un hombre adulto magnate de corporaciones Muller
perdió a su esposa hace 4 años.
será que después de ser arrogante y frío. puede a su edad volver a enamorarse?
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capítulo 16
BEA
Esa mañana al despertarme me encontraba completamente acurrucada con el señor Sebastián, él me tenía pegada a su perfecto cuerpo.
Sonrió porque en ese momento pensaba que era otro más de mis sueños con él, pero cuando lo siento moverse y me aprieta mas fuerte a el - fue que los recuerdos de la noche anterior, cayeron como un balde de agua fría. - aunque diría que completamente helada.
Esto era real, me había acostado con mi jefe de verdad no era ningún sueño realista.
_MIERDA! - exclamo abriendo los ojos como platos, luego me tapo la boca para evitar que se levantara – así que Trato de levantarme muy silenciosamente y zafarme de esos increíbles y fuertes brazos que tantas veces soñé que me abrazaran.
Ya cuando logro levantarme, lo observo dormir de verdad que era completamente un dios griego.
Vuelvo a mis sentidos automáticamente.
_que se supone que fue lo que hice dios mío ¡- digo aterrada.
Vamos Bea – me digo a mi misma – tienes que salir de aquí – vamos ¡- digo intentado de que mis piernas reaccionen.
Empiezo a recoger rápidamente y en extremo silencio mis pertenencias que se encontraban regadas por todo el lugar. - me coloco la ropa excepto los tacones y ya en la puerta. Vuelvo a mirar aquel hombre que se encontraba durmiendo plácidamente en aquella cama donde me hizo suya.
Salí del hotel con el Jesús en la boca. - y las preguntas volvieron a mi cabeza. -
Como paso y cómo fue que termine en esa cama con el. – dios mío.
Llegue a mi casa hecha un manojo de nervios y gracias a dios crystel no se encontraba, no estaba en condiciones para responder un bombardeo de preguntas. , apague el celular y fui directo abañarme, porque aunque no quisiera hoy tenía que trabajar.
Dios mío ayúdame – que cuando se levante no se acuerde de absolutamente nada. – te lo suplico.
Salgo del baño y voy directo hacia mi habitación y me coloco algo sencillo, una camisa blanca de gamuza un pantalón de vestir corte alto negro y unos tacones bajos de color gris claro. - me maquille un poco y estaba lista.
Salgo de la casa directo a la oficina, pero realmente los nervios iban a volverme loca.
Al llegar voy directo hacia la cafetería de la empresa. y pido un té para poder calmar los nervios que cada vez se apoderaban más rápido de mí.
Luego de tener él te. marco el ascensor, subo a mi oficina y cada piso que pasaba más nerviosa me ponía.
Cuando el elevador se para en el último piso. me bajo y empiezo a andar hacia mi escritorio, veo hacia todos lados y parecía que no hubiera nadie en el piso.
Luego empiezo a caminar hacia el despacho del señor Sebastián toco, pero no hubo respuesta alguna.
Así que procedo a abrir la puerta y entro poco a poco, pero no había nadie en el interior
Y sin pensarlo termine lanzando un suspiro agotador fuerte.
Así que un poco más tranquila vuelvo a mi asiento e intento concentrarme en mi trabajo, pero era completamente imposible. Los recuerdos de anoche, de sus manos acariciándome completa vuelven a mí. y no me permiten concentrarme.
_ joder Bea! – vas a terminar loca - me digo a mi misma cuando escucho el sonido del ascensor y automáticamente me tense, sudaba frio - por favor, por favor que no se acuerde de nada diosito.
Me encontraba rezando en mi cabeza.
Cuando sin saber por qué lo veo ya de pie de frente de mi escritorio con ese porte, esa elegancia y ese olor tan exquisito que desprendía este hombre.
Y cuando habla me saca de mi trance.
_ señorita moretti a mi oficina ¡- solo eso es lo que dice Y entra a su oficina.
Yo vuelvo a suspirar – me levanto sin mucho ánimo y tras del entro a su oficina.
Ya dentro lo saludo como debería tratando de parecer lo más normal posible.
_buenos días señor Sebastián – en que lo puedo ayudar?? – le digo intentando mantener mi distancia y tratando de controlar mis nervios ya que yo era una completa gelatina.
Mientras el me observa fijamente desde su escritorio y se notaba lo molesto. – madre mía ¡
_ señorita moretti – dice con molestia. – se puede saber porque usted no contesta el teléfono cuando yo la necesito disponible siempre ¿?
Yo quedo completamente helada por lo que me acaba de decir
_ disculpe ¿? – teléfono ¿? – le digo parpadeando. - rayos se me olvido que cargaba el teléfono apagado.
_si señorita moretti su teléfono- sabe cuántas veces intente comunicarme con usted y no respondió ninguna. – dice con irritación.
_ discúlpeme señor Sebastián la pila se me agoto y no lo había podido cargar – le digo intentado de sonar convincente ¿?
El suspira coloca los codos sobre el escritorio y se lleva las manos a la cabeza.
_ cuando yo la llame necesito que me conteste ¡ - estamos claro . – dice mirándome fijamente.
Yo solo me limito a asentir. – el imbécil de mi antiguo jefe había aparecido nuevamente. – pongo los ojos en blanco.
_ ah otra cosa – lo escucho decir. – anoche. - y ahi cada parte de mi cuerpo se tensó. - el carraspea sin saber cómo formular la pregunta.
Y en ese momento empecé a sudar frio. – será que se acordó y me preguntara ¿? – como hago para mirarlo a la cara de ahora en adelante ?– pensara que me aproveche de el?,– mierda ¡- tendría que renunciar! – tantas cosas pasaban por mi cabeza en ese momento.
_ usted sabe cómo anoche llegue a una de las habitaciones del hotel ¿? - usted me vio irme con alguien ¿?
Yo nerviosa parpadeo un par de veces y trato de responderle.
_ no señor Sebastián, no me acuerdo de haberlo visto y tampoco pudiera saber algo ya que usted me mando a retirarme antes. – le contesto tratando de sonar convincente.
_ esta segura ¿?? – vuelve a preguntar con la ceja levantada.
_ si señor Sebastián, segura - le digo intentando de parecer lo más calmada posible.
En eso se me queda viendo fijamente como intentando analizarme y luego se rompe el contacto visual de ambos ya que su teléfono empezó a sonar.
Su vista se dirige al teléfono luego a mí y me habla.
_está bien Bea ¡ - puedes retirarte ya. – solo eso se limita a decir.
Vuelvo a asentir y como puedo giro en mis talones y salo apresuradamente de esa oficina temblando.
¡Al cerrar me apoyo de la puerta y lanzo un gran suspiro!
Madre mia. por favor diosito que no se entere!
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