FENIX

Estaba furiosa. Nadie la había retado.- Lucia, parecía una niña, brincando a mi alrededor. - Oh, espero que no vaya a meterte en problemas. Ella es secretaria de uno de los socios mayoritarios y acá entre nosotros, creo que tienen un romance.- Dijo susurrando.

- No te preocupes, no hicimos nada malo, al contrario, hicimos lo que ella dijo, nos vamos a nuestros puestos.- La deje en recepción, todavía riendo de lo que acababa de pasar.

Volví a mi trabajo, cuando, ya tenía una parte terminada, entre en la oficina de Ian, para meter las carpetas en su lugar.

Iba saliendo de ahí, cuando choque con una delgada figura, igual de alta que yo, pero más fina, tenía el cabello rubio, unos hermosos ojos verdes e iba vestida con un Palazzo blanco que se le veía muy bien, una cartera negra a juego con sus altísimo zapatos... Y era joven, muy joven, no debería pasar los 20 años.

- Disculpe, señorita. No la vi.- Ella me sonrió y asintió.

- No te preocupes linda... Abigail, ¿Cierto?-

-Asi es. ¿Nos conocemos?- Pregunté confundida.

- Bueno, la verdad es que, me siento un poco herida por qué no me conozcas, pero dado lo que sufriste, te perdono.- Yo seguía confundida.- En cambio yo, te conozco muy bien. Soy Valeria Regil, la prometida de Aaron.-

Sentí que abria la boca con sorpresa. Ahí estaba ella, delante de mi, era bellísima y yo solo la veía como tonta.

- L...Lo siento... Por supuesto que Aaron me habló de usted, pero, nunca la había visto. Perdón. ¿Quiere un café?-

- No te preocupes, linda y si, si quiero un café. ¿ A dónde se fue mi prometido? Quería que fuera sorpresa, pero no así.-

- Pase señorita, el está en una reunión con unos socios. Pero no debe tardar. En un momento le traigo su café, ¿Cómo lo toma disculpe?-

-Crema y azúcar por favor. Dime Valeria, Aaron,hablo tanto de ti, que creo que te conozco desde hace mucho tiempo.-

No lo creo, pensé internamente.

- Claro, regreso en un momento.-

Salí de ahí, no pensé que la vería tan pronto, el dijo que estaba en una gira. Prepare el café y se lo llevé.

- Gracias, lo necesitaba. Sabes, eres muy hermosa y con esa altura, podrías ser modelo, incluso tal vez, no tomen en cuenta tu edad.- Me revisaba de arriba a abajo.

- Eh... Gracias.- Al menos eso creía. - La dejaré un momento, tengo trabajo.-

- Adelante, querida. Por favor, no le digas a Aaron que estoy esperando.-

Salí y cerré la puerta de la oficina, me senté en intente concentrarme, pero su cara no .e lo permitía. Con razón se iba a casar con ella. Era hermosa y exitosa.

- ¿Todo en orden?- La voz de Aarón me saco de mis pensamientos.

- Si, todo bien.-

Y entro en la oficina.

- ¡Amor!-

Fue lo único que escuché por qué cerraron la puerta.

Lucia me llamo por teléfono.

- Oye, ya regreso la novia de tu jefe, es una de las mujeres más bellas que he visto. ¿Cómo se porto contigo?-

- Amable.-

- ¿Amable? jajaja, eres rara y me agradas, que te parece si el Viernes, salimos por ahí.-

- No lo se, necesito pensarlo.-

- De acuerdo, pero te voy a insistir toda la semana.-

Estuvieron ahí metidos, toda la tarde. Asi que cuando llegó la hora de salida, no sabia que hacer.

- ¿Aún estás aquí?- Era Lucia.

- Si, todavía están ahí.-

- Pues llámalo y pregunta si te puedes retirar.-

- Es verdad.- Me sentí bastante tonta.

Estaba levantando el teléfono, cuando se escuchó la puerta. Salieron y ella iba colgada de su brazo. Eran tal para cuál. Ella fina y elegante, una princesa. El fuerte y formal, como un caballero.

- Vamos, Abigail, te llevamos a tu casa.- Ordenó Aaron.

- De hecho, te iba a llamar para avisarte que me iré con Lucia.-

- ¿Estás segura?- Había duda en sus ojos.

- No te preocupes, ella necesita salir y conocer gente. No la reprimas.- Dijo Valeria con tono dulzón, pero se veía que en el fondo estaba aliviada, por qué no iría con ellos.

- Te veré mañana temprano. ¿Paso por ti?-

- No es necesario, ahora puedo venir yo sola. Gracias.-

Ella lo jalo del brazo y se lo llevó, se despidió con un movimiento de cabeza.

- Ella está súper celosa de ti.- Se rió Lucia.

- Eso es imposible, ¿Que no la viste bien?-

- Si...Y también te vi a ti. Por eso lo digo.- Dijo inocentemente.

- ¡ Es modeló! Todo en ella es perfecto.-

- Tu pareces modelo también, creo que te equivocaste de profesión.- Me tomo del brazo con una gran sonrisa. No cabía duda que está niña era encantadora. Me agradaba mucho.

- Vamos, salgamos de aquí.- dijo.

- ¿Que estudiaste?- Le pregunté para cambiar de tema.

- Estoy estudiando derecho.-

- WOW, ¿Cómo lo haces? Con el trabajo.-

- Asisto a una universidad sabatina, necesito el trabajo de tiempo completo, así que los sábados los dedico a estudiar.-

- Y ¿ Te gusta?-

- Por supuesto, es muy gratificante, saber que mi esfuerzo algún día valdrá la pena. Además de que en algunas ocasiones, apoyo a una fundación, que ayuda a mujeres maltratadas, a veces, no solo necesitan ayuda psicológica, sino también legal.-

Me quedé sorprendida con lo que me dijo, era tan joven, pero tan resuelta en lo que quería.

- Tu, ¿Que estudiaste?-

- Yo .. no pude terminar mis estudios, pero me gustaría retomarlos, aunque lo que estudiaba ya no me interesa.-

- ¿Por qué esperar? Dime, ¿Que es lo que te gustaría?-

- Me gustaría hacer lo mismo que tú, quiero estudiar derecho.-

Me sentía emocionada.- También me gustaría que me llevarás como apoyo a esa fundación que mencionas.-

Lucia me miró con curiosidad. Solo sonreí.

- Te contaré en otra ocasión.- Le dije.

- Eres una mujer misteriosa... ¡Que interesante!-

- jajaja, ya vámonos.-

Cuando llegamos a la parada de autobús, cada quien tomo su camino. Cuando llegue a casa, ya era tarde. Tendría que tomar en cuenta el tiempo, para llegar a tiempo a la oficina.

- Hola mamá, ¿Ya cenaste?-

- Hola, cariño, estoy esperando por ti.-

Nos sentamos y charlar un rato.

- Oye mamá, ¿Que opinas, acerca de que vuelva a estudiar?-

Me miró y sonrió con amor.

- Creo que es la mejor idea que has tenido, corazón.-

- Mmm, gracias por eso. Pero en serio, ¿Crees que sea buena idea? Siento que ya estoy muy mayor para ir a la escuela-

- Mientras cumplas tus metas, La edad no importa.-

- Sabías palabras madre.-

Le di un beso en la mejilla y me puse a limpiar la mesa y ella a lavar los platos.