El Último Contratado

Al escuchar esto, Carolina palideció, piensa que Ethan investigó su vida y descubrió lo que pasó esa fatídica noche, Miranda creyó que acababa de pillar a Carolina en una mentira. Después de pensar unos segundos Carolina habló con tranquilidad:

Carolina- Yo en realidad fui huérfana y crecí en un orfanato, a los 21 años conocí a Luiza, ella llegó trayendo luz en un momento difícil de mi vida y desde entonces vivimos juntas, ella me dio amor, me hizo compañía, compartimos momentos felices y tristes, nos cuidamos la una a la otra, ella me hizo sonreír incluso cuando quería llorar, me mostró lo que es ser amada de verdad, por eso Luiza Oliveira será por siempre mi madre.

Mientras Carolina hablaba, se esforzaba por no llorar, lo único que no necesitaba era despertar el sentimiento de lástima en el matrimonio Villar.

Miranda pareció arrepentirse de su estúpida pregunta, Carolina siguió comiendo, Daniel se disculpó y se fue, solo quedaron Carolina y Miranda en la cocina, la mayor miró a Carolina y dijo sonriendo:

Miranda- Acostúmbrate a la manera de Daniel, no dice mucho, esa es su manera.

carolina-está bien.

Tan pronto terminaron de comer, Miranda se dirigió al dormitorio y Carolina fue a lavar los platos, apenas terminó se sentó en el sofá de la sala y esperó a Ethan, pero pasó mucho tiempo y nada de él. Carolina miró distraída el reloj y frunció el ceño al darse cuenta de que ya eran más de las 4:00 de la mañana.

Carolina estaba tan enojada con Ethan que quería matarlo, como no sabía caminar por esa enorme mansión, se quitó los zapatos, se acostó en el sofá y pronto se quedó dormida.

*

Ethan dormía profundamente cuando sonó la alarma de su celular, perezosamente apagó la alarma y corrió al baño, se dio una ducha rápida y se lavó los dientes y solo al salir del baño se acordó de Carolina, Ethan se dio una palmada en la frente si sintiera como un idiota por olvidar algo importante.

Rápidamente se vistió y se calzó unas zapatillas, se perfumó y se peinó, “hermosa como siempre”, pensó mientras se miraba en los espejos.

Salió de la habitación y bajó las escaleras, a pesar de haberse olvidado de Carolina abajo, no estaba preocupado, ya que creía que su madre ayudaría a la niña a encontrar una buena habitación, apenas Ethan llegó a la sala encontró a Carolina durmiendo en la sofá. .

Su rostro estaba sereno, por alguna razón sonreía levemente, Ethan se acercó y le alisó el cabello, quería besarla, pero no lo hizo.

Después de pensar unos segundos decidió llevarla al dormitorio, la levantó con cuidado y subió las escaleras, Carolina se acurrucó en sus brazos y siguió durmiendo, al ver esto Ethan sonrió para sí mismo, al llegar al dormitorio tomó Ella se acostó con cuidado en la cama, cubrió su cuerpo con las sábanas y salió de puntillas de la habitación.

Tan pronto como Ethan se fue Carolina abrió los ojos, estaban rojos de ira, Ethan, en menos de 24 horas logré romper la paciencia de Carolina.

Se sentó en la cama y al recordar que había soñado con Luiza abrió una gran sonrisa, en el sueño Luiza estaba en un jardín con muchas flores de colores, estaba feliz y le pedía a Carolina que no se martirizara por su partida, porque ella está bien ahora.

Carolina se levantó de la cama, arregló las sábanas y comenzó a explorar la habitación, que parecía más bien un hogar. En el baño había una lujosa bañera, todo allí olía a riqueza, miró la ducha y dio un leve suspiro, no tenía idea de cómo abrir esa cosa.

Miró en los armarios buscando un cepillo de dientes, cuando lo encontró rápidamente se lavó los dientes y salió del baño, no tiene sentido darse una ducha sin tener ropa limpia para ponerse, recordando que Ethan ha tenido varias novias, fue al closet para ver si alguno olvidó alguna ropa, cruzó la gran habitación y entró al closet, una vez dentro de Carolina sus ojos se abrieron con total incredulidad.

Las paredes de la habitación fueron reemplazadas por espejos, incluso las puertas de los distintos closets del interior tenían espejos, Carolina sonrió y murmuró suavemente.

Carolina- Él realmente se ama a sí mismo, pero cree que es demasiado y por eso es un bastardo.

Habló mientras abría las puertas del armario, pero no encontró ropa de mujer, así que tuvo una idea. Rápidamente salió del armario y buscó sus zapatos, bajó las escaleras y los encontró en la sala al lado del sofá, se los puso rápidamente y se dirigió a la cocina.

Al llegar encontró a una señora con una mirada muy antipática, Carolina se acercó a ella y de inmediato le dijo:

Carolina- Buenos días señora, mi nombre es Carolina, soy la novia del señor Ethan, ¿quiere ayuda con el café?

La mujer la miró incrédula, pero luego le dedicó una pequeña sonrisa y dijo cortésmente:

Mujer- Buenos días señorita, soy María, no se preocupe, lo haré yo misma, gracias.

Al escuchar las palabras de la mujer Carolina solo sonrió tímidamente, María no quiso acercarse. Carolina se sentó a la mesa y pensó de dónde sacaría el valor para pedirle un gran favor a una mujer que acababa de conocer.

Carolina miró el reloj en su muñeca y cuando se dio cuenta de que era casi la hora del velorio de Luiza, finalmente se armó de valor y pronto dijo:

Carolina- Señora María, ¿tiene algún vestido negro para prestarme? Tuve algunos problemas con mi ropa y tengo una cita pronto, ¿puedes hacer esto por mí?

María lo miró en shock, quería llorar, estaba segura que esto era una prueba, “hoy empezó temprano, el señor Ethan nunca cambia”, pensó mientras se secaba el sudor de la frente con el cuello de su uniforme.

Carolina ya miraba a María con una mirada esperanzada, María pronto habló inexpresivamente:

María- Tengo algunas, pero son viejas y te quedan grandes.

María tiene una barriga prominente, la ropa se vería muy holgada, pero a Carolina eso no le importaba.

Carolina- No hay problema, ¿me lo puedes prestar?

María solo asintió levemente, Carolina saltó de alegría y corrió hacia María y la abrazó, en ese momento María estaba segura de que Ethan sacó a Carolina de un hospital psiquiátrico.