño, Edric despertó y me atrajo a la cama con un gesto instintivo, que contrastaba con el encuentro delicado y lleno de amor que habíamos tenido. Me empujó y recostó contra la cama, su cuerpo cálido contra el mí mientras yo intentaba tranquilizarlo.
Intenté explicarle que tenía fiebre y necesitaba descansa, pero Edric se resistía, como si fuera incapaz de entenderme. Sentía la intensidad de su mirada sobre mí, una mirada ardiente que me recorría como si fuera un objeto de deseo. Me di cuenta entonces, que Edric estaba en su rut, en ese estado animal que despertaba sus instintos más primitivos y apasionados.
Edric se movió con una determinación feroz, como un depredador que había encontrado a su presa. Yo no estaba preparado para un encuentro así, y mi cuerpo tampoco al ser un beta, pero él me desnudó con una urgencia que me dejó sin aliento, sus manos ágiles y fuertes volviendo a explorar cada centímetro de mi piel, haciéndome sentir un escalofrío de anticipación recorrer mi cuerpo.
Mi corazón comenzaba a latir con fuerza mientras mi cuerpo reaccionaba a su toque, sintiendo una mezcla de miedo y excitación ante lo que se avecinaba. Edric, era alguien que solía dejarse llevar por sus instintos en la cama, pero ahora era diferente y solo podía prever algo más intenso.
Tragué saliva con nerviosismo, sintiendo mi cuerpo temblar ante su toque.
-Edric… estás muy caliente…- Quería intentar razonar con él, pero mi mente parecía perder la capacidad de ser coherente.
De manera inesperada, solté un gemido ahogado cuando Edric alzo mis caderas y me penetró de golpe, su miembro ardiente llenándome por completo. Aún así, mi cuerpo estaba por suerte más preparado, todavía dilatado por nuestra sesión anterior. Cerré los ojos con fuerza, embriagado por la sensación de ser tan bruscamente invadido, mis músculos contrayéndose a su alrededor, dándole una extraña bienvenida.
Su virilidad se sentía más grande de lo usual, lo que hacía que mis manos se aferraran a sus hombros mientras comenzaba a moverme rítmicamente contra él en busca de apaciguar el dolor.
Jadeé con fuerza al sentir como el miembro de Edric me llenaba aún más, creciendo dentro de mí. Sus embestidas eran intensas y sin piedad, haciendo que me retorciera bajo su cuerpo. El placer mezclado con el dolor era algo embriagador, enviando oleadas de sensaciones a cada rincón de mi cuerpo.
Enterré mis dedos en su espalda, acercándolo mas mientras me entrego por completo a su pasión desenfrenada, a su instinto animal que me había atrapado de manera inesperada, que me hacía gemir sin aliento, incapaz de contener mis reacciones ante su salvaje arrebato de lujuria.
Incluso después de que Edric había alcanzado el clímax, sentí como su miembro permanecía duro y palpitante dentro de mí. No parecía haber saciado su deseo insaciable, así que volvió a embestirme con una energía renovada, haciéndome volver a gemir y retorcerme entre sus brazos.
Mis músculos se contraían alrededor de su longitud, como si a pesar de todo quisieran mantenerlo prisionero en mi interior. Estaba completamente a su merced, entregándome a las oleadas de placer que me inundaban sin descanso.
-Edric… Edric… más lento, por favor…- Supliqué con la voz entrecortada, anhelando un pequeño descanso entremedio de su acción de hacerme suyo una y otra vez, pero Edric me embestía una y otra vez sin darme tregua.
Mis gritos de placer llenaban la habitación mientras me seguía retorciendo bajo su cuerpo amenazante, aferrándome a él con desesperación.
Finalmente, siento que su miembro se hincha aún más dentro de mí, anudándose en mi interior. Un torrente de su esencia me inundó, haciéndome estremecer del éxtasis y el dolor intenso que comenzaba a sentir. Era completamente suyo, teniéndome bajo su control.
Edric en ese momento de intensidad y entrega, después de una cantidad de tiempo indeterminada por la percepción que había perdido de este, culminó su pasión. Sentía como su esencia me llenaba sin parar y también sentía un dolor punzante por ello, pero encontré consuelo en el cálido abrazo de Edric.
Con delicadeza, Edric me acomodó en una posición más cómoda, recuperando ligeramente la consciencia, procurando aliviar mi malestar. Durante varios minutos, permanecimos en esa posición en un silencio ensuciado por jadeos agitados y exhaustos, permitiendo que la intensidad del eterno momento se disipe y mi dolor se calmara gradualmente.
Ojalá y se ponga las pilas Jacob ❤️🔥☺️