Nathaly se despierta en un mundo completamente diferente al suyo, en donde habitan las criaturas mágicas como las hadas, los demonios y los ángeles, pero resulta que es el personaje negativo de una novela que había leído y de la cual no le había gustado el final que había tenido éste personaje.
Ahora convencida de cambiar su destino, vivirá como Áine y se librará de su triste final.
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Capítulo 23: En la mira
Áine abre la puerta de su habitación y entra, estaba todo a oscuras, pero su mana, era ya algo común. Su mirada se detiene en la cama, Xander estaba sentado en ella y la miraba con deseo. La princesa se acerca y le acaricia el rostro.
- Usted y yo solos, majestad, me podría acostumbrar- le dice risueña. El azabache la jala hacia la cama y la posiciona boca arriba.
- Pues deberías, tienes algo que se me hace imposible contenerme.- la presiona contra la cama y la chica le dice casi en su susurro.
- No te contengas.
La boca del demonio asalta el cuerpo de la princesa. Primero besa sus labios y su cuello, con una mano le va acariciando una pierna, luego va subiendo hasta llegar al centro del hada. Con sus dedos acaricia primero ese botoncito que la hace estremecer de pl*cer, pero lo hace por arriba de la ropa interior. La humed*d llega hasta sus yemas y vuelve a frotar, la chica gime contra sus labios.
Áine estaba excit*da, pero esta vez no se quería quedar atrás, se incorpora aún besando al rey, el la seguía estimul*ndo, ahoga un gem*do y con sus manos comienza a quitarle la ropa.
- Alguien está muy ansiosa- se mofa el demonio mientras se deja quitar las prendas.- La chica sonríe ladina.
- Ansioso estarás después de ésto- y tumba al rey sobre la cama.
Áine mira al demonio con luj*ria, le quita el pantalón y los calzoncillos dejando a la vista su virilidad. La pelirrosa se l*me los labios y comienza a darle besos en el abdomen, mientras que con una mano toma la er*cción y con movimientos suaves y sensuales, sube y baja alrededor de ella. El azabache no se esperaba que la chica fuese así de atrevida, pero le gustaba, entonces se deja llevar por la erót*ca imagen del hada encima de él.
Poco a poco Áine va descendiendo por el cuerpo del chico, hasta que llega a la base del mi*mbro y lo l*me desde abajo hasta llegar arriba, Xander suspira al sentir la lengua de la chica en su piel, siente una corriente subir por su cuerpo. Áine le humed*ce la punta con su saliva y después lo ch*pa, despacio, tomándose su tiempo. Con una mano se ayuda y luego se lo introduce en la boca hasta casi el medio, sube y baja en el contorno de la hombría de Xander, quién empieza a respirar más fuerte, cierra los ojos y echa su cabeza hacia atrás. De un momento a otro la detiene.
- Pequeña, si continuas así harás que me termine en tus bellos labios.- la incorpora y la besa mientras le va quitando el vestido.
Las ropas ya estaban en el piso, Xander gira a la chica y la hace apoyar sus manos en la cama quedando expu*sta a él. Con una mano guía su órgano viril a la entrada de Áine y de un empujón está dentro de ella. El demonio comienza a moverse contra la chica, quien se aferra a las sábanas mientras g*me. El azabache se acerca al oído de la princesa y le susurra palabras excitantes. La chica se eriza y clama por más vigor, Xander sonríe sensualmente, se agarra con ambas manos de las caderas de la joven y empuja más fuerte y desesperado.
El movimiento era más brusco, necesitado, los jóvenes estaban cerca. Xander se inclina y le acaricia un s*no, ella se estremece. El rey siente como el interior suave y envolvente de la princesa lo apretaba más hasta que la siente temblar, entonces él también se deja ir para alcanzar justo el éxt*sis.
Se dejan caer sobre la cama, Xander la abraza y le acaricia el rostro. Áine lo mira con amor y él le devuelve la mirada. La noche no hacía más que empezar, pues al rato Xander ya estaba nuevamente listo.
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A la mañana siguiente, todos desayunaban juntos, las conversaciones variaban, pero el ánimo era el más óptimo. La única que se mantenía en silencio era Amelia; a Áine se le hacía cada vez más raro, la chica por lo general, trataba de ser el centro de atención, y ésta Amelia era todo lo contrario. La princesa no sabía qué pensar, se gira a su hermano y le habla bajito.
