Historia de Amanecer, que se va a estudiar Historia del Arte a la Escuela de Artes Plásticas de New York.
Ahí conoce a Paul Jones, su Maestro de Apreciación Artística.
Amanecer es una jovencita sincera y directa, es auténtica, muy parecida a su Madre Marisa Salvatierra.
Paul Jones hace ya algunos años que enviudo y no ha vuelto a tener relación sentimental alguna.
Paul Jones tiene 62 años, una hija de 30 años y un nieto de 5 años.
El destino tiene caminos sinuosos que los va a llevar a donde Amanecer y Paul nunca imaginaron llegar.
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LA VIDEOLLAMADA
Eran las palabras que siempre llevaba consigo Amanecer, Gracias Abuela Espe por tus enseñanzas, Te amo.
Acababa de llegar al departamento y de inmediato se conectó en una videollamada con Luna. Hola hermana.
Amanecer, justo en ti estaba pensando.
Espero sea algo bonito.
Ahora sí, las abuelas no están.
¿Adónde fueron?
Mamá las llevó al Centro Comercial.
Entonces van a tardar.
Luna preguntó: Así que ya te enamoraste?.
Eso creo.
Perdón?. Tú teniendo dudas, ver para creer.
Espera, se está enlazando Marisol.
Guauu!!!. Hermanas, que sorpresa.
Marisol. Que gran gusto. Dijo Amanecer.
Y Luna remató. Que tino tuviste, nos leíste el pensamiento.
Somos trillizas, nos leemos la mente.
Bueno, ¿en qué estaban hermanas?
En que Amanecer dudaba si se había enamorado.
Mmmmm. Tú con dudas hermanita?
Amanecer volvió a platicar el encuentro con Paul Jones en el Bar.
Amanecer, dile a Marisol quien es Paul Jones.
Mi Maestro de Apreciación Artística.
¿Tan joven y ya Profesor?
Tiene 62 años.
Cuántos?. Casi gritó Marisol.
Te has vuelto loca?.
Algo parecido.
Amanecer entonces, continuó contando lo que pasó al día siguiente en casa de Paul.
Y qué esperabas?. Que a los 62 años fuera virgen y casto?. Dijo Luna.
Dónde hay un Santo así?. Riposto Marisol.
A mí no me importa su castidad y pureza, nunca me contó la verdad.
No tenía por qué, Dijo Luna.
Acaso se te declaró?. Preguntó Marisol.
No, fue una charla sobre música y algunos autores de Heavy Metal.
Entonces no tenía que platicar nada de su vida privada. O acaso se te insinuó de alguna manera?. Ahora fue Luna.
No, en todo momento fue muy caballeroso.
Estoy de acuerdo totalmente con Luna, solo fue un encuentro casual.
Y tú lo tomaste, por otro lado.
Quiero decirles que hablé a solas con él en la Escuela y me dijo que por favor no me volviera a presentar en su casa, es algo que está prohibido por la universidad. Si a rectoría llega algún reporte de recibir alumnas en su casa, es despido automático.
Vaya que fuiste imprudente.
Amanecer, debes tener los pies bien puestos en el piso, dijo Luna.
Me extraña de ti, continuó Marisol.
Ahí no hay nada hermana, apostó Luna.
Hay hermanas que bien me hace platicar con ustedes.
¿Lo sabe Mamá?
No. No he tocado el tema con ella.
Pues ahí solamente tú Amanecer, Dijo Marisol.
Lo sé, pero no sé cómo abordar un tema así con Mamá.
Pues solo comienza a hablar, ella siempre te va a escuchar. Dijo Luna.
Si. Lo hablaré con ella.
No tardes mucho.
Bueno, ya hablamos de mí. Marisol somos toda oídos Luna y yo.
Comienza hermana Japonesa, dijo Luna.
Ya saben que es muy poco ese tema conmigo.
Vaya, dijo que es poco ese tema, acaso hay por ahí algún probable candidato a cuñado?. Preguntó Amanecer.
No, Bueno... Es probable.
Esto se está poniendo bueno, dijo Luna.
Te escuchamos, completó Amanecer.
Vamos, solo tomamos un Sake.
¿¿No es tu profesor de 70 años?
Luna, yo no tengo los gustos de Amanecer.
Ja, ja, ja. Rieron las trillizas.
Se abrió la puerta de la habitación de Luna y aparecieron las Abuelas.
Mis niñas hermosas, que gusto verlas juntas, aunque sea en videollamada.
Abuelas hermosas, dijo Amanecer.
Hola Bellezas, remató Marisol.
Queremos que nos digan todo, absolutamente todo lo que platicaron.
Cosas de la universidad y el trabajo de mi hermana Luna.
Ya estamos bastante grandecitas para chuparnos el dedo.
A su edad ya me había casado con su Abuelo, dijo la Abuela Espe.
No creo que quieran vernos casadas.
Ah. No para nada.
Marisol tomó la palabra, Abuelas acá está amaneciendo y me tengo que preparar para ir a la universidad.
Amanecer dijo que ya era tarde y que debía acostarse.
Abuelas las amamos.
Y nosotras a ustedes. Besos.