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El Otro Lado (Reinjetself)

El Otro Lado (Reinjetself)

Status: En proceso
Genre:Aventura / Completas / Familia mágica / Mundo de fantasía / Fantasía épica
Popularitas:2.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Block Bustter

Esta parte de la historia se centra en la infancia de Nicky/Ferd, identidades de la nueva vida decapitan Victores en este nuevo mundo y los problemas ocasionados por su accidentado arribo.

NovelToon tiene autorización de Block Bustter para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La membrana que no se puede cruzar

*¡BAAANG!*

Una fuerte explosión abrió un agujero en la proa. Los mercenarios se apresuraron a juntarse allí en busca de lo que hubiese causado aquel ataque y algunos cuantos más salieron a revisar los alrededores.

— ¡En marcha, hora de irnos! —Declaro Claerie a sus compañeros, dando por sentado que esa sería la señal por parte de Zhavan.

Al ver a sus dos mayores listos para partir a la acción, Phasam se puso un tanto nervioso, era su momento de brillar, de demostrar que no era solamente un crio que necesitaba ser protegido…

— ¿Qué haces allí parado? ¡Tenemos que apresurarnos a entrar! —Le regaño de imprevisto el viejo.

— ¿Eh? ¡Yo… estoy preparándome para iniciar la distracción! ¡No se preocupen, solo vayan, yo obtendré la atención de esos mercenarios!

— ¡Claro, si quieres quedarte a perder tu tiempo hazlo! ¿No vez que ellos ya están ocupados con lo que sea que hizo esa piel verde? ¡Ahora es momento de que vallamos por las balizas!

— Ya… ya veo…

Encogido de hombros y un poco avergonzado, Phasam siguió al viejo y la medio elfa. Le resultaba frustrante ver como ellos dos eran más que suficientes para abrirse paso entre los obstáculos que aparecían en sus caminos hasta llegar al hangar.

Debía haber algo que él pudiera hacer por sí mismo para ayudar a los demás y mostrar su valía, fueron los pensamientos en su mente.

Cuando llegaron al hangar, encontraron que Zhavan ya había cargado el combustible en 4 balizas para secuestrarlas, estando lista para partir enseguida.

— Si tu estas aquí ¿Quién está causando esa distracción allá adelante? —Claerie formulaba su inquietud mientras procedía a subir a una de las balizas.

— Esa seria yo… bueno, no yo, yo, en realidad es solo mi cuerpo, que en realidad no es mi cuerpo, pero lo controlo como si fuera mío.

Aquella voz proviniendo del paquete colgado en la cintura de la aparente goblin, logro confundir los otros dos, quedándose viéndola en espera de una explicación.

— Asunto complicado, ya hablaremos cuando hayamos salido de aquí. Más importante ¿Dónde está el chico enfermero?

—Él está justo detrás de noso…

Al regresar la mirada, el viejo y Claerie notaron que Phasam ya no estaba allí con ellos

— ¡Tenemos que volver por é! —Sugirió la medio elfa bajando de la baliza que ahora ocupaba.

— ¡No hay tiempo! —Negó el viejo— El enemigo sabrá pronto que solo están siendo distraídos y vendrán a por nosotros.

La mirada de Claerie busco a Zhavan en busca de apoyo en aquel asunto, encontrando que esta ya estaba en la cabina de una de las balizas.

— ¡Oye!

La melodiosa queja de la medio elfa, llego hasta la pequeña quien se encogió de hombros de forma desinteresada en el tema.

— ¿Qué? El viejo tiene razón.

— ¡No podemos dejarlo atrás, la doctora lo necesita, todos lo necesitamos!

Zhavan que no contemplaba la idea, se detuvo a respirar profundamente para contemplar en su mente todos los escenarios, hasta llegar al punto en el que se reprochaba a si misma lo que estaba a punto de hacer.

— ¡Joder, Frey va regañarme por esto! ¡Ustedes dos, salgan de aquí ahora, yo los alcanzare después!

— ¡No tienes que, puedo ir contigo! —Sugirió Claerie.

