Peter y Marian han estado casados por tres años, pero ella no pudo lograr que el se enamorara de ella, ya que el pensaba que ella era una casa fortunas y el día que menos pensó ella le firmó los papeles del divorcio desapareciendo de su vida y volviendo tres años después para descubrir que aun siguen casados.
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Capitulo 16
Marian puso las manos en su abdomen esperando que eso redujera el dolor, pero en realidad no ayudaba mucho.
-¿Cuál es el problema si quiero la fortuna de los Martin?, tú también la deseas o ¿piensas que voy a creer que estas detrás de Peter por amor?, ¿si el fuera pobre aceptarías una relación con él?, ¡no lo creo!, si quieres reclamarle a alguien es a él a quien debes para y preguntarle porque no se quiere divorciar de mí, porque me tiene atada a él de esa manera – Marian emanaba la rabia y el dolor físico que sentía en ese momento
-¡Ya sabia yo que eras de esas!, ya que tu madre no tuvo el tiempo de enseñarte a no meterte con lo que no te pertenece, entonces yo lo haré – Amanda sabía que había dado en el clavo y la haría pagar por estar en la vida de Peter
Levantó la mano para darle una bofetada a Marian y esta le agarró el brazo en el aire, para pegarle en la cara.
-¡Me pegaste!, de verdad que eres de lo peor – cuando fue a golpear a Marian sintió una mano fuerte que le agarró la muñeca en el aire
Volteó y era Peter quien estaba a su lado con una mirada glacial, a él no le importaba lo que se dijeran por la relación que tenia con ella, pero que Amanda nombrara a la mamá de Marian era otra cosa.
Amanda comenzó a llorar y a quejarse por haber sido maltratada por Marian pensando que Peter la defendería.
-Vete – Gruño Peter
-¿No escuchaste?, te acaban de decir que te fueras – le dijo Amanda a Marian con cara de suficiencia
-No quiero volver a repetirlo – Amanda volteó a ver a Peter y su sonrisa se apagó en un momento
No podía creer que fuera a ella a la que estaban corriendo, no entendía que clase de embrujo tenia esa mujer para hacer que Peter la defendiera de esa manera, solo tocaba esperar el momento oportuno para hacer que esa careta callera y ella pudiera exponerla ante todos.
Cuando Amanda se fue Marian como pudo caminó hasta su oficina sin dejar que Peter se le acercara.
-¿Te duele mucho?, ¿quieres que te lleve al médico?, ¿Amanda te hizo algún daño? – comenzó a preguntar Peter al ver el dolor reflejado en la cara de Marian
-Si me duele, pero no creo que sea nada, déjame tranquila un momento – entró a la oficina y cerró la puerta tras de ella
-¿Por qué siempre tienes que poner una barrera entre tu y yo? – preguntó al otro lado de la puerta y se volteó para ir a su oficina
Al entrar a su oficina Peter vio una pequeña caja con una nota, de inmediato pudo reconocer la letra de Marian y en ella le agradecía por haberla llevado al hospital y por cuidarla, él vio la nota y leyó varias veces sintiendo un poco de remordimiento por la forma en que la trataba en ocasiones.
Luego de unos minutos entró a la oficina de Marian y la vio acostada en uno de los muebles que se encontraba allí.
-¿Te sientes bien? – preguntó suavemente
-No, no me siento bien y no es solo el dolor, me arrepiento de muchas cosas en esta vida y entre esas está nuestra boda, nunca debí casarme contigo y nunca debí haber pensado que después de casarnos ibas a cambiar, lo bueno es que aun podemos poner nuestras vidas en orden y ser felices cada uno por su lado – Marian hablaba sin mirarlo, solo veía un punto muerto en el techo
-¿Qué quieres decir con eso?, deja de actuar como una niña consentida y vamos al hospital, estas sangrando y puedes empeorar – había un toque de preocupación en su voz
-Esta bien, iré, pero quiero que hables con esa mujer y le digas que no se atraviese en mi camino, no quiero verla ni por casualidad, no quiero que siga molestándome, que si quiere casarse contigo yo les doy mi bendición, pero informarle que eres tu quien no quiere divorciarse de mi – habló ella antes de intentar levantarse
El dolor era intenso y era visible lo mal que se sentía, Peter se arrodilló y comenzó a revisarla notando lo que tanto temía, la herida estaba abierta, decidió cargarla y llevarla nuevamente al hospital, solo que ella prefirió caminar antes que volver a salir de la empresa en sus brazos.
En el camino vio que ella tomaba algunas pastillas, lo que le generó cierta curiosidad.
-¿Qué es eso?, ¿son para el dolor? – preguntó él
-Son algunos calmantes que me recetó el médico – fue lo único que ella respondió
No se había fijado en lo delgada que estaba, parecía haber pedido un montón de kilos desde que había comenzado a trabajar en la empresa, de pronto sonó el teléfono de ella y vio claramente que era su primo Oscar quien llamaba.
Ella contestó y le dijo que iba a la clínica a que le revisaran la sutura, a Peter le molestó la forma en que ella hablaba con él, había un tono cariñoso en su forma de hablar con él, mientras trataba amablemente a otros hombres a él le hablaba con indiferencia y hasta con odio.
-¿Por qué hablas con él de esa manera?, ¿ustedes dos tienen algo? – ella escuchó sus preguntas y solo pudo sonreír
-Oscar y yo somos amigos desde hace años, siempre lo he tratado de esa manera y no voy a cambiar nunca mi trato hacia él – era verdad, tenia una gran amistad con el primo de Peter
-¿Crees que con él serás feliz?, es por el que quieres que me divorcie de ti ¿verdad? – siguió preguntando
-No es la razón, pero puedo asegurarte que con él o con cualquier otro hombre seria mas feliz que contigo, así como tu serias feliz con cualquier mujer, pero sigues molestándome una y otra vez – le respondió con tranquilidad
Peter estaba que explotaba de la rabia, aunque prefirió quedarse callado durante el resto del camino y al llegar al hospital fue tratada de inmediato, el doctor la revisó y en efecto su herida estaba abierta, por lo que tuvieron que suturar nuevamente.
Al salir él vio que ella estaba algo nerviosa, veía una y otra vez el reloj.
-¿Qué te sucede?, ¿tienes un compromiso con alguno de tus amantes? – su pregunta hizo molestar a Marian, pero no quería seguir discutiendo
-Si tengo un compromiso, pero con mi hija, debo buscarla en el jardín de niños – respondió ella tratando de esconder su ira
-Tienes que descansar – él no entendía porque ella era tan testaruda, porque no le pedía a alguien que la buscara y ya