Kallias ha vivido creyendo en la promesa de un amor eterno con su alfa destinado. Sin embargo, su mundo se desmorona cuando descubre que su alfa ha sido infiel durante mucho tiempo. Su compañero de alma, también herido por la situación, se encuentra atrapado en el mismo sufrimiento.
En medio de esta crisis, el alfa sufre un accidente y entra en coma, lo que lleva a Kallias a una encrucijada. Decidido a no seguir atado a un lazo roto, toma la difícil decisión de romper el vínculo que los une. Con el corazón destrozado, se embarca en un viaje en busca de sanación y autodescubrimiento. En su travesía, buscará conocer el amor propio, la confianza y la fortaleza.
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Capitulo 20: En el limbo
La sala de urgencias era un caos total, enfermeras iban y venían y todas ellas con un solo propósito. Salvar la vida del Alfa tras la puerta. Nadie sabía con seguridad que había pasado, solo fueron alarmados por el horrible pitido en la habitación de su paciente, algunos decían que quizás había sido un fallo en el sistema de la máquina, otros que quizás el Alfa había empezado a convulsionar por alguna reacción alérgica a los medicamentos, cosa que era sumamente improbable; pero había un pequeño conjunto de personas que estaban trabajando en su cabeza intentando arrojar una hipótesis de lo que había pasado, pues ellos recordaban haber visto a un Omega entrar en la sala y más adelante ya no estaba allí, lo que por supuesto era sumamente sospechoso.
Por su parte, el médico encargado ya estaba saliendo de la sala, su semblante no era el mejor y eso alarmó al personal que lejos de ser otra cosa, más bien temían por la vida del hospital.
— Hay que comunicarse con la familia – Dijo, más tarde salió por una compuerta rumbo al baño, se vio al espejo por unos minutos, en sus años de médico jamás había visto algo así; pero sabía que iba a necesitar una buena dosis de café para lo que vendría, su pellejo estaba en juego.
...
Jimmy se levantó apresuradamente de donde estaba, había decidido pasar su rato libre en la casa del árbol, los cuadernos a su alrededor eran testigos de que se había quedado todo el rato estudiando; no tenía ni idea del paradero de su madre, puesto que lo único que recordaba era haberle visto salir de la casa algo apresurado o por lo menos así lo notó a través de la ventana. Ahora le habían llamado del hospital diciéndole que algo había pasado con su padre en coma, aparentemente estaba en un estado crítico que requería de su presencia para, aparentemente, salvarle la vida con su ayuda.
No se lo pensó dos veces, con agilidad bajó del árbol y corriendo entró a la casa de sus abuelos para alertarles a la par que sostenía el teléfono en su mano para saber si podía conectar son su madre y avisarle de la situación. No estaba seguro de que a su madre le interesara algo referente a su padre, pero de lo que sí lo estaba era que no requerían de él para salvarle la vida a su progenitor, eso era tarea de la pareja destinada y estaba seguro de que nada podría cambiar eso.
No lo consiguió, la tonta operadora cada vez le mandaba buzón y sinceramente no estaba de ánimos para intentarlo una vez más. Una mirada a su abuelo le dijo que él lo seguiría intentando en su lugar, internamente le agradeció, pues sabía que así sería y, junto a las personas mayores, entraron al auto. Su abuelo conduciría, con su estado actual, era capaz de chocar y no quería ocasionar más problemas de los que ya había. En el camino el sonido de los pitidos del celular al llamar a una persona determinada les acompañó, en ningún momento obtuvieron respuesta. Ni siquiera cuando iban entrando al establecimiento, sus pasos acelerados le impedían escuchar algo más a su alrededor, en su cabeza solo cabía la pregunta de cómo estaría su papá en esos momentos. Un silencio espeso se apoderó de su mundo, veía y sabía que le estaban hablando, pero él solo le asintió una vez al médico antes de que este le guiara al interior de una sala por donde solo el personal podía pasar. Una última mirada a sus abuelos y se perdió en un nuevo lugar que era desconocido para sus ojos.
La escena frente a él fue tan conocida y desconocida a la vez, no sabía qué sentir al respecto. Desde que toda esa situación había empezado, había sido así, se encontraba perdido en un limbo, estaba dividido entre dos mundos diferentes, su madre y su padre; él intentaba ser lo más imparcial posible, no era nada igual a la rutina diaria a la que se habían acostumbrado. Ahora cuando despertaba ya no se encontraba a su madre esperándole en la sala con la comida servida y con una enorme sonrisa, en su lugar era su abuela la que hacía esto, su madre había caído en la depresión y no hacía más que salir a tener sexo con cuantas personas se le diera la gana o simplemente iba a alguna cantina sin importándole si eran de Alfas u Betas. Nada, simplemente tenía que esperar hasta que este llegara a salvo a casa si es que no le tenía que ir a recoger. Y su padre, pues, siempre llegaba donde ellos y besaba a cada uno antes de sentarse a comer e ir a la empresa. Ahora ya no era así, estaba en esa dura cama de hospital sin poder moverse y casi como si no tuviese vida. Su vida había cambiado, lo sabía, y aun así se aferraba al recuerdo, uno que solo se quedaría en su memoria porque ya nunca iba a ser realidad.
Observó a su padre por un minuto entero, su rostro inexpresivo era imposible de descifrar, incluso por el médico, que estaba intentando darle su espacio. Él sabía por lo que podría estar pasando el joven Alfa, eran muchas veces las que había estado involucrado en una situación como esa, su condición como médico traía esa clase de repercusiones consigo, aun así, nunca esperó ver como un par de lágrimas salían de los ojos del menor y el cómo este avanzaba hasta quedar frente al cuerpo dormido con su cara sin expresiones. Esa clase de personas eran impredecibles y no sabía cuál iba a ser la próxima reacción del Alfa. Por su parte, se quedó observando todo desde su lugar, estaba dispuesto a intervenir de ser necesario, aunque sabía que no iba a ser necesario. El Alfa no era como ese malvado Omega y él sabía que no sería capaz de atentar contra la vida de su propio padre.
— ¿Qué tiene? — Preguntó Jimmy luego de un minuto en completo silencio.
— Su cuerpo está el shock — Respondió siendo lo más cauteloso posible.
— ¿A causa de? — Por su parte, eso no era lo que Jimmy quería, y en su tono mostró que quería una verdadera respuesta.
— El lazo roto —
...
Me encanta la reacción que pensé para el mini Alfa. Léanla en el siguiente capítulo.
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del papel también está en tu imaginación para poder entender también