— ¡Me muevo mejor por mi cuenta y la cabeza parlante puede guiarme! ¡Más personas solo serán complicaciones innecesarias!

— Tsk…

CLaerie chasqueo su lengua con disgunto al verse sin más opción que confiar en la pequeña mujer, procediendo a volver al interior de su baliza.

Viéndoles partir, una sonrisa nerviosa apareció en  el rostro de Zhavan, sabía que las cosas se complicarían para ella partir de ese momento. Sin importar cuan distraídos estuviesen los mercenarios, no había modo en que pudiesen ignorar el despliegue de aquellas dos balizas.

Ya que el combustible restante en bodega había seria destruido cuando ellos intentasen ir por este, encontrar dos capsulas listas para partir les seria como un regalo del cielo, pero esta vez viajarían directo al infierno, pues Zhavan sustituyo las gemas mágicas con algunos de sus virotes.

Ya que estos vehículos no habían sido modificados, en el momento que fuesen puestos en marcha volarían en partículas.

— Ahora tu… ¿Tienes un nombre? Es molesto no saber cómo referirme a ti. —pregunto la pequeña mujer a la cabeza junto a ella.

— Soy Coco…no espera, esa era esa chica que parasite hace 60 años… Mey... no ella era la paladina que creía que yo era su conciencia… Ashllye…Mia… hmmm… No recuerdo. He usado tantos cuerpos que ya olvide cual era mi verdadero nombre.

— Ok… obviando todo lo que hay mal en ese asunto, debo decir que suena como un dolor de culo. ¿Te parece si te digo Ash?

— ¿Ash? Ash… ¡Me gusta cómo suena! ¡Ash!

— Muy bien Ash, vamos a tener un viaje algo ajetreado nosotras dos.

Tras recorrer varias cámaras y habitaciones de un lado a otro de la nave, evadiendo a los mercenarios que iban de un lado a otro buscando enemigos que cortar, Phasam  finalmente llegaba al calabozo en que se encontraban los prisioneros.

— ¿Phasam? ¿Chico eres tú?

Uno de los prisioneros reconoció al joven, lo cual sorprendió a algunos otros que se encontraban en celdas contiguas. Pero la reacción de estos no fuel lo que Phasam habría esperado.

— ¿Niño, que mierda estás haciendo aquí? ¿Te escapaste de tu jaula? ¡Mejor vete y escóndete antes que te atrapen!

El negativo hombre que aun susurrando tenía un tono que imponía respeto por la fuerza era el padre de Phasam, Ethan.

— Mi niño, no pestes atención al vago de tu padre, más bien dime ¿Cómo has estado? ¿Has comido bien? Si estas libre ¿Por qué has venido con estos viejos inútiles al final de sus vidas? ¡Debiste haber escapado por tu cuenta y ponerte a salvo!

La anciana que le hablaba en un tono sobreprotector era su abuela Nifa

— Yo… bueno… este…

Al joven rubio no tenía idea de cómo responder a aquellos dos ante esa situación, principalmente porque justo ahora el mismo estaba improvisando  fuera del plan que otros habían trazado para llegar allí.

Aun así, ya había sacado valor para actuar por su cuenta y en este punto no permitiría que aquel poco valor que había reunido se esfumase bajo la opresión de su padre o la sobreprotección de su abuela.

— Nada de eso de eso importa, voy a sacarlos de aquí… a todos. Solo debo encontrar las llaves para abrir las celdas.

— Niño, las llaves las tiene un guardia, es uno de esos orcos de antes, ahora mismo se pasea por los pasillos. Lo mes que escuches a tu abuela y te marches, no tienes posibilidad alguna.

Aquella información por porte de otro de los prisioneros casi logro desairar al chico, pero en su mente había una pregunta que lo impulsaba a mantenerse firme. ¿Qué haría Ferd en su lugar? El inocente joven ignoraba por completo que parte del impulsivo actuar de aquel chico era debido a su inestabilidad mental.

