Continuación de la novela La esposa del emperador...
Marcos ha conocido a la mujer que va a ser su emperatriz y hará todo para tenerla a su lado.
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20
Capítulo 20
Cuando ya el salón del trono estuvo vacío y libre de todos los nobles miembros de la corte, Marcos se acercó a sus padres y a Ema. Como ellos recién se conocían, su idea era que lo vayan haciendo más, pues él ya pensaba que en un futuro ella iba a ser parte de la familia imperial, al menos es lo que él esperaba.
-Con esto ya fuera del camino, ¿qué tal si comemos algo? Hicimos mucho esfuerzo desde anoche y ya me dio mucha hambre.
Con las palabras de él todos se rieron; sin embargo, no les preció mala idea, por lo que se levantaron y fueron al comedor a buscar algo para comer.
Como ya se acercaba la hora del almuerzo con tanto ajetreo, no les fue difícil conseguir algunos de los platillos que los cocineros estaban preparando para ese momento. Entre cada bocado de las delicias que comían, tanto Ema como Marcos, les contaron a los ex emperadores todo lo que había pasado en la mina.
Obviamente, Ema no quería revelar su poder y Marcos, lo entendió y lo respetó porque tampoco dijo nada sobre eso. Solo se habló de la pelea de espadas, de los prisioneros tomados, los esclavos salvados y los diamantes.
A los padres de Marcos, Ema les encantó, ella era fresca y muy ocurrente, con una gran personalidad. Ya la veían con muy buenos ojos para ser la futura emperatriz, pues a su hijo se lo veía muy interesado en ella desde un primer momento.
Cuando estaban por terminar de comer, en el comedor entraron dos personas, los hermanos de Marcos.
-Hola familia, ¿cómo es eso que ya comieron sin nosotros?
Dijo Valeria un poco ofendida al entrar, porque era la primera vez que sus padres no los mandaban a buscar para comer y solo comían sin ellos, estaba que hacía pucheros.
-Sí, eso es muy raro, ¿por qué no nos llamaron?
Preguntó Mateo, sentándose en la mesa y viendo por fin a Ema que los miraba sorprendida por su actitud de niños. Rápidamente, al ellos notarla, se sentaron rectamente, aparentando que no habían entrado como unos niños mimados y se presentaron.
-¿Qué tal señorita? Me presento, soy Mateo Castelli.
-Hola, yo soy Valeria Castelli.
Valeria de inmediato se dio cuenta de que era la muchacha que había bailado con Marcos en la fiesta, por lo que entusiasmada le pregunta:
-Oh, eres la joven que hizo que mi hermano mayor bailara en su cumpleaños. ¿Eres su novia ahora?
Ema completamente roja, mira a todos los presentes; sin embargo, ninguno le dice nada a la muchacha, todos esperan la contestación de ella, por lo que con un poco de valentía le responde:
-Pues, mi prometido ha sido condenado a muerte este mismo día y en lo que va desde que paso eso, tu hermano no me ha pedido ser ni su novia, ni nada, por lo que todavía no.
-Todavía es la palabra clave, niña.
Le dijo Valeria mientras se carcajeaba en la mesa y Marcos miraba sorprendido a Ema, pues esa contestación le decía que ella solo estaba esperando que él se lo propusiera.