Se Buena Niña

El sol brillaba intensamente sobre la ciudad mientras Valeria se preparaba para un evento importante en su trabajo. Tenía que presentar un proyecto ante varios clientes potenciales y estaba nerviosa. El éxito de esta presentación podría significar una gran oportunidad para ella, y no quería defraudar a nadie.

Mateo, consciente de la presión que Valeria estaba enfrentando, la acompañó en la mañana para brindarle apoyo. La ayudó a elegir un conjunto elegante pero cómodo y la acompañó en el trayecto hasta el lugar del evento.

—Estoy seguro de que lo harás genial —dijo Mateo, dándole un cálido beso en la mejilla antes de que ella entrara al edificio.

Valeria le sonrió, sintiendo una mezcla de gratitud y nerviosismo.

—Gracias, Mateo. Tu apoyo significa mucho para mí.

Mateo le dio un último apretón en la mano y la vio entrar al edificio. Mientras ella se preparaba para la presentación, él decidió dar un paseo por la zona para relajarse un poco.

La sala de conferencias estaba llena de gente cuando Valeria entró. Se ubicó en el podio y empezó a presentar su proyecto con confianza, a pesar de sus nervios iniciales. Cada diapositiva que mostraba y cada palabra que pronunciaba parecía captar la atención de su audiencia. Al final de la presentación, Valeria recibió un aplauso entusiasta y se sintió aliviada.

Después del evento, Valeria se encontró con Mateo en la salida. Estaba radiante, con una gran sonrisa en su rostro.

—Lo hiciste increíble, Valeria —dijo Mateo, abrazándola con orgullo—. Estoy tan feliz por ti.

—Gracias, Mateo. No podría haberlo hecho sin tu apoyo —respondió ella, sintiendo un gran peso salir de sus hombros.

Mientras se dirigían al café cercano para celebrar, Valeria no podía evitar recordar lo difícil que había sido mantener su relación en secreto, especialmente cuando quería compartir sus logros con Mateo y que él estuviera allí para ella en momentos como estos.

En el café, Valeria y Mateo disfrutaron de un merecido descanso. Mateo le contó sobre su día y cómo había estado pensando en el futuro. Aunque había tenido un día lleno de trabajo y preocupaciones, el hecho de que Valeria hubiera tenido éxito le daba una gran satisfacción.

—Valeria, quiero que sepas cuánto admiro tu dedicación y tu pasión. No es solo por lo que hiciste hoy, sino por todo lo que eres —dijo Mateo, mirándola a los ojos con sinceridad.

Valeria se ruborizó, sintiéndose más conectada a él que nunca.

—Gracias, Mateo. Significa mucho escuchar eso. A veces, dudo de mí misma, pero tu apoyo me da la confianza que necesito.

De repente, el teléfono de Valeria vibró sobre la mesa. Era un mensaje de su jefe, solicitando una reunión de seguimiento para el día siguiente. Aunque el mensaje era breve, Valeria no pudo evitar sentirse un poco inquieta.

—Parece que no se acabaron las sorpresas —comentó Valeria, mostrando el mensaje a Mateo.

Mateo miró el mensaje y le tomó la mano.

—No te preocupes. Estoy seguro de que lo manejarás todo muy bien. Y recuerda, estoy aquí para ti.

Valeria asintió, apreciando el consuelo de Mateo. Sabía que enfrentaría los desafíos que vinieran con la misma determinación que había demostrado en la presentación.

Mientras terminaban sus bebidas y disfrutaban del momento juntos, Valeria y Mateo hablaron sobre sus planes futuros y sobre cómo equilibrar su relación con sus carreras. A pesar de las tensiones y los desafíos que enfrentaban, se sentían más fuertes y más comprometidos que nunca.

La tarde se convirtió en noche, y cuando regresaron al apartamento de Valeria, sintieron que estaban construyendo una base sólida para su relación. Aunque el camino por delante estaba lleno de incertidumbre, sabían que podían enfrentar cualquier cosa siempre y cuando estuvieran juntos.

