Mi Condenada Suerte

Maldita sea otra vez, dije con furia, acaso no hay otra persona que muera y reencarne, acaso no les molesta al Dios, ente o diablo que sea, que me hace esto. Una y otra vez. Dije con furia, luego de entender que ese joven que veía era mi hijo, y sentía que sufría como yo en mi primera vida. Una luz me rodeo y apareció una dama vestida con un largo vestido azul en degrade hacia el negro en sus bordes, iluminado en su escote y mangas con estrellas como el cielo. Hola hijo, perdón por qué moriste tantas veces y todas tus vidas terminaron trágicamente, perdón por hacerte amar a un ser prohibido, pero a veces el destino está escrito así, entrelazado con en amor y el pecado divino. Quien eres pregunté, y ella respondió primero tú eres una ku-mara (fácil morir) y yo soy la diosa Kumari, la diosa de la reencarnación. Tú recuerdas tus últimas vidas, Pero tu desdicha te sigue hace siglos, no estás unido a un hombre o una mujer, estás dos últimas vidas quisimos con el Dios de la vida estuvieras juntos, por qué sabíamos de tus hijos, pero Gabriel ya reencarno, y dónde vas es por tu hijo. Cómo por mi hijo pregunté y ella dijo tu hija Magdalena es una Omega hermosa, se casó y tuvo dos hijos, son deltas. Tu hijo Andrés es un Delta y se casó, pero no puede tener hijos su Omega. Así que no tienen hijos y cuidan a sus sobrinos y Martín es un enigma como era Gabriel, no se casó y está a cargo de una rama importante de la mafia que manejaba Gabriel, Andrés maneja la mafia chica que le dejaste.

Y a qué viene que me digas todo esto, si voy a reencarnar, vaya a saber en donde, seguro en un libro de acción o de terror, sus ocurrencias son muy divertidas, para ustedes y caóticas para el que revive.

Te estamos haciendo un favor, gracias le dije a la diosa, pero prefiero ya no volver al mundo de los vivos en algún libro de bl o omegaverso, y que sugieres dijo el Dios de la vida, no volver. Ya viví mucho y el momento más feliz de mi vida, duro unos minutos, o menos y fue ver la carita de mis tres hijos.

Queremos darte otra oportunidad y dejaremos elijas tu futuro, no abra un destino definitivo, que te parece, dijo Kumari, y le pregunté y porque me hablaste de mis hijos, y el Dios de la vida dijo es por tu hijo Martín, lo mire con duda en mi rostro y Kumari continúo, él se suicidó, está en este momento en una cama de un hospital, lejos de todos, volvía de ver a su futura Omega y no aguanto la presión y se quiso matar. El amor de ustedes, lo marcó toda su vida, por eso nunca estuvo con nadie, pero la presión de las otras ramas mafiosas lo obligan a casarse con uno de la familia Morgan y unir Las ramas Morgan Sincler. Y el siempre sonó tener un gran amor como sus padres y durar por siempre incluso después de la muerte, como el amor que siguió expresando Gabriel por ti. Yo escuchaba y lloraba, por mi hijo, por mi marido, pregunté qué tenía que hacer y el Dios de la muerte se hizo presente y me mostró una puerta, la abrí y de allí salió Martín me vio y abrazó, me dijo mamá por fin te vuelvo a ver, yo lo abrace con fuerza, era el primer abrazo que le daba a mi hijo, ya que nunca apure tocarlos al nacer, porque morí desangrado. Mis lágrimas recorrían mi rostro, le daba un montón de besos a mi pequeño y luego de darle besos y abrazos le pregunté por qué se quiso matar, y respondió, el dolor de estar si papá y sin ti, es mucho, estoy deprimido desde que papá se fue, todos dicen que un enigma tiene que ser fuerte, y cumplir, y yo, me miró con lágrimas en sus ojos, yo mamá solo quería ser amado y no estar en la mafia, pero por ser esto, un enigma, nunca pude elegir, nunca nadie me amo y lo peor ahora me obligan a casarme con una Omega que solo quiere dinero, lujos, es un ser despreciable, vi como humilla al personal de su casa, vi como escupió a unos niños pobres que vendían una estampitas de santos, vi tirarle una taza de café a una empleada, porque según ella estaba frío, y la Omega se le puso la piel roja de su mano y cara, por qué la quemó con la infusión, cuando salí de la visita y presentaciones solo pensé, no quiero más vivir, solo quiero a mi mamá y mi papá, por eso, me ahorque. No podría vivir un minuto con ese ser despreciable y cruel. Al escuchar eso se me rompió el corazón, lo abracé con fuerzas y le pedí perdón por haber muerto y dejado que estuviera cargando solo su subgénero, que viviera su vida así con tanta presión y con tanto dolor. Le hice cariño y le sonreí, luego respire profundo, le hice cariño con mis manos en sus mejillas y le di un beso en la frente.

Mire a Kumari y le dije es hora que me haga cargo, mi hijo merece una vida mejor. Lo abracé y fui donde la diosa me guiaba, me di vuelta y vi como mi hijo se quedaba con los dioses, el Dios de la vida y el Dios de la muerte, yo solo abrí los ojos y me encontré recostado en la cama de un hospital, no me podía mover, ni hablar.

Pensé, diosa ayuda, y ella dijo, espera ya podrás recuperarte. Y me dormí.