Sinfonía De Dos Almas

Una tarde cuando venía de comprar aperitivos para ese sábado de juegos de mesa en la casa Rossi, fue interceptado por un grupo de alfas que, claramente, no estaban allí para una charla amigable y los reconoció de su institución educativa, pero ellos ya estaban a días de graduarse.

-Así que tú eres el omega prodigio. Dijo alfa “A” con una sonrisa burlona

-¿Crees que puedes hacer lo que quieras solo porque eres el hijo de Aoife O’Connor? Expresó Alfa “B”

Cian mantuvo la calma, recordando su entrenamiento en judo, por eso les dijo.

-No estoy buscando problemas, por favor déjenme seguir mi camino.

-Pues parece que debemos enseñarte tu lugar en el mundo. Dijo Alfa “C” avanzando hacia él.

El alfa que Cian denominó alfa “C” porque no se habían presentado y nos los conocía lo suficiente para saber sus nombres, se acercó a Cian para agárralo de la camisa con la intención de derribarlo con un golpe de puño en la cara del omega, pero Cian mantuvo su calma y reaccionó con velocidad para tomar la muñeca del agresor, luego giró su cuerpo de manera fluida, lanzado al matón de cabeza contra el suelo y por sonido de la caída fue duro y dejó al atacante aturdido por unos momentos.

El alfa matón “A”, más ágil, intentó sorprender a Cian por su flanco derecho, lanzando una patada dirigida a sus costillas, pero Cian se inclinó hacia atrás ligeramente, esquivando el golpe y aprovechó la proximidad del atacante para aplicar una proyección interna del musco que ejecutó levantando una pierna y utilizando el impulso del atacante para derribarlo sobre su espalda con fuerza, haciendo que el alfa “A” cayera pesadamente.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de enfrentar al tercer sujeto, escuchó una fuerte voz familiar cargada de ira.

-Basta, ¿Qué creen que hacen? Era el que preguntaba Steven

Puesto que vino a buscarlo, ya que estaba tardando demasiado para un recado tan pequeño, es así como llegó justo a tiempo para detener el enfrentamiento, los alfas se retiraron, murmurando maldiciones, mientras Steven fruncia el ceño a Cian por la preocupación.

-¿Estas bien?. Preguntó Steven y siguió diciendo

-Sabes que eso fue imprudente, un alfa tiene más resistencia innata que un omega y ellos eran tres.

-Sí estoy bien… solo esperaba hacer suficiente ruido y tiempo para que alguien viniera a parar las cosas. Respondió Cian con un corazón acelerado por la adrenalina del momento.

-Debes tener cuidado. Advirtió Steven y siguió con el regaño.

La próxima puede que no tengas tanta suerte y menos mal que la caja del helado era dura, no se perdió el contenido. Dijo bromeando al final de la frase.

Cian disfruto de los juegos con los Rossi, pero comenzó a sentir un aumento de su temperatura corporal por lo que les dijo a Clara y William que podría estar enfermo o lo más probable era que entraría en celo el domingo por lo que la bebé Pearl no podía quedarse, pues no compartían lazos de sangre y él temía hacerle daño a la bebé con sus feromonas.

Tal vez el estar expuesto a las feromonas de los tres alfas que lo atacaron le adelantaron el celo, además el joven odiaba la experiencia de sentirse dependiente de un alfa, el buscar aliviar su condición con las feromonas de un alfa como la naturaleza de un omega le exige, por lo que toma supresores para que no sea tan grave, pues Cian es consciente aún sin la medicina, pero es más llevadero el instinto con los medicamentos en el sistema.

Entonces fue obvio que era un ciclo de celo por la ligera incomodidad en su piel, su temperamento era más irritable y el mareo por el aumento de su temperatura corporal, aunque estaba más acostumbrado por sus ciclos pasados y era capaz de no ceder completamente a sus instintos.

Sin embargo, había notado que había un ligero aumento en cada ciclo, pues parecían cada vez más fuertes, entonces esa mañana cuando se relajaba en el sillón de la casa comenzó a sentir el calor extendiéndose por su cuerpo, haciendo que sus sentidos se agudizaran al máximo.

El aire a su alrededor parecía cargado con los olores de los alfas presentes en las otras edificaciones, aunque ninguno estaba cerca, por lo que Cian intentó calmarse, respirar profundamente y enfocarse en sus pensamientos, sin embargo, su cuerpo no respondía como él quería.

El deseo de estar cerca de un alfa se volvía más fuerte a medida que las feromonas comenzaban a impregnar el ambiente, su mente luchaba por mantenerse clara, pero el instinto natural de buscar alivio lo desestabiliza y se mostraba en las palmas de sus manos que estaban sudorosas, su corazón latía con fuerza y cada célula de su cuerpo gritaba por contacto, por calma, incluso sus pezones estaba adoloridos y con un pellizco el placer viajaba de su pecho a su pene.

Sin embargo, como omega dominante, Cian no dejaría que eso lo controlara por completo y se encerró en su habitación en la casa Rossi, colocando varias capas de ropa para intentar amortiguar el aroma que su cuerpo estaba liberando, aunque sabía que no podría reprimirse durante mucho tiempo, pero se rehusaba a ser vulnerable frente a otros.

Su mente se balanceaba entre el tormento de su cuerpo que se aliviaría con un alfa y su fuerza de voluntad para no ceder a sus deseos físicos porque era más que eso.