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¿Y Si Me Quedo?

¿Y Si Me Quedo?

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / Doctor / Maltrato Emocional / Atracción entre enemigos / Completas
Popularitas:262
Nilai: 5
nombre de autor: Raylla Mary

Thiago siempre fue lo opuesto a la perfección que sus padres exigían: tímido, demasiado sensible, roto por dentro. Hijo rechazado de dos renombrados médicos de Australia, creció a la sombra de la indiferencia, salvado únicamente por el amor incondicional de su hermano mayor, Theo. Fue gracias a él que, a los dieciocho años, Thiago consiguió su primer trabajo como técnico de enfermería en el hospital perteneciente a su familia, un detalle que él se esfuerza por ocultar.

Pero nada podría prepararlo para el impacto de conocer al doctor Dominic Vasconcellos. Frío, calculador y brillante, el neurocirujano de treinta años parece despreciar a Thiago desde la primera mirada, creyendo que no es más que otro chico intentando llamar la atención en los pasillos del hospital. Lo que Dominic no sabe es que Thiago es el hermano menor de su mejor amigo y heredero del propio hospital en el que trabajan.
Mientras Dominic intenta mantener la distancia, Thiago, con su sonrisa dulce y corazón herido, se acerca cada vez más.

NovelToon tiene autorización de Raylla Mary para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 21

Entre Confianza y Protectores

Era final de la tarde cuando Theo llegó.

Traía una bolsa con algunos medicamentos, chocolates, y el suéter preferido de Thiago — aquel gris holgado que él siempre usaba cuando quería esconderse del mundo.

— Toqué — dijo Theo al abrir la puerta, incluso ya entrando. — Pero nadie respondió.

Dominic apareció en la sala, limpiándose las manos con una toalla de plato.

— Yo estaba en la cocina. Thiago está en el baño. Él tuvo una crisis leve hace poco, pero… se calmó. Fue para la ducha solo.

Theo asintió despacio. Dejó la bolsa en la mesa, la mirada vagando por la casa.

— Él está contigo, ¿no?

— Estoy con él.

El silencio se instaló por un instante. Y esta vez, no había almohadas entre ellos. Solo la tensión leve de dos hombres que amaban al mismo chico — de maneras diferentes, pero igualmente profundas.

Theo cruzó los brazos.

— Yo estoy intentando confiar en ti, Dominic. Juro que sí. Pero a veces aún es difícil.

— Yo sé. Y no te voy a pedir para confiar con los ojos cerrados. Pero voy a probar, todos los días, que él está seguro conmigo. Que él puede respirar aquí sin miedo.

Theo miró para Dominic por algunos segundos largos, como quien lo pesaba por dentro.

— ¿Él durmió en tu cuarto?

Dominic no respondió de inmediato. Después asintió, con honestidad.

— Tuvo una pesadilla. Me buscó. Durmió conmigo. Nos abrazamos. Solo eso.

— ¿Solo eso?

— Por ahora… sí.

Theo suspiró, cansado. Pero no furioso. Había madurez en aquella mirada.

— Él tiene un corazón delicado, Dominic. No es solo porque él fue abusado. Es porque él ama con la intensidad de alguien que tuvo todo arrancado demasiado pronto.

Dominic bajó los ojos, absorbiendo cada palabra.

— Yo no quiero lastimarlo, Theo. Ni apresurar nada. Solo quiero estar cerca. Y si un día eso se convierte en amor… yo voy a cuidar como si fuera una cosa sagrada.

— Mejor que cuides mismo — dijo Theo, con una media sonrisa tensa. — Porque si él se quiebra por tu causa, Dominic… no va a ser fácil para nadie.

El clima pesó, pero no hubo amenaza. Fue solo verdad.

Fue cuando Thiago apareció en el corredor. El cabello aún húmedo, vistiendo la sudadera gris, ojos atentos.

— ¿Está todo bien?

Dominic y Theo se viraron al mismo tiempo. Los dos sonrieron — cada uno a su manera.

— Sí, pequeñín — dijo Theo, yendo hasta él para abrazarlo.

Thiago se acurrucó en los brazos del hermano, pero miró por encima del hombro para Dominic. La mirada era llena de algo nuevo. Calor. Confianza.

Y Dominic entendió.

Allí, en aquel espacio compartido, los tres estaban aprendiendo a existir. A respetarse. A recomenzar.

Más tarde, cuando Theo se fue, Dominic y Thiago se quedaron en la terraza. El cielo comenzaba a oscurecer.

