Desde Que Te Vi (Saga 1)

Laurent Vitale

El mismo día horas antes ...

Ya ha pasado un mes desde lo ocurrido y yo no había cruzado más palabras con el joven Santiago a no ser necesario. Hoy no había podido ir a trabajar porque llevaba días sintiéndome mal, por lo que me reporté enferma. Tenía muchos mareos y vómitos. Al contarle a Maya para que me ayudara, ella hizo un chiste el cual luego de burlarnos nos dimos cuenta de que podía ser verdad. Así que mi mejor amiga llegó hoy muy temprano y me trajo mi encargo de la farmacia.

_ ¿Cuantas compraste? _ Pregunta mi hermana que no había ido a la escuela hoy para estar conmigo.

_ Siete _ Dijo.

_ ¿Tantas? _ Pregunté más aterrada.

_ Calma, es para estar 100% seguras _ Dijo para calmarme, cosa que no pasó.

_ Bien dame, mejor salir de esto.

Tomando las siete pruebas de embarazo, me voy muerta de miedo hacia mi baño para hacérmelas. Luego de eso, salí más blanca que un papel. Me senté en mi cama y ellas me abrazaron.

_ Únicamente debemos esperar cinco minutos y sabremos el resultado _ Dice mi hermana.

Yo no sabía si esto era un castigo por haber sido una mala persona en otra vida, pero era demasiado para mí. Y no lo digo por la criatura que está creciendo dentro de mí seguramente. Más bien por el padre ¿Qué haré? ¿Cómo le diré? ¡Ah ya sé! Le digo.

¡Oye! ¿Te acuerdas que tu y yo tuvimos sexo hace un mes? ¿Pues qué crees? Resulta que tu puntería fue perfecta y me dejaste embarazad.

_ Ya han pasado los cinco minutos ¿Quieres que los vea yo? ¿Oh lo haces tú? _ Pregunta Luana.

_ Ve tu _ Digo en un tono de voz suave.

Ella se levanta y va hacia el baño. Los segundos que estuvo dentro del baño me parecieron años, hasta que por fin sale y viene con las siete pruebas en la mano.

_ ¿Qué dicen? _ Es lo único que sale de mi boca.

_ Positivo. Parece que voy a ser tía _ Y al decirlo una sonrisa se dibuja en sus labios y yo me echo a llorar.

No supe como reaccionar ante tal noticia, esto no me podía estar pasando ¿Yo embarazada? Todavía no lo puedo considerar, mis lágrimas siguen bajando y no sé si son de alegría o de miedo.

_ Laurent ¿Estás bien? Dios hermana di algo, lo que sea, pero deja de llorar _ Luana acariciaba mi espalda.

_ ¡Estoy bien! Supongo.

_ Amiga sabes que estamos contigo y lo que tú decidas hacer nosotras te ayudaremos. Así sea, bueno ya sabes...

_ ¿De qué hablas Maya?

_ Digo mirándola a los ojos sin comprender a que se refiere.

_ A ver hermana, lo que queremos decir. Es que si piensas abortar nosotras ... _ Ni siquiera las dejé terminar de hablar, porque ni por un segundo me pasó eso por la mente.

_ ¿Estás loca Luana? Ni siquiera lo crean, es más se los prohíbo a cualquiera de las dos. Yo no voy a abortar, este bebé que crece dentro de mí no tiene la culpa de nada _ Digo segura de mis palabras.

Si de algo estaba segura, era que mí bebé no iba a pagar con su vida por mis errores. Yo lo voy a tener, lo voy a amar y proteger más que a nada en el mundo.

_ ¡Que alivio! _ Exclama Maya _ Por un momento pensé que lo harías, es que como te pusiste a llorar pensamos lo peor.

_ De eso nada, solo lloré porque fue mi primera reacción.

_ ¿Sabes que estoy muy orgullosa de ti hermana? Te quiero mucho y este niño o niña que viene en camino, va a tener a las tías más locas de mundo.

_ ¡Lo sé! Y por eso las quiero _ Dije abrazándolas. Si me dijeran que hay alguien que me quiere más que ellas, diría que es una completa mentira.

_ Oye amiga, ponte algo y vamos con un médico. Debemos saber si todo está bien y que te den todas las indicaciones _ Maya tiene razón así que le hice caso.

Estamos camino al hospital y los nervios cada vez se apoderaban más de mí. Luego de treinta minutos llegamos y pedimos información en recepción. La enfermera de guardia nos dio el turno número tres, para que el obstetra nos atendiera. Mientras esperábamos siguieron llegando personas. Yo no podía dejar de ver a las mujeres a las que ya se le notaba su pancita, debo reconocer que ya estaba deseando ver la mía crecer.

Después de un buen rato, mi turno llegó. Al entrar en la consulta una mujer alta y de pelo negro, nos recibió con una gran sonrisa.

_ Hola, buenos días _ Nos saluda.

_ Buenos días _ Dijimos las tres a la vez.

_ Bien yo soy la doctora Clara, la obstetra que se hará cargo del embarazo. ¿Cuál de ustedes tres es la afortunada? _ Dijo con una sonrisa agradable.

_ ¡Este! Yo, yo soy _ Contesté algo nerviosa _ Un placer soy Laurent.

_ Bueno Laurent como bien dije, seré tu obstetra. Así que toma asiento y ustedes también chicas.

Mientras la consulta transcurría, ella mi iba explicando cosas. Como que el embarazo dura aproximadamente 40 semanas, pero que el bebé puede nacer entre las 39 y 41 semanas. Que a partir de los tres meses y medio comienza el proceso de gestión y ya con cuatro meses, es posible saber el sexo del bebé. Yo estaba emocionada por todo esto y muy feliz. Ya quería que fueran los cuatro meses para saber que sería.

_ ¡Bien! Ya que todo está explicado, hagamos un ultrasonido para ver que todo esté bien.

Me acosté en la camilla y levanté mi blusa como me indicó la doctora. Ella puso un gel frío en mi panza y comenzó a moverlo. De pronto viró la pantalla del pequeño monitor que tenía en frente y pude ver una pequeña mancha, por lo que no pude evitar que las lágrimas bajaran por mi rostro otra vez.

_ ¿Ese es?_ Señalé la pantalla.

_ Así es, ese es su hijo que está creciendo muy sano.

_ Dios hermana, que emoción _ Dijo Luana casi llorando como yo.

_ Parece que la de las hormonas eres tú y no Lauernt _ Se ríe Maya.

_ Eso es normal _ Dijo Clara _ Aún no estás tan hormonal, con la evolución del embarazo lo estarás más. Tendrás antojos y algo de sueño _ Me pasó un papel y me limpié.

La doctora se sentó de nuevo en su escritorio y nosotras la seguimos.

_ Te voy a recomendar unas vitaminas que debes tomar y un turno para dentro de tres semanas. Así que te esperó sin falta _ Y yo asentí.

Luego de salir de la consulta, pasamos por la farmacia más cercana, para comprar todo lo que me hacía falta. Y mientras esperábamos a la dependiente, la pregunta que se estaba habiendo de esperar relució.