Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
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Capitulo 24
El monstruo se acercó a ella, y Lyra se quedó mirándolo con miedo, sintiendo que el cuerpo le temblaba de manera incontrolable.
El monstruo la miró con una expresión fía y cruel.
"Voy a devorarte," dijo el monstruo, con un tono amenazante.
Lyra cerró los ojos con fuerza, sintiendo que el miedo la invadió completamente. Se preparó para lo peor, pero de repente sintió una fuerza que la empujaba hacia atrás.
Abrió los ojos y vio que el monstruo retrocedía con un rugido de dolor. Era como si algo invisible lo estuviera golpeando.
Lyra se quedó mirando la escena con incredulidad. No entendía lo que estaba pasando.
El monstruo se tapó los ojos con sus manos, como si estuviera cegado por una luz intensa.
"No puedo verte," dijo el monstruo, con un tono de dolor. "La luz... la luz me quema."
Lyra sintió una corriente de energía recorrerle el cuerpo. Era una energía positiva y reconfortante que la llenó de un sentimiento de esperanza.
Se dio cuenta de que la luz que la envolvía era la luz del Cristal de los Sueños. Era la luz de la esperanza, la luz del bien.
"Soy la elegida," dijo Lyra, con un tono de determinación. "Y la luz de la esperanza me protege."
Lyra se levantó y se dirigió hacia el monstruo, con la luz del Cristal de los Sueños brillando a su alrededor.
"No puedes hacerme daño," dijo Lyra, con un tono de determinación. "La luz de la esperanza me protege."
Lyra se acercó al monstruo y le señaló con el Cristal de los Sueños. El monstruo retrocedió con un rugido de dolor, tapándose los ojos con sus manos.
"Vete de aquí," dijo Lyra, con un tono firme. "No quiero hacerte daño, pero no puedes detenerme."
El monstruo rugió con furia, pero se mantuvo a distancia, temeroso de la luz del cristal. Lyra sintió que la energía del cristal la reforzaba. No era solo una luz, era una fuerza que la llenaba de valor y determinación.
"Yo te devolveré a la oscuridad de donde viniste," dijo Lyra, con un tono firme. "La Isla de los Sueños es un lugar de paz y de armonía, y no hay lugar para la oscuridad aquí."
El monstruo la siguió de cerca, rugiendo con furia, pero no se atrevió a acercarse demasiado. La luz del cristal lo cegaba y lo quemaba, y él podía sentir que su poder se debilitaba en presencia de la luz.
Lyra corrió a través de la cueva, esquivando las arañas gigantes y los murciélagos que volaban en la oscuridad. La luz del Cristal de los Sueños iluminaba el camino a su paso, alejando las sombras y los demonios que se escondían en la oscuridad.
Al final de la cueva, Lyra encontró una escalera de cristal que subía hacia arriba. Lyra se quedó mirando la escalera con curiosidad. No sabía a dónde la llevaba, pero sentía que tenía que subirla.
El monstruo rugió con furia y se abalanzó sobre Lyra, intentando atraparla con sus garras. Lyra esquivó el ataque con agilidad y corrió hacia la escalera de cristal.
La luz del Cristal de los Sueños brilló con más intensidad, y el monstruo retrocedió con un rugido de dolor.
Lyra subió por la escalera de cristal, sintiendo que la energía del Cristal la guía. La escalera la llevó a un lugar de belleza extraordinaria.
Era un jardín secreto, lleno de plantas exóticas y de flores de colores vibrantes. El aire era dulce y perfumado, y el sol brillaba con un brillo cálido y reconfortante. Era un lugar donde el tiempo parecía haberse detenido, un lugar donde los sueños y la realidad se fundían en un solo y maravilloso universo.
Lyra sintió un sentimiento de paz y de tranquilidad invadirla. El miedo que la había acompañado durante su aventura en la isla desapareció como por arte de magia. Se sentía libre, feliz y en armonía con el mundo.
Miró a su alrededor y vio que el gigante la observaba con una sonrisa amable y compasiva. Era una sonrisa que le recuerdo a Lyra la sonrisa de su abuela, una sonrisa llena de amor y de sabiduría.
El gigante se acercó a ella y le extendió la mano.
"Bienvenida a casa, Lyra," dijo el gigante, con un tono suave y dulce.
Lyra tomó la mano del gigante y sintió una corriente de energía recorrerle el cuerpo. Era una energía positiva y reconfortante que la llenó de un sentimiento de esperanza.
"Gracias," dijo Lyra, con un tono de gratitud. "He superado el laberinto y he encontrado el Cristal de los Sueños."
El gigante asintió con la cabeza y le sonrió con una expresión amable y compasiva.
"Lo sé," dijo el gigante. "He estado observándote todo el tiempo."
Lyra se quedó mirándolo con curiosidad. No entendía cómo había podido observarla a través de las paredes del laberinto de cristal.
"Este es un lugar de magia," dijo el gigante, con un tono enigmático. "Aquí todo es posible."
Lyra asintió con la cabeza, sintiendo que había llegado a un lugar especial, un lugar donde podía encontrar la paz interior que tanto anhelaba.
"Bienvenida a casa," dijo el gigante, con un tono suave y dulce.