— ¿Tuviste miedo de mi hermano? — preguntó Thiago, recostado en el pecho de Dominic.

— No. Él solo te ama demasiado. Y yo entiendo eso.

Thiago rió bajito.

— A veces parece que ustedes dos hablan sobre mí como si yo fuera un cristal.

Dominic pasó los dedos en los cabellos de él, despacio.

— Tú no eres frágil. Solo precioso.

Y Thiago, por primera vez, creyó.

Más tarde aquella noche, después que Theo se fue y la casa se sumergió en un silencio tibio, Thiago se quedó pensativo. Sentado en el sofá con una taza de té en las manos, la sudadera holgada lo envolvía como un abrigo — pero su mirada parecía distante, como si aún caminase por recuerdos antiguos.

Dominic lo observaba desde la cocina. En silencio. Respetando su tiempo.

Pero después de algunos minutos, se sentó al lado, sin decir nada. Solo se quedó allí. Presente.

— ¿Sabes lo que es extraño? — Thiago preguntó, mirando para la pared al frente. — Yo no me acuerdo de nadie quedándose a mi lado así… sin prisa. Sin querer arreglarme.

Dominic sonrió leve.

— Yo no creo que tú necesitas ser arreglado.

Thiago miró para él. Los ojos estaban rojos, pero no era de tristeza — era de algo más crudo. Honestidad.

— Pero yo me quiebro fácil… tú sabes de eso, ¿no?

— Sé — Dominic respondió, con calma. — Pero yo también sé pegar con cuidado. Y esperar el tiempo de la cura.

Hubo una pausa. Larga. Respirada.

Y entonces, lentamente, Thiago acostó la cabeza en el hombro de él.

El gesto fue tímido, pero verdadero. Dominic no se movió. Solo levantó un brazo y lo envolvió, con delicadeza, dejando que él escogiera cuánto quería estar allí.

— Me gustas desde hace mucho tiempo… — Thiago susurró, casi inaudible.

Dominic cerró los ojos por un instante, el pecho apretado con emoción.

— ¿En serio? Y a mí, Thiago, me estás gustando… desde el primer día en que vi intentando sonreír en medio del dolor.

Thiago viró el rostro despacio. Los ojos en los de él. Tan cerca.

El beso fue breve. Un tocar tímido de labios. Tierno. Casi como un soplo de vida.

Pero fue real. Y lleno de significado.

Thiago se apartó, los ojos empañados.

— Yo no sé cómo seguir de aquí. Yo aún siento miedo. Aún duele.

Dominic tocó el rostro de él con ternura.

— Entonces nosotros vamos con calma. Un paso de cada vez. A tu manera. En tu tiempo.

Y por primera vez, Thiago creyó que podía ser amado… sin ser invadido.

Después del beso, el silencio volvió. Pero era un silencio diferente. Lleno de paz. De aceptación. Como si, por primera vez, Thiago pudiese respirar sin el peso de esconderse.

Él aún estaba con la cabeza apoyada en el hombro de Dominic, y los dedos entrelazados en el tejido de la camisa de él como si aún buscase algún tipo de suelo.

— Yo pensé que si un día alguien me besase… yo me iba a asustar — susurró.

Dominic deslizó los dedos por los cabellos de él con levedad.

— ¿Y te asustaste?

Thiago demoró, después negó con la cabeza.

— No. Fue como… volver a respirar. Despacio. Por primera vez en mucho tiempo.

Dominic lo abrazó más firme. No para aprisionar, pero para proteger. Como si dijese, sin palabras, que estaba allí. Y no se iba a ir.

— Tú no necesitas apresurarte. Y ni prometer nada ahora — dijo Dominic. — Pero si quieres, nosotros podemos intentar ser… alguna cosa bonita. Juntos.

Thiago rió leve, una risa medio mojada de emoción.

— Yo no sé lo que es bonito, Dominic. Pero yo creo que quiero descubrir contigo.

Más tarde, cuando Dominic lo llevó hasta el cuarto, Thiago vaciló.

— Tú… ¿te quedas aquí conmigo hoy?

Dominic no respondió con palabras. Apenas entró en el cuarto junto a él, se acostó del otro lado de la cama — con espacio, con respeto. Pero cuando Thiago se acostó también, se viró de lado y extendió la mano.

Y Dominic la agarró.

Fue así que durmieron. De manos dadas, en la oscuridad. Sin promesas, pero con un sentimiento que comenzaba a nacer con raíz.

Un sentimiento que, esta vez, no dolía.

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