Amor, traición, asesinato, misterio que se irán descubriendo poco a poco sobre todo quien es la que se oculta tras los sucesos misteriosos que ocurren tras la guerra de poderes para obtener el dominio absoluto de las empresas Santibáñez.
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Capitulo 16 La cita
Gustavo, que había estado en la sala fingiendo leer un libro mientras observaba de reojo a Camila, sintió que su paciencia llegaba al límite al verla aparecer lista para su cita. El vestido negro ceñido marcaba cada curva de su cuerpo y, aunque la chaqueta de jean le daba un toque casual, no hacía más que resaltar su belleza. Su cabello suelto y los labios pintados de un rojo sutil completaban el conjunto, haciendo que Gustavo luchara por mantener la compostura.
Se levantó de inmediato y, con pasos rápidos, se acercó a ella.
—¿Y a dónde se supone que vas vestida así? —le preguntó, tratando de sonar casual, aunque su tono lo traicionaba.
Camila se giró hacia él con una sonrisa que mezclaba inocencia y un toque de picardía.
—Tengo una cita, Gustavo. Con mi nuevo amigo ¿Por qué preguntas? —respondió mientras se colocaba los pendientes, disfrutando del evidente descontrol en los ojos de Gustavo.
—¿Con quién? —soltó él casi de inmediato, cruzándose de brazos.
—Con Cristian —dijo, sin inmutarse, mientras tomaba su bolso.
Gustavo apretó la mandíbula. Sentía que su control se desmoronaba por completo, pero no podía mostrar debilidad.
—¿Cristian? ¿Ese chico del jardín? —inquirió con un tono más ácido del que pretendía.
—Sí, ese mismo. Es muy agradable, y guapo. Creo que fue modelo ¿sabes? —dijo ella con fingida despreocupación, ajustando su chaqueta y dándose una última mirada en el espejo.
Gustavo dio un paso hacia ella, invadiendo su espacio personal. Su mirada era intensa, cargada de una mezcla de celos, frustración y algo más profundo que no podía ocultar.
—¿Y qué esperas conseguir saliendo con él? —preguntó en voz baja, casi en un susurro, como si temiera la respuesta.
Camila lo miró directamente a los ojos, su sonrisa ahora desvanecida, pero su postura firme.
—¿Y a ti qué te importa, Gustavo? ¿Acaso te molesta? —preguntó, su tono era desafiante.
Él tardó unos segundos en responder, como si estuviera peleando una batalla interna. Finalmente, con un leve suspiro de rendición, respondió:
—Claro que me importa, Camila. ¿No te das cuenta? Eres la hermana de mi mejor amigo, tengo que preocuparme por ti —dijo, su voz cargada de emoción contenida.
- Estás preocupado solo porque soy la hermana de tu mejor amigo - dijo Camila arqueó una ceja.
- ¡No! No... Es que me importas más de lo que crees
Los ojos de Camilo se abrieron, sorprendida por la confesión, pero no iba a ceder tan fácilmente.
—Pues si te importa tanto, tal vez deberías haber pensado en eso antes de ignorarme todos estos años —dijo con un tono mordaz antes de dar un paso hacia la puerta.
Gustavo la tomó suavemente del brazo, deteniéndola.
—Camila... —dijo su nombre como una súplica, pero no supo cómo continuar.
Ella lo miró, su corazón latiendo rápido, pero se negó a mostrar debilidad.
—Tengo una cita, Gustavo. Si quieres que las cosas cambien, tendrás que esforzarte más que esto. —Y con esas palabras, se liberó de su agarre y salió, dejando a Gustavo plantado, frustrado consigo mismo y con sus emociones, mientras veía cómo la mujer que nunca había dejado de amar desaparecía de su vista.
