Desde hace mil años, una guerra silenciosa consume los reinos: las Bestias, criaturas feroces que prosperan en la oscuridad, buscan venganza contra las Hadas, cuya diosa, Madre Naturaleza, se atrevió a castigar a su propio dios, Némesis.
Esta guerra oculta una verdad mucho más profunda que la simple rivalidad.
Arthur, un lobo alfa nómada, ha viajado por años, prefiriendo la soledad y los placeres sin compromiso a la idea de una pareja destinada.
En el Reino de las Hadas,Titania creció en una cuna de oro que se convirtió en una sofocante prisión.
Una guerra que se desató hace mil años ha sobrevivido porque la verdad sobre su origen fue silenciada.
Cuando la inocencia se encuentra con la oscuridad, la línea entre el deseo y la destrucción se desdibujo.
Arthur y Titania están en el centro de un torbellino de intriga, magia y una atracción tan intensa que podría ser su perdición.
Libro final del Mundo de Reina Luna 🌙
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El Alfa sin lobo
Arthur y Noah caminaban por la silenciosa y oscura ciudad, había sido evacuada por completo por lo que sabían que si encontraban a alguien sería solo al enemigo. La guardia del rey se habían movido en su mayoría al bosque donde se encontraban las bestias quienes quería atacar y destruir la paz del País del Sur
—¿A dónde? —preguntó Noah, mirando a los lados, se había dejado guiar por Arthur durante todo el camino.
Arthur lo ignoro, él estaba concentrado en la búsqueda de aquel ser poderoso, ahora que podía hacer contacto con tierra firme, podría encontrarlo con facilidad, pero también se frustraba, pues justo cuando sentía que lo había encontrado y estaban por llegar a él, desaparecía. Era un juego, ese ser se estaba burlando de ellos.
—Está jugando con nosotros —gruñó Arthur con ronca voz, deteniéndose a mitad de calle.
—Ah, ya veo, entonces si es alguien poderoso —respondió Noah de manera despreocupada — Así como tu, que posee excelentes habilidades —dijo, mirándolo de pies a cabeza con una leve sonrisa.
Arthur le dirigió la mirada, Noah a pesar de ser un Rey de Reyes, era un mitad lobo y mitad humano, había investigado sobre él, no era tampoco como si lo mantuvieran en secreto en origen del Rey de Reyes del país del Sur.
—Tu lobo deber ser muy poderoso— dijo Noah.
—No lo tengo — Respondió Arthur desinteresado mientras continuaba su camino.
Noah arqueo las cejas ante su respuesta y pensó unos segundos antes de continuar.
—¿Qué quieres decir? —cuestionó dio grandes pasos para caminar a su lado
—Soy un alfa sin lobo —respondió Arthur sin darle importancia a sus palabras.
Noah asintió ante su respuesta, tal vez lo sorprendió un poco, pero no era algo que debía ser importante, después de todo sin lobo, Arthur era poderoso y era alguien de temer.
— Vaya, interesante —sonrió Noah.
Arthur solo suspiro ante esa respuesta, normalmente era cuestionado con desconfianza o burla cuando revelaba que no tenía un lobo, pero a él no le importaba pues demostraba que era digno de ser un alfa, a pesar de no tener un lobo.
—Pero, debe ser difícil—comentó Noah, mirando a los lados sin bajar la guardia— Al no tener a tu lobo, no podrás encontrar a tu pareja destinada... que mal
—Como si esa mierda me importa, la bendición de la Diosa Luna es una estupidez. —siseó Arthur con cierta molestia, jamás le había interesado encontrar una pareja.
Noah no respondió ante la fría respuesta de Arthur, para los tres países la bendición de la Diosa Luna era un ley irrompible, la más valiosa que existía, pero podía entender a Arthur, al no tener a su lobo y no poder reconocer a su pareja, debió tal vez tener una vida difícil en su juventud.
—Me agradas Arthur —dijo Noah con sinceridad.
Arthur le dirigió la mirada y arque las cejas, muy raro en él sorprenderse, pero ese rey era extraño, no parecía preocupado ante la situación en la que estaban en esos momentos, tampoco era como se imaginaba a los reyes, prepotentes y soberbió.
— Ya lo encontré —Arthur desvió su mirada de Noah, finalmente aquel poderoso ser dejaba de ocultarse y les hacía frente.
Una figura alta y elegante apareció frente a ellos, era el Rey de las bestias.
—Vaya, que tenemos aquí, unas presas muy fáciles.—dijo el Rey de las Bestias con una leve sonrisa escaneando a sus enemigos.
Sus ojos hermosos y peligrosos de color avellana se fijaron en Noah.
—Hueles a humano — Dijo
Noah solo se encogió de hombros sin darle importancia, no era como si le afectara sus palabras, pues jamás se ha avergonzado de ser mitad humano, después de todo, paso parte de su vida, viviendo como tal, hasta que fue encontrado y salvado por Varek de la muerte.
—Sí, bueno, tú apestas a rata mojada y no me quejo —dijo Noah con ironía en su voz sin dejar de mirar al Rey de las bestias.
