Dylan, El Hijo De La Otra

Javier sin comprender y mucho menos entender de lo que hablaba su padre, saludo formalmente a su cuñado para después sentarse al lado de su mujer.

Después de eso el anciano se mantuvo en silencio observando y analizando a cada persona con la que compartía su mesa.

Una chica tímida con los ojos rojos e hinchados y con la mirada siempre puesta en sus manos.

Dos chicas superficiales las cuales no dejaban de parlotear, sonreír, secretearse y burlarse por cualquier cosa.

Tres personas a las cuales solo les importaba las apariencias, mirarse y creerse superior a las demás.

Y un hombre resignado a vivir la vida que sus padres habían decidido para él, lo cual no dejaba de atormentar día tras día al anciano al ser él mismo quien obligó a su único hijo a casarse con alguien que no amaba solo porque ella estaba embarazada.

Para no seguir siendo parte del circo como él lo había dicho anteriormente, el anciano soltó un suspiro lleno de frustración listo para pararse e irse de ahí cuando Logan se acercó a él y le susurro algo al oído. El anciano dirigió su mirada hacía la puerta principal del salón y vió llegar a su compadre Samuel Daves acompañado de su único nieto.

Edward quien tenía intenciones de abandonar el lugar al ver a su compadre decidió quedarse un poco más.

La familia de Marcia al darse cuenta de la presencia del tan distinguido señor acompañado de su nieto de inmediato se pusieron de pie para recibirlos.

Brian le hizo seña a Marcia para que recibiera a su prometido Harry, mientras que él fue al encuentro del mayor.

— Samuel que bueno verlo.— Lo toma del brazo para ayudarlo a caminar.

— Siempre tan amable Brian, estoy feliz de poder dejar en buenas manos a mi querido nieto.— Dice mirando a Marcia quien baja la cabeza simulando estar avergonzada.

— Creo que le hacen falta anteojos para poder ver bien.— Suelta con ironía Edward al ver tan desagradable escena poniéndose de pie y llevándose varias malas miradas que a él no le importaron.

Samuel al ver a su compadre se soltó del agarre de Brian y caminó hacia él, para saludarse y darse un buen apretón de manos acompañado de un fuerte abrazo.

Luego tanto él como Harry saludaron a los demás en la mesa y tomaron asiento.

La cena de cumpleaños dió inicio y mientras cenaban los ancianos conversaban a cerca de cómo les iba a sus respectivas empresas.

Samuel es el dueño de una de las más grandes empresas automotrices en el país, teniendo varias plantas en varias partes del mundo.

Y debido a su gran innovación por los autos eléctricos su marca y sus acciones subieron enormemente convirtiéndolo en unos de los hombres más ricos del país.

Mientras ellos conversaban Brian escuchado atento todo lo que decían, hasta que Samuel preguntó algo que dejó a varios anciosos.

— ¿Entonces al tener a tus nietas las instruirás en el mundo de la minería y creación de joyas en tu empresa?.—

— ¡Claro que no!.— Contesta de inmediato Edward dejando su copa de agua de lado.— Mi empresa siempre ha sido gestionada por hombres, además creo que ellas solo le causarían problemas a Javier.— Dice mirando a sus nietas y a Alejandra.

— Es una lástima que el apellido Boyer no prosiga su linaje y termine en Javier.— Suelta un suspiro Samuel mirando a Javier.

Edward al escucharlo discretamente miró a Alejandra quien baja la mirada molesta y de inmediato la levanta simulando una sonrisa para decir.

— Pero están Reyna y Naomi quienes llevan la sangre Boyer. Además esta Gael el hijo de mi cuñada Clarisa y Joe.— Sonríe nerviosa tomando el brazo de su esposo quien se queda en silencio, ya que sabe muy bien las costumbres con que educaron a su padre y las mismas que él recibió por parte de este.

— Naomi y Reyna por supuesto que tienen sangre Boyer en sus venas.— Dice mirando a su nieta menor quien le sonríe tiernamente.— Y Gael es mi nieto, pero él lleva el linaje de la sangre de Joe. Así que si bien sabes para que mí linaje siguiera tuve que haber tenido un nieto varón y obviamente hijo de Javier.—

Alejandra al escuchar las palabras de su suegro sonrío nerviosa escondiendo su molestia. Luego discretamente volteo a ver a su hermano el cual le hizo una seña para que se tranquilizara.

Obviamente Edward y Logan se dieron cuenta de esta pequeña y casi inexistente seña, lo cual de inmediato los alertó a suponer de que tal vez podrían saber algo de Dylan o que sospecharan algo de él, por lo que de inmediato el anciano trató de tranquilizar un poco las cosas para dejar posibles sospechas fuera.

— Pero., ahora que estoy viejo y veo que ya no podré tener un nieto varón, tal vez es momento de dejar de lado las costumbres con las que fui criado.— Mira a Javier quien lo mira confundido.— Si hay ingenio, talento y sobre todo dedicación, tal vez deje que mis nietas trabajen en la compañía junto a su padre.— Dice firme el mayor haciendo que por primera vez en la velada a Naomi se le forme una pequeña sonrisa.

— Precisamente ayer Reyna me estaba diciendo que quería trabajar junto a su padre.—

— ¿¡Yo!?.— Exclama la chica sorprendida.

Reyna al ver la mirada de su madre de inmediato afirmó que siempre había querido trabajar junto a su padre y aprender de él.

Edward escuchaba cada cosa que tanto Alejandra como Reyna decían, pero no les creía absolutamente nada.

La fiesta de cumpleaños estaba por terminar cuando se despidieron Samuel y Harry. Al irse ellos inmediatamente Edward también se retiró a su habitación ayudado por Logan.

Al otro día por la mañana en la mansión de los Boyer el anciano era ayudado por Logan a vestirse para bajar a desayunar junto a su familia, cuando el anciano con una mueca le dijo que extrañaba las mañanas tranquilas tomando café en aquella pequeña cafetería.

Logan sabía que al que extrañaba era a su nieto y la compañía que este le hacía.

— No ha llamado al chico, debe de estar preocupado por usted.—

— Ese tonto, a pesar de ser un grandulón musculoso tiene corazón de pollo.— Sonríe el anciano negando con la cabeza al recordar la cara preocupada del chico de pelo largo.

— Su madre ha hecho un buen trabajo con él, ya que es un buen chico.—

Suelta sin pensar Logan al ver sonreír a su jefe, borrándole casi de inmediato esa pequeña sonrisa.

— Perdón por mi atrevimiento señor.— Dice al ver que el anciano se queda en silencio.

— No es tu culpa.— Le hace seña con la mano para que no se preocupe por que sabe que tiene razón.

Logan sin querer incomodar a su jefe guardó silencio y se limitó a seguir ayudándolo a cambiarse. Luego el hombre mayor soltó un gran suspiro.

— Sabes, he estado pensado que a pesar de ser hijo de esa mujerzuela lleva mi sangre…— Sonríe un poco.— Ese chico es el único que hará que el linaje de los Boyer no desaparezca.—

Edward le dijo firme a Logan sin saber que alguien había escuchado del otro lado de la puerta esa última parte.

^^^Continuará…^^^

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