— ¡Iré y conseguiré esas llaves! ¡Solo espérenme aquí…! ¡Digo, no se muevan…! ¡Es decir, regresare pronto!

— ¡Si, claro! ¡Tú ve a que te maten! ¡Solo evita decir que nos conoces para que no nos maten contigo!

Haciendo  caso omiso a las burlas de su padre Phasam se alejó de las jaulas yendo a los pasillos fuera de los calabozos. Sus piernas se tambaleaban a cada paso, estaba completamente lleno de miedo, pero al mismo tiempo de resolución.

Al cruzar la puerta comenzó a buscar alrededor a aquel orco que tuviese las llaves, casi deteniéndose su corazón al encontrarlo al dicho tirado en el suelo, probablemente muerto y junto a el Zhavan jugueteaba con la llave entre sus dedos.

— Este… Yo… ¡Realmente no era mi intención ir contra las ordenes que me dieron, es solo que yo…!

— No tienes que explicarme nada mocoso, ya escuche suficiente.

Tas la interrupción, Zhavan arrojo las llaves al chico, quien las atrapo un tanto confundido por la decisión de la mujer verde, pero sabiendo lo que quería decirle con aquella acción.

— ¿Esta bien esto? Fuiste tú quien consiguió la llave, no yo.

— Chico, ya deberías haberlo notado, pero si fuera por mi o cualquiera de los demás, nos habríamos marchado dejando atrás a todas esas personas, tú fuiste el único que siguió intentando salvarlos hasta el final.

— Gra… gracias. —Phasam estaba tan conmovido que casi llegaba a las lágrimas, pero el sentimiento fue completamente abrumado y desplazado cuando Zhavan volvió a hablar.

—Ahora también eres el único responsable de sacarlos a todos a salvo de aquí, cruzando en medio de las hordas de mercenarios.

— ¡Espera! —Viendo a la pequeña marcharse, o más bien al darse cuenta que ella hablaba en serio y que ahora caería sobre él una enorme responsabilidad, el joven rubio comenzó a sentirse asustado y desesperado. El nunca pensó que sus acciones terminarían en algo como eso, solo quería sentirse más útil y valiente. No estaba preparado para ir más allá de eso.

— Aquella embarcación no fue la única que estos malditos han tomado como su objetivo en los últimos meses. Seguro encontraras gente útil entre los prisioneros. Y si al final sientes que es demasiado simplemente pásale la bola a uno de ellos. No pueden culparte de nada, después de todo solo eres un niño.

Aunque aquella sugerencia no quitaba el peso que Phasam estaba sintiendo sobre sus hombros, al menos era algo reconfortante y le daba el valor para terminar lo que había empezado, dando media vuelta para regresar a los calabozos con las llaves en sus manos.

— He estado pensando, yo podre tener la apariencia de un monstruo, pero tú, tus acciones hacen gran mérito para ser llamada uno. —Critico de forma burlona Ash

— Seh, el significado de monstruo puede ser relativo, según el punto de vista, creo que todos somos monstruos a los ojos de otras razas diferentes a la propia.

— ¡oh! ¡Eso tiene mucho sentido! ¿Me pregunto porque nunca lo pensé? ¿O ya lo habré pensado alguna vez y no me he dado cuenta?

Si por un momento sonaba bastante elocuente, al momento siguiente la ahora, tan solo una cabeza, solo decía incoherencias a las que Zhavan no le dio importancia alguna y procedió a ocultarse nuevamente, esperando  que las semillas que acababa de plantar comenzaran a convertirse en un verde bosque.

En unos pocos minutos cientos de personas abandonaban los calabozos; algunos cuantos se iban por su cuenta, pero la mayoría se había agrupado bajo el liderazgo de aquel chico rubio y se habían preparado para luchar por su libertad.

Por otra parte, el herido cuerpo sin cabeza que había permanecido distrayendo y luchando contra los mercenarios se dirigía hacia allí, perseguido por decenas de aquellos tripulantes de la nave.