La noche se enfrió mientras Valeria y Mateo caminaban de regreso al apartamento de ella. La ciudad estaba en calma, y las luces de los edificios creaban un ambiente tranquilo que contrastaba con la emoción del día. Valeria estaba pensando en el mensaje de su jefe y en la reunión de seguimiento que tenía al día siguiente.

Cuando llegaron al apartamento, Mateo se detuvo en la puerta.

—Valeria, ¿quieres que te acompañe a la reunión de mañana? Puede ser útil tener a alguien con quien hablar después.

Valeria lo miró, sorprendida y conmovida por su oferta.

—No tienes que hacerlo, Mateo. Pero aprecio mucho el gesto. Tal vez me ayude a sentirme más preparada.

Mateo le sonrió, tomando su mano con ternura.

—Entonces estaré allí. Y si necesitas hablar sobre algo más, siempre estaré aquí.

Esa noche, Valeria tuvo problemas para dormir. Sus pensamientos se arremolinaban en su mente, preocupaciones sobre el futuro y las posibles repercusiones de la reunión. Mateo estaba a su lado, su presencia era reconfortante, pero el nerviosismo de Valeria no disminuía.

Finalmente, decidió levantarse y hacer una taza de té para calmar sus nervios. Mateo, al notar que se había levantado, se despertó y la siguió a la cocina.

—No puedes dormir, ¿verdad? —preguntó Mateo, viéndola preparar el té.

Valeria asintió, sonriendo débilmente.

—Sí, tengo la mente llena de pensamientos sobre la reunión. Quiero asegurarme de que todo salga bien.

Mateo se acercó y la abrazó por detrás, descansando su barbilla sobre su hombro.

—Es normal sentirse así antes de una reunión importante. Pero confío en tus habilidades. Has trabajado muy duro para llegar hasta aquí, y estoy seguro de que lo harás excelente.

El calor de su abrazo y sus palabras tranquilizadoras hicieron que Valeria se sintiera más relajada. Agradeció el apoyo incondicional de Mateo y se dejó llevar por la tranquilidad del momento. Mientras bebía su té, compartieron una conversación tranquila sobre sus esperanzas y temores, encontrando consuelo en su compañía.

—Gracias por estar aquí, Mateo —dijo Valeria, mirando a los ojos—. No sé qué haría sin ti.

Mateo la miró con sinceridad.

—Yo tampoco lo sé. Eres una parte fundamental de mi vida, Valeria. Y siempre estaré aquí para ti, sin importar lo que pase.

Esa noche, Valeria pudo dormir un poco mejor, sabiendo que contaba con el apoyo de Mateo. Cuando se despertaron por la mañana, ambos estaban listos para enfrentar el día. Mateo la acompañó a la oficina, y Valeria se sintió fortalecida por su presencia.

Durante la reunión, Valeria se mostró segura y profesional. A medida que avanzaba la presentación, Mateo observaba desde la sala de conferencias, sintiendo orgullo por ella. Cuando Valeria terminó y se dirigió a él, el alivio en su rostro era evidente.

—Lo hiciste genial —dijo Mateo, abrazándola—. Estoy seguro de que tuvieron una buena impresión.

Valeria sonrió, sintiéndose más aliviada que nunca.

—Gracias, Mateo. No sé qué habría hecho sin tu apoyo.

Salieron de la oficina y decidieron celebrar el éxito de Valeria con una cena especial en el restaurante favorito de ella. Mientras disfrutaban de la comida y conversaban sobre el futuro, Valeria se dio cuenta de cuánto había cambiado su vida desde que Mateo había entrado en ella.

Las primeras impresiones y los desafíos iniciales habían sido superados, pero Valeria y Mateo sabían que su relación estaba en constante evolución. Habían demostrado que podían enfrentarse a cualquier obstáculo, y estaban decididos a continuar construyendo su futuro juntos, con confianza y amor.