UNA VIDA LLENA DE MISTERIOS Y FANTASÍAS: "La Elegida"

Y ahí estaba yo observando sorprendida al igual como los presentes que me observaban con la boca abierta aquella escena. Había pronunciado el nombre de mi espada que no tardó en aparecer pero había aparecido algo más, otra espada que era idéntica. Si bien eran idénticas había algo que las diferenciaban, el aura que fluía en ellas; de mi espada desprendía un aura de color rojo y de la otra era un color azúl resplandeciente.

—. ¿Por qué…

—. ¿Crees que puedas empuñarla?

Me interrumpió el anciano, asentí con la cabeza y levanté mi mano derecha hacia aquella espada que se mantenía flotando en el aire, intentando tocarla. La espada al sentir que yo intentaba tocarla voló a mi alrededor por unos segundos antes de dejarse caer completamente sobre mi mano y una vez ahí la terminé empuñando.

—. Te ha reconocido como su dueña, nuestra legendaria princesa ha regresado.

—. Le damos la bienvenida a nuestra señora.

Dijeron al unisono los monjes que ya estaban inclinando la cabeza mostrando respeto, mientras yo todavía me encontraba confundida y sin entender lo que estaba pasando en ése momento, observé mi nueva posesión y luego a mi espada.

—. Esto es una locura.

El anciano se levantó de su silla de ruedas para después hacer una pose de reverencia con la cabeza mirando el piso.

—. Es un honor para mí poder ver a su alteza de vuelta.

—. Déjese de tonterías y dígame qué hago con esta espada.

—. Ahora es suya.

—. Esto tiene que ser una broma, yo ya tengo mi propia espada que me fue conferida ese día…a menos de que…

—. ¡No!

Y él no terminó la frase cuando yo ya estaba tratando de fusionar ambas espadas para que fueran solo una.

—. ¡No puedes hacer eso! ¡Son poderes opuestos!

Gritó mirándome con preocupación, ambos poderes que emanaban de mi cuerpo rodearon las espadas haciendo que estas se fusionaran convirtiéndose en otra espada de la cual fluía ahora ambas energías.

—. Al parecer los poderes opuestos si se pueden fusionar después de todo.

Dije con una sonrisa victoriosa mirándolo pero él solo abrió los ojos de par en par cuando sin percatarme aquella espada había atravesado mi corazón con una velocidad impresionante luego de eso ambas espadas volvieron a separarse.

Toqué mi pecho esperando sentir la sangre brotar pero nada, no había ni siquiera un corte ahí; rápidamente baje la cabeza mirando y no había nada aunque mi cuerpo se empezó a sentir un poco extraño, era como si estuviera hirviendo de fiebre.

—. Ha roto un sello.

Y observé como llamas rojas crecían por todo mi cuerpo mientras que aquellas llamas azules viajaban en dirección hacia esa otra espada.

—. Concéntrate.

Volvió a decir el anciano quien me miraba. Cerré los ojos tranquilizando mi mente nuevamente.

—. Las espadas al fusionarse rompieron el sello que sellaba todo tu poder, pero ahora la espada se ha llevado los restos del otro poder dejando que en tu cuerpo solo fluya uno.

—. Entonces, ahora mi poder ha aumentado.

—. Exactamente, pero llevará tiempo para que logres controlarlo al cien por ciento. Un mal paso te costará la vida, así que tendrás que volver aquí.

Luego de minutos la temperatura de mi cuerpo había vuelto a la normalidad.

—. No lo había pensado antes pero ahora creo que puede ser posible.

—. ¿El que?

—. Las espadas fusionadas rompieron un sello liberando así todo tu poder pero también tu memoria debió haber sido liberada y los recuerdos debieron regresar.

—. Pero no regresaron.

—. Así es, lo que significa una sola cosa.

Observé al anciano mientras me levantaba del suelo e intenté tocar la espada nuevamente pero esta se alejó.

—. Exacto, te reconoce y no te reconoce.

—. ¿Qué significa?

—. Que la espada puede sentir que eres su portadora pero también puede sentir que hay algo malo en ti.

—. Mi memoria.

—. Es cierto aunque hay algo más, tu espíritu primordial.

—. ¿Qué pasa con mi espíritu primordial?

—. Naturalmente eres la dueña de esa espada y en el pasado también fuiste tú, pero tampoco fuiste tú. Eres y no eres.

—. No entiendo.

—. Puede que en tu primera vida hayas sido un ser inmortal y al morir tu espíritu primordial se dividió en dos partes. Una parte renació en esa época, la otra renació ahora que eres tú, tal vez por eso no recuerdas nada. Puede ser que el otro fragmento se haya llevado la memoria de su primera vida.

—. Está diciendo que yo tengo, no, ¿que yo solo soy la mitad de un cuerpo inmortal y que la otra mitad está en alguna parte del mundo?

—. Así es, aunque es probable que ese fragmento esté en reposo.

—. ¿A qué se refiere con eso?

—. Quiero decir que la otra parte o más bien tu otra mitad está descansando en algún lugar esperando que mueras para luego renacer.

—. Entonces, ¿Ambas no nos conoceremos en ninguna vida?

—. Es probable, a menos que haya un desequilibrio en el mundo entonces ustedes podrían conocerse pero es algo casi imposible.

—. Entiendo, yo trataré de venir aquí lo más seguido posible para refinar mi poder.

Dicho esto me dí la vuelta para irme.

—. Estaremos esperándote.

Solo asentí con la cabeza para luego retirarme de aquél lugar.

Y cuando regresé a mi cuarto eran a las 4 de la mañana, pronto amanecería por lo que me acosté en mi cama mientras pensaba en la otra mitad del espíritu primordial al que yo pertenecía ¿Dónde estaba? ¿Cómo era? ¿Se parecía a mí? ¿Y por qué nos dividimos al bajar a la tierra? ¿Cuántos de esos fragmentos había ahora?

La luz del amanecer pronto se asomó entre aquellas montañas, y nuevamente un día de clases había llegado.

Todo comenzó de manera normal, las clases transcurrieron normalmente las primeras horas de la mañana.

Y en la hora del receso me encontraba como siempre sentada debajo de alguna sombra sola mientras reproducía música y disfrutaba de ellas. Pero siempre había algo que interrumpía mis momentos de paz.

—. ¿Qué estás haciendo?

Se escuchó la voz de alguien, dí un pequeño suspiro antes de levantar la cabeza y mirar a Anthony mirándome con esa mirada llena de frialdad e indiferencia.

—. Nada que sea de tu incumbencia.

Respondí con una voz cortante.

—. ¿Qué clase de dibujo es ess?

Volvió a preguntar mientras se acercaba a hacia a mí, rápidamente miré hacia mi bloc de dibujos y me quedé sorprendida de lo que había estado dibujando. Cuatro personas encapuchadas teniendo una batalla con un hombre que parecía ser un demonio. De inmediato cerré el bloc y lo escondí detrás de mí antes de volver a mirarlo con una expresión seria.

—. Ya lo he dicho, nada que te importe.

—. ¿Por qué siento que escondes algo?

Preguntó una vez más pero esta vez arrebatandome el bloc de dibujos.

—. ¿Qué te pasa?

Levanté la voz a la vez que me paraba e intentaba recuperar mi bloc.

—. ¿Cómo lograste dibujar esto?

Preguntó mientras me mostraba aquél dibujo mirándome con una mirada fulminante.

—. No es tu problema, devuélvemelo.