El rey decidió ignorar sus palabras, su mirada ahora se centró en Arthur, esos ojos avellanas no dejaban de escanearlo y sonrió ante lo que descubrió
—Carajo y tú. ¿por qué hueles a hada? —preguntó.
—Qué mierda te importa —soltó Arthur con molestia ante su pregunta.
Noah asintió con sorpresa, no se imaginaba que Arthur y una de las hadas fueran tan íntimos en tan pocos días, se quedo pensando por unos segundos, hasta que recordó como en el refugió mantenía aferrado a él a la princesa hada, era ovio que el aroma de hada que Arthur tenía impregnado en él, era de la de Titania.
—Okay, basta de olfatearnos —intervino Noah —¿Qué es lo que pretende atacando mi país? — Tomo seriedad como el rey que era.
—No tengo nada contra ustedes lobos, solo quiero a la Reina hada, y me iré —dijo con una firmeza en su respuesta.
—Ah, es eso —suspiró Noah—. Lo siento, pero es mi invitada especial, no la entregare —respondió con firmeza ante sus palabras, por supuesto que no dejaría que dañaran a la sangre real de las hadas.
—Como quieras, tendré que destruir tu estúpido País —respondió el Rey de las Bestias, y sin más empezó a liberar su aura, un poder que era de temer.
—Joder —soltó Noah despreocupado.
Arthur camino hacía al frente, aunque él no pertenecía a ningún país, tampoco dejaría que el país del Sur fuera destruido, mucho menos que acabaran con el Rey de Reyes, eso sería la derrota total, además deseaba con ansias enfrentarse a ese ser poderoso, ese poder que había sentido en la cascada quería liberarse de nuevo y estaba seguro que estaba vez nada podría detenerlo.
Y así dio inicio la batalla. Arthur se lanzó contra el enemigo, usando sus puños y moviéndose con gran velocidad y precisión.
Noah se mantenía solo observando de momento, quería verlo en primera fila, hasta donde era capaz de llegar el poder del Alfa nómada, quería saber que tan poderoso era, que incluso la Reina suprema dijo a través del enlace que él era la clave, pero ¿La clave de qué?
—¿Cómo está la situación en la cascada? —preguntó Noah mediante el enlace que mantenía con Oswaldo
—Las bestias han atacado. Nuestros guerreros han logrado defenderse de momento —respondió de inmediato Oswaldo.
—Ve, encárgate de liderarlos —ordenó.
Continúo observando la batalla, a pesar de no tener un lobo, Arthur era poderoso y lo estaba demostrando en esos momentos, moviéndose con fluidez contra aquel ser poderoso. Ambos mantenían una pelea igual, sus fuerzas podían estar a la par, pero Noah ya se había percatado, era solo el inicio, pues ninguno de los dos, ni el enemigo, ni el Alfa nómada liberaban aun su verdadero poder.
El rey de las bestias respondía a los golpes de Arthur con gran fuerza, su mano golpeo el estómago del lobo y fue lanzado contra el suelo. Él se mantuvo esperando, sabía que Arthur no sería vencido tan fácilmente.
Arthur se reincorporó de inmediato, limpiándose la sangre que salía de su labio. Sentía la adrenalina correr por todo su cuerpo. Ese enemigo era diferente a todo lo que se había enfrentado; y más que sentirse amenazado, el ferviente deseo de enfrentarse a él con todas sus fuerzas seguía creciendo en su interior.
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Titania mantenía su mirada atónita a la cámara donde Arthur estaba enfrentados a aquel poderoso enemigo, la imagen del combate era extremadamente asombrosa, su cuerpo temblaba y sentía una extraña sensación con solo ver, el miedo y la excitación se mezclaban.
En cambio, Áine sonreía ante lo que veía, sus ojos verdes no perdían de vista a ese enemigo. Él era a quien buscaba, no podía creerlo, un enemigo mortal, quien solo deseaba a toda costada acabar con su vida. Pero ¿Qué pasará cuando estén frente a frente? Solo pensarlo sentía como su cuerpo era rodeado por la adrenalina y el deseo.
—Áine —susurró Xander, mirándola, aunque entre ratos su mirada se desviaba hacia Titania.
Áine a su pesar desvió la mirada de la pantalla y se centró en Titania, pudo ver como el su hermana estaba temblando, así que no dudo en acercarse a ella y tomar su mano.
Titania dirigió la mirada a Áine al sentir el agarre de su mano, su rostro estaba a punto de mostrar su debilidad, sus lágrimas apunto de escapar, pero justo en ese momento, Xander se coloco detrás de Áine, y eso simplemente la hizo recobrar su mascara estoica, no lo permitiría, con él jamás volvería a mostrarse frágil, esa era una promesa que había hecho hace mucho tiempo.
Xander había sido el primero en traicionarla, el primero en burlarse de ella.
Su mirada se endureció y controlo el temblor de su cuerpo
Xander sintió una fuerte punzada ante ese rostro de Titania, ella no volvería mostrarse frágil ante él, sabía que era su culpa de ella fuera así.