Obsesiones que matan, enredos irreparables, lascivia, seducción, lujuria y sobre todo la pasión.
La vida la a golpeado de muchas maneras, principalmente con un matrimonio irremediablemente roto, ella, siendo una arquitecta de renombre y una diseñadora famosa, se adentra en el mundo de los negocios.
Creyendo que su vida no mejoraría más, su exesposo quien se desposo nuevamente con su amante, vuelve y pone su mundo de cabeza.
Y cuando todo no podía ser peor, un Coronel, un exnovio de años atrás quien se encuentra comprometido, se reencuentra con dicha mujer que le provoca de nuevo una obsesión que dañara a los que están a su alrededor.
Por eso, nadie sabía que los engaños fueran tan placenteros como lo que despertó en la fría Celine Blackwood y el indomable Coronel Alexander Morgan.
Después de todo, ¿Los amantes lograran tener su final feliz? ¿Podrán los Villanos de esta novela sobrevivir a las adversidades?
Trilogía "Hijos del Engaño"
Enemy to lovers.
Tomo 1
+21
NovelToon tiene autorización de A.B.G.L para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Parte 3: Sombras liberadas
Largos sucesos han sucedido, las riñas entre personas que ya no deberían estar involucradas, deseos que despertaron después de un largo tiempo.
La convicción de los hechos que los estaba involucrando eran tan perturbadores que ya no había duda de lo que ambos anhelaban en esos precisos momentos en los que el destino volvía a unirlos, o más bien, Megan Green le había dado la perfecta oportunidad de reencontrarse con la mujer que lo había humillado tan fácilmente la noche en el club.
Megan Green había preparado todo para recibir a la mujer que cumpliría sus sueños en el hogar de su pronto esposo, quien trabajaba en la sede.
Cuando lo vio llegar por la noche con la sangre corriendo por su elegante barbilla y el labio inferior ligeramente hinchado la había hecho molestar, los celos de una prometida lo eran todo cuando se trataba de su hombre. Aun así, el frío hombre se indignó y no le contó nada sobre los hechos de su labio herido.
Por eso, esa misma mañana, amaneció con una actitud renovada por querer afiliar los últimos detalles para su futuro nuevo hogar que la mejor constructora podría hacerle.
Pero las obras del destino habían comenzado sus caóticas artimañas por hacer que las dos personas más hurañas se volvieran a ver.
—Bueno
Esa gruesa y viril voz de todo un hombre resonó por el intercomunicador de su IPhone.
—Hola, cariño, lamento la molestia a esta ahora, pero surgió algo en casa de mis padres y tengo que salir…
—¿Y?
—¿Y? Ahora mismo vendrá Celine Blackwood para retomar lo de la casa cariño, pero tengo que salir ahora y no quiero que esto se retrase...
Ese nombre había provocado una reacción desencadenada por todo su cuerpo que hasta se enderezó del respaldo de su silla ante el evidente escalofrío.
—Tranquila, yo me hago cargo...
Dijo rápidamente antes de que algo más se élterpusiera entre el y una castaña radical.
—Oh! amor, muchas gracias, te dejaré todo listo, bueno tengo que irme, Chao…
Al dejar de oír la voz chillona de la mujer se colocó de pie rápidamente y tomó las llaves de su auto y salió directo al parking donde se subió en su McLaren de lujo y aceleró de este saliendo como una bala directo a su penthouse, donde en poco tiempo tendría a la mujer que deseaba por vivos y por muertos.
Ahora mismo estaba esperando por la dichosa mujer, se había quitado su uniforme para ponerse algo más informal y cómodo para el. Unos jeans rasgados grises, una playera azul marino y sus botas militares que eran cubiertas por su pantalón, con los brazos cruzados, paseándose por la sala, la llamada había arribado al fin.
—Diga
—Am, una visita de una tal señorita Blackwood
—Si, haz que siga
Dijo cortante finalizando apenas de haber compartido palabra con el recepcionista.
Pronto la aria pagar por la herida en su labio, pronto tendría a su merced a la mujer que libero sus más oscuros deseo. No era necesario abrí la puerta, las mismas metálicas puertas al momento de abrirse, esperando por la mujer que encendió sus deseos estaba ahí, entrando por el pasillo en aquellos tacones de aguja, en aquel vestido sin tirantes y con una caída en A.
Se veía fresca, relajada, como la presa que no tenía idea de lo que en realidad se estaba planeando a sus espaldas.