Luego de una decepción amorosa Lila viaja a Londres buscando la contención de su padre pero en el camino encuentra algo más que solo amor y contención familia. Una nueva historia da comienzo en medio de toda su crisis sentimental.
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capítulo 21
Después del desayuno íntimo, entre caricias y risas compartidas, Lila y Vladímir volvieron al refugio de ese amor silencioso que estaban descubriendo. Él la acarició con delicadeza, guiándola al clímax una y otra vez, confirmando que la noche anterior no había sido solo efecto del alcohol ni de la pasión momentánea, sino algo real, una conexión profunda. Vladímir la hizo sentirse mujer, deseada, viva; una experiencia que Lila atesoraría siempre.
Mientras la piel de ambos temblaba de placer y su respiración se entrecortaba, él se inclinó hacia su oído y susurró:
— Me gustas, Lila… me gustas mucho.
Ella lo miró, perdió el aliento al encontrarse con la intensidad de sus ojos azules, y sintió cómo su corazón estallaba de ternura y certeza. Sin pensarlo, respondió con firmeza:
— Tú también me gustas, Vladímir… mucho.
Un beso largo, profundo, selló esa promesa silenciosa. No necesitaban más palabras. Se abandonaron al momento antes de tomar una ducha reconfortante: el agua recorría sus cuerpos entre risas suaves y caricias tiernas. Fue un ritual sanador, reparador. Dos almas que comenzaban a fiarse la una de la otra.
Cuando terminaron, se vistieron con ropa ligera. Con un beso delicado en la frente, Vladímir la despidió en la entrada del hotel:
— Cuídate, princesa.
Ella respondió con una sonrisa serena, un último roce de labios, y él se marchó, dejándola con el corazón tranquilo.
**
Lila estaba a punto de regresar a su habitación cuando giró, al sentir una presencia junto al ascensor: Erick. Allí estaba, aparentemente tranquilo, pero expectante, con los ojos cargados de una súplica muda.
Ella suspiró. Sabía que había llegado el momento de cerrar ese capítulo si quería avanzar con Vladímir. Caminó hacia él con paso firme.
Erick sonrió con timidez y propuso:
— Lila… ¿podríamos hablar en el restaurante? Me gustaría que lo intentáramos de nuevo. Ambos nos equivocamos, pero tal vez... aún podamos superar esto.
Lila mantuvo la distancia, cruzando los brazos con firmeza.
— No puedo olvidar tu engaño con Margo, Erick. Lo peor no fue solo el acto, sino que ella era mi amiga… Me traicionaste dos veces: en el corazón y en la confianza. Me sentí humillada, decepcionada.
Él se acercó, bajando la voz como si eso hiciera sus palabras más aceptables:
— Pero tú también me fallaste…
Ella lo interrumpió, sus ojos comenzaban a brillar con una mezcla de dolor y determinación:
— ¿Fallé? ¿Por una foto con Vladímir? ¿Por permitir que pensaran lo que quisieran? Mi historia con él comenzó cuando llegué aquí. Antes de eso, no veía a nadie más que a ti. Creí que eras el hombre con quien pasaría toda mi vida. Pero no quiero vivir temiendo que cada vez que llegues tarde sea porque estás con otra mujer. Y tampoco creo que tú quieras vivir pensando que cada hombre que aparece a mi lado en una portada o una campaña publicitaria es mi amante.
Hizo una pausa. Su voz no tembló.
— La confianza se rompió, Erick. Y sin confianza, no hay relación.
Erick parpadeó, confundido por su claridad. Intentó recuperar el control, como si pudiera revertirlo todo con un argumento más.
— ¿Y entonces lo olvidamos? ¿Tiramos todo a la basura? ¿Nuestra historia, todos estos años?
Lila se levantó con dignidad, sin una pizca de odio en su voz, pero tampoco de duda:
— Yo no fui quien rompió las promesas.
Respiró profundo y añadió:
— Te deseo suerte. A pesar de todo… no te guardo rencor.
Se dio media vuelta y caminó hacia la salida del restaurante con la frente en alto. Erick la siguió con la mirada, inmóvil, sintiendo que algo dentro de él se quebraba. No podía dejarla ir así.
La alcanzó en la puerta y la tomó del brazo, desesperado por un último intento. Pero en cuanto estuvo por hablar, una figura se interpuso entre ellos.
Era Vladímir.
Con una calma intimidante, lo apartó sin levantar la voz:
— No la vuelvas a tocar.
Erick, sorprendido y molesto, respondió:
— Solo quería hablar con ella…
— Ya no eres nadie en su vida —replicó Vladímir con los ojos fríos como el hielo—. Si la vuelves a tocar, será como si jamás hubieras existido.
El silencio cayó como una losa en el vestíbulo. Erick retrocedió, su orgullo herido y su corazón aún más. No supo si retirarse era más doloroso que quedarse luchando por algo que ya se había perdido.
Lila, en silencio, observaba cómo su pasado se disolvía frente a ella. Había tomado una decisión, había cerrado puertas y estaba lista para abrir otras.
Camino hacia Vladímir con paso firme y le dijo:
— Vlad, por favor... vámonos. No quiero otra escena.
Él la miró con intensidad al oírla llamarlo por ese apodo tan íntimo. Eso bastó para que bajara la guardia. Sin decir nada más, tomó su mano, giró una última vez hacia Erick, y se alejaron hacia el ascensor.
**
En el pasillo, con su mano aún en la de él, Lila susurró:
— Gracias.
Vladímir no respondió con palabras. Solo la abrazó, con una ternura silenciosa. Sus cuerpos se fundieron en un abrazo que decía más que cualquier discurso.
Mientras el ambiente se vaciaba de miradas ajenas, Lila caminaba junto a él hacia su habitación nuevamente. No por nostalgia, ni por indecisión: simplemente se había olvidado su celular.
Y en el fondo, algo en ella sabía que todo lo vivido esa mañana —la despedida, el enfrentamiento, el cierre— no solo era el final de una historia.
Era también el comienzo de otra.
dañó a su familia por un desliz que ni siquiera fue seguro.
Su madre se merecía eso por dañar todo.
Pero Lila no
Básicamente ellos dañaron la relación de sus hijos.
TODO.
Ella traicionó a su familia, y luego hizo escoger a sus hijos, más que nada el hecho de que el otro se enteró de la peor forma, no fue capaz de nada.
le segunda el padre al no ser fuerte y dejarla a tiempo, que dañó a sus hijos.
y para colmo ella se descarga con su hermano que no tiene culpa, no es obligación querer hablar con su madre
Que fastidio cuando dices algo y no cumplen, yo me largaba de ahí 🙄🙄
dos hermanos y ahora con quién. dioooooos que dilema