Cuatro Estaciones Para Nuestro Amor

Sin duda fueron días de arduo trabajo, en todo momento estuvieron ocupados, Carlos preparando su próximo viaje, cerrando negocios y afinando detalles de algunas inversiones. Era muy importante concluir los pendientes antes del inicio de las vacaciones.

Sara por su parte tuvo que renunciar a su antiguo trabajo, hacer una mudanza que afortunadamente fue sencilla, ya que su nuevo departamento tenía todas las comodidades necesarias para llegar solo a instalarse, el resto fue fácil, pues sus pertenencias eran pocas, tuvo que hacer algunos arreglos en los horarios de sus clases, en fin, lo que más tiempo le llevo fueron las compras, con los bonos por contratación y capacitación Sara decidió comprar algo de ropa y zapatos, su nuevo puesto requeriría de una presentación más sofisticada, ya que ahora tendría trato y relación con personas diferentes. A cada compra Carlos la acompaño, le dio opiniones, le ayudo a elegir y hasta le regaló algunas cosas, la confianza entre ellos había crecido en unas cuantas semanas, pero aunque ambos sentían la atracción, ninguno de los dos se había animado a tomar la iniciativa. Para Carlos la dificultad radicaba en los miedos y temores de Sara, que él pudiera acercarse ya era un logro, lo último que quería era perder esa ventaja, pero al no saber que es lo que le produce ese miedo, no tiene más armas para sortear la situación.

En cambio, para Sara, todo resultaba conmovedor, cada palabra, cada actitud, cada momento junto a el era como entrar a un mundo distinto, solo que no sabía explicarse ni siquiera a sí misma el motivo, menos podía abrir sus sentimientos hacia él. En cambio, a cada momento trataba de demostrarle su interés con hechos, esperando ansiosa que él entendiera sus deseos.

Los juegos de seducción entre ellos a veces tomaban rumbos de ingenuidad, como el juego de los adolescentes que encuentran un primer amor, tierno, romántico, dulce, todo un mundo rosa y otras veces, en más de una ocasión, el juego había caído en la picardía con frases sensuales e insinuaciones subidas de tono, aun así, ninguno de los dos sabía cómo concretar aquel romance.

Aquella tarde, mientras la nieve formaba una capa sobre los autos, Carlos suplico por un momento a solas con Sara, ella tenía un mundo de papeles sobre el escritorio, aun así, al escuchar la petición de Carlos a través de la boca de Damián, Sara acepto y subió a verlo a su oficina.

_ Buenas tardes, señor Douglas, me dijeron que quiere hablar conmigo. Dijo Sara con voz burlona.

_ Adelante señorita Smith, pase, tengo algo importante que decirle. Tras pronunciar esas palabras, la puerta de la oficina se cerró a espaldas de Sara, en seguida llegó Carlos a su lado y por sorpresa la levantó de la cintura...

_ Que haces? Alguien puede vernos, dijo Sara sonrojada.

_ Ordene que nadie nos moleste, así que no te preocupes, dijo Carlos muy cerca del rostro de Sara.

Ambos sentían la misma emoción, fue increíble el autocontrol que ambos tuvieron para no fundirse en el beso que tanto deseaban, él temblando tan cerca de su boca y ella mordiendo su labio para controlar su respiración.

_ Para esto me mandaste llamar? Dijo ella mientras volteaba hacia un cuadro de la pared, con eso busco esquivar la mirada de Carlos, ya que sentía que no podría resistir más tiempo entre sus brazos sin rogar por un beso.

_ En realidad si!, tenía deseos de verte, hoy no habías subido dijo el mientras le seguía los pasos.

_ Hay mucho trabajo en mi área, estamos construyendo la propuesta para arrancar con nuestro trabajo.

_ Sí, leí tu informe y sé que estás trabajando duro, eso me complace, pero te mandé llamar por otra cosa.

_ Qué pasa? Algún problema.

_ No, solo quiero informarte que está noche tenemos una cena.

_ Cena? No sabía, no está en mi agenda, pero está bien... Se trata de algún inversionista para mi área?

_ No, es una cena especial, algo que yo organicé, pasare por ti a las ocho...

_ Es una invitación o una orden?

_ Una súplica, necesito hablar contigo de algo importante.

_ Bueno, de ser así, aceptó, dijo Sara feliz y con una sonrisa.