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El Matrimonio De Conveniencia: Engáñame Durante Tres Meses.

El Matrimonio De Conveniencia: Engáñame Durante Tres Meses.

Status: Terminada
Genre:Mujeriego enamorado / Grandes Curvas / Traiciones y engaños / Mujer despreciada / Completas
Popularitas:525.5k
Nilai: 4.2
nombre de autor: Santiago López P

Matrimonio de conveniencia: Engañarme durante tres meses

Aitana Reyes creyó que el amor de su vida sería su refugio, pero terminó siendo su tormenta. Casada con Ezra Montiel, un empresario millonario y emocionalmente ausente, su matrimonio no fue más que un contrato frío, sellado por intereses familiares y promesas rotas. Durante tres largos meses, Aitana vivió entre desprecios, infidelidades y silencios que gritaban más que cualquier palabra.

Ahora, el juego ha cambiado. Aitana no está dispuesta a seguir siendo la víctima. Con un vestido rojo, una mirada desafiante y una nueva fuerza en el corazón, se enfrenta a su esposo, a su amante, y a todo aquel que se atreva a subestimarla. Entre la humillación, el deseo, la venganza y un pasado que regresa con nombre propio —Elías—, comienza una guerra emocional donde cada movimiento puede destruir... o liberar.

NovelToon tiene autorización de Santiago López P para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 1 – Parte 4: Donde duele, también nace

Capítulo 1 – Parte 4: Donde duele, también nace

El auto de Elías se movía en silencio entre las luces nocturnas de la ciudad. No hizo preguntas, no quiso romper el espacio que Aitana necesitaba para respirar. Ella miraba por la ventana, con los ojos húmedos y las manos crispadas en el regazo, como si contuviera un grito que aún no sabía soltar.

—¿Confías en mí? —preguntó él con suavidad.

Aitana asintió en silencio.

Minutos después, el auto se detuvo frente a un pequeño bar en una calle tranquila. No era un lugar de copas caras ni de ambiente ruidoso. Era un sitio discreto, de luces tenues y música instrumental, casi vacío a esas horas.

—Aquí nadie molesta a nadie —dijo Elías, abriendo la puerta para ella—. Te lo prometo.

Ella bajó sin decir palabra, dejándose guiar por ese hombre que, en cuestión de minutos, le había ofrecido más seguridad que el esposo con quien compartía una casa.

Se sentaron en una mesa al fondo, lejos de miradas ajenas. El mesero se acercó y Elías pidió algo suave para ambos. Aitana no protestó. No tenía fuerza para pensar.

—No suelo beber —murmuró después de dar un sorbo corto—. Es mi primera vez.

—Y no me imagino peor ocasión para empezar —respondió Elías con una sonrisa triste.

Ella lo miró por primera vez con más atención. Tenía facciones serenas, barba de unos días, ojos oscuros con destellos cálidos. No era un hombre llamativo, pero había en él algo que inspiraba confianza. Una presencia que no intimidaba, que no exigía. Solo estaba allí… para sostenerla.

—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?

—¿Te parece raro que alguien lo sea?

Aitana bajó la mirada, y una lágrima silenciosa cayó sobre su mano.

—Sí —susurró—. Me parece rarísimo.

Elías respiró hondo, como si el dolor ajeno también lo tocara.

—No sé quién te hizo llorar así, Aitana… pero te juro que esa persona no merece ni una sola de tus lágrimas.

Ella sonrió con tristeza.

—¿Entonces por qué mi esposo no me ama? —soltó de pronto, sin filtro, como si el alcohol y la rabia la empujaran a hablar.

—Porque es un idiota —respondió Elías con firmeza.

Aitana lo miró, sorprendida por la respuesta simple pero tan honesta. Por un segundo, algo parecido a una risa se escapó de su garganta, mezclado con un nuevo sollozo.

—Tres años esperando que me mire como a alguien importante —dijo con la voz temblorosa—. He dado todo de mí, Elías. Cada pedacito de amor, de paciencia, de fe. Y hoy lo escuché decirle a otra mujer... que la amaba.

Elías se quedó en silencio, observándola.

—A veces, quienes más damos, terminamos más vacíos —dijo—. Pero eso no te hace débil. Te hace valiente. Porque amar con todo, incluso cuando no se recibe nada… es el acto más valiente que existe.

