No Quiero Amar

Darío no se sintió bien después del rechazo de Paulette, sentía como que su relación con ella había llegado a su fin, como si las posibilidades de tenerla se habían terminado, un dolor inmenso había invadido su pecho y por primera vez en siete años sintió la ansiedad de beber para olvidar, era como si hablar con ella era terminar un ciclo con las ansias de empezar otra vez y vivir.

Tenía 26 años de edad y aun así se aferraba a su único amor de adolescencia ella era su amor y daría todo para convencerla, necesitaba hacerla entender que ella es su todo hasta su religión, se asomó al balcón para mirarla desde su departamento y lloró, la suave brisa nocturna golpeaba su rostro, pero a un así no podía detener ese dolor que tenía dentro de su pecho que carcomía su corazón como si fuera termita carcomiendo la madera, su teléfono celular sonó y al mirar se percata que su madre lo llamaba con insistencia, pero aun así no le contesto he ignoro el teléfono poniendo los sonidos en silencio.

En la capital, Felipa viuda de Mieles llamaba a su hijo no sabía nada de él, desde fin año era los primeros días de febrero y su único hijo no se dignaba en llamarla, dentro de ella no quería que su hijo se enamoré de una mujer pobre o de clase media, en el tiempo que ella vivió con su hijo se había encargado de correr aquellas mujeres de alrededor de su hijo, pero también había investigado que la indicada para él era la hija de un viejo amigo el coronel Rojas.

Berta---: ¿Qué haces, porque estás enojada?

Felipa---: Mi hijo no se nada de él, hoy lo he llamado, pero no me responde.

Berta---: Recuerda que tu hijo es un militar, ha de estar muy ocupado.

Felipa---: Ha de estar con alguna pobretona, porque él es como un imán para esas clases de mujeres.

Berta---: Deja a tu hijo escoger a su futura esposa, así como va se va a quedar solterón, hermana ya interveniste mucho en su vida, déjalo ser feliz.

Felipa---: Jamás lo hará con cualquier mujer, mírate tú por enamorarte de un pobretón estás como estás, él se fue con otra mujer y no se hubiera sido por mis padres estuvieras viviendo en la calle.

Berta---: Pero fui muy feliz el tiempo que duró, en cambio, tú siempre viviste infeliz tras la sombra de Zoila Hernández, porque tu marido se enamoró de ella, que para tu buena fortuna ella estaba felizmente casada he ignoro a tu marido, todos sabemos que tu marido estaba contigo solo por Darío y murió sin saber que su hijo no era de él, murió sin saber que no es el verdadero padre de Darío y que mi sobrino es hijo nuestro antiguo jardinero.

Felipa---: Cállate, maldita fuera de mi casa.

Berta---: Si me voy, nunca te gustó que te digan las cosas en la cara, pero algo de mí dice que tú fuiste la causante de la muerte de Samaniego y de tu marido.

Felipa---: Lárgate, no vuelvas a mi casa no quiero tener una hermana como tú, mil veces preferido tener a una serpiente como hermana.

Berta---: Te vas a quedar sola, porque cuando tu hijo se entere de que tú inventaste esa mentira de que Paulette lo había engañado te odiara.

Felipa tomó una cerámica y la lanzo cerca de su hermana menor, Berta salió con una sonrisa en su rostro, a ella al fin pudo decirle las cosas en su cara sin tener temor porque de algo estaba segura era que su hermana no estaba bien emocionalmente y si ella no busca ayuda profesional podría perder la razón por completo.

Por su parte Felipa respiro profundo, seco su sudor, acomodó sus cabellos y continuo con sus quehaceres domésticos, mientras limpiaba las palabras de su hermana retumba dentro de su ser, cerros sus ojos y recordó lo que realmente sucedió aquel trágico día.

...Recuerdo....

Felipa---: ¿Por qué nunca me amaste?.

Antonio---: Me obligaste a un matrimonio que no deseaba, tú sabes que lo nuestro solo fue de una noche.

Felipa---: No tengo culpa de haberme embarazado, además tú me has traicionado

Antonio---: Todavía inventas cosas, déjame en paz Felipa.

Felipa---: No dejaré viva a esa mujer, sé cómo la miras, cuando deberías mirarme a mí, ya me encargue de eso, no la volverás a ver nunca más, Zoila Hernández morirá hoy ya está decidido.

Antonio---: Estás loca.

Felipa---: (asomándose a la ventana) Su carro, dará miles de vueltas.

Antonio---: Que has hecho.

Felipa---: Cortar sus frenos, (ríe).

Antonio sale corriendo, y al ver que Jorge Samaniego se disponía a salir junto a su esposa, él apresuró sus pasos para evitarlo, cuando ingreso al auto él quería las llaves poniendo como escusa una emergencia, que Jorge Samaniego decidió llevarlo aunque no le importó las súplicas de Antonio que lo dejara conducir.

Jorge Samaniego no le entrego el volante y se ofreció a llevarlo dicho esto Antonio saco de su billetera la foto de su hijo la beso y lloro era una despedida cuando estaban por bajar una pequeña loma el auto perdió su estabilidad y el intento de frenarlo, él auto dio varios trampolines dejando sin vida a sus pasajeros.

...Fin de los recuerdos....

Felipa---: No me arrepiento.

Los días pasaron y el fin de semana llegó y una amargada Felipa regaba sus plantas, era lo único que la entretenía y además era lo único que hacía bien y con amor "era cuidar de sus plantas" al mirar que un taxi se estaciona, su corazón se llenó de felicidad al ver a su único hijo llegar después de tanto tiempo verlo la hacía sonreír poniendo luz en su oscuro corazón.

Felipa---: Hijo, mi amor porque no avisaste que venías.

Darío---: ¿Cómo estás, madre?

Felipa---: Pasa hijo, sabes preparé un locro sé que te gusta mucho.

Darío---: Gracias madre, pero quiero hablar contigo.

Felipa---: Que te pareces si te duchas y luego hablamos.

Darío---: Si, eso haré.

Darío ingresó a su habitación donde se sentó en su cama, se sacó su uniforme y se duchó, después de media hora salió del agradable baño caliente, se sienta en la cama abre un cajón de la mesita de noche encontrándose con un portarretrato de él con Paulette, foto que se habían tomado cuando ellos empezarón su relación, salió de su habitación, en busca de su madre, encontrándola en el comedor mirando algunas revistas.

Felipa---: Hijo siéntate, tu sopa está servida.

Darío---: Madre, (respirar) porque me mentiste, porque me dijiste que Paulette se había casado hace siete años cuando yo regrese si no era verdad.

Felipa---: ¿Quien te dijo eso?.

Darío---: Mamá, arruinaste mi vida (decepcionado)