**"EL Eco Del Pasado"** es una novela de romance contemporáneo que sigue la historia de Dante y Emilia, dos almas marcadas por un oscuro pasado y un matrimonio forzado. A medida que enfrentan peligros, traiciones y fantasmas de su historia, descubren que el verdadero amor puede florecer incluso en los momentos más difíciles. Juntos, emprenden un viaje hacia la redención y la paz, buscando dejar atrás las sombras y construir una vida llena de esperanza y nuevos comienzos. Es una historia sobre la fuerza del amor para sanar, perdonar y renacer.
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Capítulo 21: Sombra de Dudas
A medida que la noche avanzaba, la mansión Moretti se sumía en un silencio inquietante. Las sombras se alargaban en los pasillos, como si intentaran envolver en su oscuridad todo lo que tocaban. Emilia, acostada en su cama, no podía conciliar el sueño. Aunque el plan estaba en marcha y habían dado pasos importantes para protegerse, una duda persistente la mantenía en vilo.
Desde que Paolo Ricci había dejado la mansión, Emilia había estado repasando cada detalle de la conversación. Habían cubierto todos los ángulos posibles, asegurado las pruebas, y contado con el apoyo de Marcos y Lucía, pero algo no encajaba del todo. ¿Cómo habían llegado tan lejos sin que Lorenzo o Isabella hubieran hecho un movimiento decisivo? La falta de acción por parte de sus enemigos la ponía nerviosa, como si una tormenta silenciosa se estuviera gestando en las sombras.
Incapaz de seguir tumbada en la cama, Emilia se levantó y se puso una bata de seda antes de salir de su habitación. Los pasillos estaban en penumbra, iluminados solo por las débiles luces que colgaban de las paredes. Decidió dirigirse a la biblioteca, donde aún estaban los documentos que había revisado con Dante y Paolo. Quizá, pensó, al repasar las pruebas una vez más, encontraría alguna pista que había pasado por alto.
Al llegar a la biblioteca, Emilia se detuvo en seco. Una luz tenue se filtraba por debajo de la puerta, sugiriendo que alguien ya estaba allí. Con el corazón acelerado, abrió la puerta con cautela y se encontró cara a cara con Dante, quien estaba sentado en el escritorio, revisando algunos papeles.
"¿No puedes dormir?" preguntó Emilia, entrando en la habitación.
Dante levantó la vista, sonriendo ligeramente. "Tampoco tú, al parecer. Tenía la sensación de que habíamos pasado por alto algo importante, así que decidí revisar todo una vez más."
Emilia se acercó y se sentó frente a él. "Yo también he estado pensando lo mismo. Es extraño que Lorenzo e Isabella no hayan intentado nada desde anoche. Es como si estuvieran esperando el momento perfecto para atacar."
Dante asintió, pasando una mano por su cabello, en un gesto de frustración. "Eso me preocupa. Sabemos que son astutos y que no se detendrán ante nada para lograr lo que quieren. No podemos bajar la guardia."
"¿Crees que Paolo tiene todo bajo control?" preguntó Emilia, con una leve inquietud en su voz.
"Confío en él," respondió Dante, con convicción. "Pero incluso el mejor plan puede fallar si no anticipamos cada posible movimiento de nuestros enemigos."
Mientras hablaban, un pensamiento cruzó la mente de Emilia, algo que había ignorado hasta ese momento. "Dante, ¿y si hay alguien más involucrado? Alguien en quien confiamos pero que realmente trabaja para ellos. Un traidor dentro de nuestro círculo."
Dante la miró con los ojos entrecerrados, procesando la idea. "¿Estás sugiriendo que alguien como Marcos o Lucía podría estar en su contra?"
Emilia negó con la cabeza rápidamente. "No, no lo creo. Han demostrado su lealtad. Pero tal vez haya alguien más, alguien a quien no hemos considerado porque está fuera de nuestro radar."
Dante guardó silencio por un momento, su mente trabajando rápidamente. "Es posible. Lorenzo e Isabella no habrían llegado tan lejos sin algún tipo de ayuda interna. Podría haber más jugadores en este juego de los que pensamos."
La idea de un traidor entre ellos sembró una nueva semilla de desconfianza. Emilia y Dante sabían que no podían seguir adelante sin considerar todas las posibilidades, por más doloroso que fuera. Necesitaban saber en quién podían confiar realmente, antes de que fuera demasiado tarde.
"Tenemos que hacer una lista de todas las personas que han estado cerca de nosotros desde que llegamos a la mansión," sugirió Emilia, tomando un cuaderno y un bolígrafo de la mesa. "Podríamos encontrar alguna conexión que no habíamos visto antes."
Empezaron a repasar los nombres: empleados, amigos de la familia, incluso algunos parientes lejanos que habían visitado la mansión en los últimos meses. A medida que revisaban la lista, se dieron cuenta de que había una persona que, aunque parecía insignificante, había estado presente en momentos clave.
"¿Y qué hay de Sofia?" preguntó Emilia, recordando a la joven sobrina de Lorenzo, que había llegado a la mansión unos meses antes bajo el pretexto de estudiar en la ciudad.
Dante frunció el ceño. "Sofia ha sido discreta, pero ahora que lo mencionas, ha estado merodeando cerca de nosotros más de lo que debería. Siempre parece estar donde no la esperas."
Emilia asintió, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. "¿Crees que podría estar ayudando a Lorenzo y a Isabella? Siempre pensé que era una niña inocente, pero tal vez está más involucrada de lo que imaginamos."
Dante cerró los ojos, tratando de conectar los puntos. "Es posible. Deberíamos investigarla más de cerca. Si Sofia está involucrada, podríamos estar en mayor peligro del que creemos."
La posibilidad de que Sofia estuviera espiando para Lorenzo e Isabella abrió una nueva línea de investigación para Emilia y Dante. Sabían que tenían que moverse con precaución. Si Sofia estaba al tanto de sus sospechas, podría alertar a Lorenzo e Isabella, arruinando todos sus planes.
Decidieron que lo mejor sería no confrontarla directamente. En lugar de eso, Dante sugirió que la vigilaran discretamente y trataran de interceptar cualquier comunicación que pudiera tener con sus tíos. Mientras tanto, continuarían fortaleciendo su caso con Paolo, asegurándose de que cada detalle estuviera cubierto.
Esa noche, mientras la mansión dormía, Emilia y Dante se comprometieron a no descansar hasta descubrir la verdad completa, no solo sobre Lorenzo e Isabella, sino sobre cualquier otra persona que pudiera estar involucrada en la conspiración. Sabían que el tiempo se agotaba y que la próxima jugada podría ser la más peligrosa hasta ahora.
Con la mente puesta en sus nuevos descubrimientos, se retiraron a sus respectivas habitaciones, sabiendo que el día siguiente sería crucial. Las piezas del rompecabezas estaban cayendo en su lugar, pero aún faltaban algunas para completar la imagen. Y esas piezas, como sabían, podrían ser las más difíciles de encontrar.
El amanecer trajo consigo una renovada sensación de urgencia, mientras ambos se preparaban para enfrentar los desafíos que les aguardaban. La sombra de las dudas había crecido, pero también lo había hecho su determinación de proteger lo que amaban, sin importar el costo.