Un nuevo enfrentamiento entre ambos grupos era inevitable y muchos morirían de ambos lados. Quien ganara no era de incumbencia de Zhavan, era lo que se decía a sí misma, tratando de convencerse de tomar la oportunidad para escapar. “El chico es listo, debería ser capaz de lograrlo por su cuenta”. Pensaba, Peo cuando llego el momento de la verdad, fue incapaz de irse por su cuenta, comenzando a disparar incesantemente contra el bando contrario para ayudarlos.

— ¡Oh, mira! ¡Detrás de esa arrogante actitud de superioridad hay un blando corazón de caramelo!

— ¡Cállate o te arrojare de regreso a ellos!

— ¡Me callo!

La presencia de Zhavan en aquel campo de batalla hacia una notable diferencia dándoles ventaja tanto en poder de ataque como táctica, con las posibilidades de conseguir la victoria a su favor, ponto comenzó a cruzar la idea de tomar la nave por sus cabezas, pero eso se derrumbo cuando todos los mercenarios restantes soltaron un fuerte grito de batalla.

La sangre de Zhavan se helo a causa de la presencia que acababa de llegar; aquella mujer okeer, la que tenía un gran parecido con Frey había vuelto. Y no venía sola, más de esos orcos con poder por encima de lo ordinario venían con ella.

Algo estaba mal allí, la pequeña podía recordar haberse desecho de ellos mientras dormían, pero ahora había tantos o más de los que hubo en esa ocasión.

— ¡Todos huyan! ¡A las capsulas de escape, ya!

Sin detenerse a mirar si su orden había sido tomada en cuenta, la pequeña mujer sujeto fuertemente la muñeca de Phasam y corrió con este tan rápido como pudo a una capsula de delas capsulas que aún quedaban buenas tras la explosión de antes en el hangar.

Pensando en los que lograrían escapar tras ella trasboco algunas cuantas piezas de mineral mágico en el suelo y tomo el necesario para escapar con el chico, abandonando aquella nave sin más retrasos.

Varias capsulas de escape despegaron tras ella y corriendo los, verdes enemigos corrían, moviéndose a velocidades vertiginosas, sobre sus propias piernas. Una de ellas era esa mujer, Zhavan lo sabía sin mirar atrás, pues podía sentir aun la terrible presencia que esta tenia.

— ¡Oye, grandota! ¡Pon tantos como se pueda en las capsulas que ya estén allí y que se larguen! ¡Los demás preparados para abordan en menos de 10, traemos compañía!

— ¡Entendido!

La orden de la pequeña mujer fue captada a través de su auricular, viéndose pocos segundos después dos capsulas despegando a la distancia. Una de ellas llevándose a Frey era lo que Zhaan esperaría, pero sabiendo como era de testaruda esa chica, eso era muy poco probable.

En cuanto la tercera capsula en que viajaba Zhavan aterrizo en el punto de encuentro, los varios que no habían podido marcharse en los anteriores embarques se abalanzaron queriendo asegurar su lugar, deteniéndose horrorizados al ver que la pequeña les apuntaba con su ballesta. Ella había aprendido su lección desde aquel último intento de escape que los trajo a este punto.

— Que… ¿Qué haces? —Pregunto Frey confundida mientras ayudaba a subir a los que se habían hecho sus compañeros más cercanos durante aquella aventura.

— Solo… espera un segundo.

La chica verde cedió su lugar en el timón a Claerie, quien dejo su capsula a otros sobrevivientes, decidiendo que ella y su compañera tomarían lugar junto a las greenskin, pero al ver el predicamento actual en que se encontraban comenzó a sentirse un poco arrepentida.

— ¿Qué estamos esperando? ¿No deberíamos dejarlos subir ya?

— Aguanta, no tienes que preocuparte. —Respondió la más pequeña.

Sus labios apenas se juntaron cuando varias otras capsulas aterrizaron alrededor— ¡Al aire, ya, ya, ya, ya!