Aitana cerró los ojos. Su alma se sentía desgastada. Destrozada. Pero por primera vez en años, alguien la veía. La escuchaba. No como “la señora Montiel”. No como la esposa perfecta. Como ella.

Miró la hora. Su rostro se apagó.

—Ya debe estar en casa… ni siquiera le importa que no llegara a la cena.

—¿Quieres que te lleve? —preguntó Elías, con tono neutro, sin presionar.

—No quiero que pienses que soy una carga —respondió ella, bajando la mirada.

—No lo pienso —aseguró él—. Pero si lo hiciera… tú no deberías disculparte por necesitar compañía.

Aitana apretó los labios.

—Ha sido un placer conocerte, señor…

—Navarro —respondió Elías, y sonrió—. Pero prefiero Elías.

—Elías —repitió ella—. Gracias, de verdad. Pero debo irme.

Se levantó con torpeza. El alcohol leve le había adormecido las emociones, pero el mareo no venía solo del licor. Era el peso del desamor, la carga de los años vividos en silencio.

—Yo te llevo —insistió él.

—No. Lo siento… mucho. Gracias por tu tiempo —dijo, con una dulzura quebrada—. Eres una buena persona, Elías.

Él se quedó mirándola mientras se alejaba tambaleando ligeramente. No sabía quién era esa mujer antes de esta noche, pero entendía que acababa de ver cómo se rompía en pedazos frente a él.

—¡Señorita! —llamó, pero ella ya estaba subiendo a un taxi.

En el interior del auto, Aitana se dejó caer contra el asiento. No habló. No pidió música. Solo apoyó la cabeza contra el cristal de la ventana, mientras las lágrimas volvían a caer.

El conductor, un hombre mayor, le ofreció un pañuelo sin decir palabra.

Aitana sonrió con amargura, murmurando:

—¿Por qué siempre soy yo la que espera en casa?

Recordó su boda. El vestido blanco. El salón decorado con flores blancas. La caminata hacia el altar esperando encontrar al menos una sonrisa en Ezra. Pero él solo la miró como quien mira una obligación.

El corazón de Aitana volvió a romperse, esta vez sin ruido.

Y entre luces lejanas, la ciudad siguió su curso, sin saber que una mujer acababa de dar el primer paso para salvarse de sí misma.

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eva doello
EXCELENTE, felicitaciones y millones de gracias AUTORA BELLAAAAA.... ❤️❤️❤️❤️👏👏👏👏🌈🌈🌈🌈
Kelly Gomez
Oooohhh por Dios, esta niña si sabe herir orgullos, ojalá se vengue de él y se quede con Elias🫣🫣🫣
Kelly Gomez
Lo que no sabia era que debía amarse a si misma primero para que otros la amen
Marisol
Esta novela es para loco o varias personas la están escribiendo y pierden el hilo😡
Marisol
Ojalá Elias no sea cómplice
Graciela Saiz
ese Elías ya me cae gordo 😡
Graciela Saiz
perdón pero ella es una basura, dejarlo sin nada ? 😡
Graciela Saiz
La verdad ella me desagrada 😏
Graciela Saiz
que estúpida 😏
Graciela Saiz
quien te entiende querida,no era lo que querías, atención 😏
Graciela Saiz
que ! lo va a obligar a estar con ella ?
Graciela Saiz
que mujer estúpida! para que lo quiere , para que la siga engañando? el amor no se puede forzar,
Marisol
Una novela mal cordinada todo confuso vuelven para atrás los capítulos un total desastre yo también llegó hasta aki leyendo
Alba Gonzalez
esto está más enredado ella tiro las flores por la ventana ,y tenía otro vestido no se si continuar leyendo🤔
Marisol
Totalmente desubicada la novela
Marisol
La misma cosa e🙄esto no avanza y todo desubicado como si fuera varias personas escribiendo este libro y pierden el hilo de la historia incompleta en todos los capítulos 😡
Marisol
Cual amor propio cual dignidad si la tuviera ya lo hubiese abandonado
Marisol
Esto no avanza 😡
Marisol
Está tipa es una idiota sabe que no vale la pena y no se va ni se divorcian
Marisol
Ese tipo es un cobarde infiel no me gustaría que el sea el protagonista no
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