Tras ordenar, Zhavan salto fuera de la capsula apresurándose a suministras mas combustible a las otras capsulas que ahora eran abordadas por los sobrevivientes restantes en tierra, y volando en pedazo aquellas en las que venían mercenarios.

Alguno que otro disparo iba dirigido también a la retaguardia, para aquellos que los perseguían corriendo, ganándoles así un poco más de tiempo.

Cuando todas las capsulas con sobrevivientes estuvieron en el aire, la casi goblin corrió a la orilla de la isla, saltando por esta fuera del alcance de sus perseguidores y siendo interceptada por la capsula ahora pilotada por Claerie, quienes habían sido los primeros en despegar.

Lo habían conseguido, la gran mayoría de ellos había escapado con vida y ahora volarían de egreso a casa.

El timón fue jalado completamente hacia atrás, dejando que el pequeño vehículo de no más de 15 pasajeros en su estándar de seguridad, volara ascendente.

— Me alegro que lo hicieras a tiempo. —Dijo un poco apagado Ferd a la piel verde— Siento mucho que mi idea terminara siendo tan problemática.

— Tu plan salió bien, chico. Es solo que alguien no se apegó a este, causando algunas complicaciones.

En su asiento Phasam se encogió de hombros algo apenado, pero no arrepentido ya que su acción había salvado vidas. Eso quería creer el chico, pero su inseguridad le plantaba dudas de si aun así estaba bien, pues había puesto en riesgo a los demás.

— Pero eso fue algo bueno ¿No?

Recalco el pequeño pelirrojo mirando las capsulas que volaban poco más adelante que ellos.

Para el joven Phasam las dudas en su interior se disiparon. ¿Que importaba si otros le llegaban a acusar por ponerlos en riesgo? La persona a quien admiraba y pretendía imitar había aprobado su acción como algo bueno.

— Si, fue algo bueno. —Respondió Zhavan revolviéndole el cabello al chico, mientras sonreía con complicidad l joven rubio.

Justo cuando todo parecía ir a mejor, un extraño suceso estremeció el corazón de todos, las dos primeras capsulas en marcharse descendían en picada… más bien parecía que estaban cayendo.

— R-5, R-12 ¿Sucede algo malo? —Intento comunicarse Claerie sin obtener respuesta.

Los intentos de comunicación se repitieron desde varias de las otras capsulas, sin mejores  resultados, logrando que los pelos en sus cuerpos se erizaran.

— Todos atentos —Sugirió Zhavan.

— Atención, reduzcan su velocidad y presten atención al entorno, podría haber emboscadas enemigas.

—Trasmitió Claeie a las otras naves, tomando aquella sugerencia como una orden.

Mientras seguían ascendiendo y sin razón aparente las naves que volaban más adelante comenzaron a caer. Algunas chocaron entre sí, causando que sus motores se averiaran, otras solo volaban en descenso descontrolado. Y esto causo que algo en el interior de Ferd gritara con fuerza en busca de sobrevivir.

— No está bien… debes descender.

Sugirió el chico a la medio elfa, pero esta estaba concentrada en intentar comunicarse con las demás naves que una a una comenzaban a caer.

Al ver que no le prestaba atención y al notar como en el exterior muchas luces se juntaban entretejiendo pequeñas y delgadas capas hexagonales, el chico desespero y corrió al timón gritando e intentando tomar la acción por su propia cuenta.

— ¡Desciende, desciende, desciende!

Cuando sus palabas fueron captadas ya fue demasiado tarde. Las pequeñas capas hexagonales alcanzaron la nave y cada uno de sus tripulantes se evaporo en el aire, quedando atrás tan solo sus pertenencias que llevaban encima.

La última de las capsulas comenzó a caer en picada, para estrellarse en la isla flotante de la que intentaban escapar, mientras una lumbrera que iluminaba el vacío parecía burlarse de ellos.

— Pobres almas inferiores, intentando desafiar el orden natural. No importa donde intenten escapar al final su destino es terminar en mis manos superiores.

En tono de burla,  lo mujer Okeer decía para sí misma, regresando con expresión satisfecha a su nave para repararla.

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