- Aerin, ¿no notas distinta a Amelia?- su hermano mira a la aludida y vuelve a mirar a Áine.
- Pues la verdad es que sí, hermanita. No está intentando atacar con sus garras tú cuello o saltar sobre el rey.- dice de forma sarcástica y Áine le da con el codo en las costillas- bueno, sí, está extraña, no ha hecho ni un intento desesperado por llamar la atención.
- Aerin ¿y si nuestra prima, yo no fuese nuestra prima y fuese igual que nosotros?- el chico se ríe y le revuelve el cabello.
- Hermanita, cualquiera que te hubiera escuchado, se pensaría que estás diciendo un trabalenguas- se ríe- pero te entendí.
- ¿Entonces, qué crees?- espera expectante la respuesta.
- Creo que es muy probable, digo, nosotros no debemos ser lo únicos, ni debemos pensar que lo somos- Aerin habla más bajo aún y se acerca a la chica- pero necesitamos sacarle la información. Debemos decir algo que nos delate frente a ella.
- Eso lo decidimos en un duelo de pulgares- Aerin la mira molesto.
- Eso no es justo, sabes que soy muy malo en eso.- la chica se encoje de hombros- está bien, yo lo haré, pero debemos estar solos para confirmarlo sin parecer locos.
- Vale, luego te creo el momento.
Terminan de desayunar y Xadie le habla a Áine.
- Princesa, mi hermano me pidió que la acompañara a una tienda para comprar su vestido de mañana.- la chica asiente y se marcha juntas.
Xadie acompaña a la pelirrosa, la guía mientras van entrando a las mejores tiendas, se va probando lo mejor y escoge algunos vestidos y accesorios. Áine esperaba a Xadie quien había salido un momento de la tienda, se sienta tranquila, hasta que una voz la saca de sus pensamientos.
- Miren nada más, la supuesta futura reina- Lady Luci se le acerca con burla.
- Buenos días, señorita Luci, parece que perdió sus modales antes de venir.- Áine la mira con una ceja levantada.
- No he perdido mis modales, pero como pronto seré la reina- hace una pausa- quiero divertirme antes con las pobres ingenuas, como usted, princesita.- y señala a Áine.
Áine comienza a reír maliciosamente, parece que la que realmente se iba a divertir era ella. Se levanta de su asiento,deja de reírse y se acerca a la demonio, le sujeta un mechón de cabello y le habla bajo.
- Lady Luci, usted es muy linda como para perder la cabeza tan fácil- la chica la mira a los ojos- mejor retírese ahora, después no seré tan benevolente- y en un abrir y cerrar de ojos, la princesa se gira y se aleja, pero al hacerlo un hilo de sangre casi imperceptible se marca en el cuello de la albina. Luci se toca la herida y patea el suelo. Su padre y ella debían actuar ahora o nunca.
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Luci entra rompiendo cosas a su casa, su madre la recibe preocupada, intenta detener a su hija, pero era en vano, entonces busca al conde, él seguro podría aplacar la ira de la chica. El Conde Bifrons baja las escaleras y se ponen frente a la joven, quien se detiene y mira furiosa a su padre.
- ¡Cuánto la odio, padre, mire lo que me hizo!- la chica se señala el cuello dejando ver la pequeña marca.
- ¿Hija mía, quién osó tocarte y herirte así?- Luci lanza un jarrón al suelo y grita.
- ¡Ella, esa que se casará con el rey! Padre, debemos actuar y eliminarla, sin ella en mi camino, el rey caería rendido a mis pies.
- Tranquila mi gargolita, que me encargaré de que esa hada no moleste más, pero debemos ser pacientes y esperar a que sus padres, los reyes, ya no estén en Hellion. Mientras, puedes evitar que se desarrolle con los nobles- la chica sonríe con malicia y asiente. Ella se encargaría de manchar la imagen de la princesa.
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Hola 👋 chic@s son las 4 am y recién termino de escribir, no tengo sueño ni nada, eh!!! 😆 Espero les haya gustado éste capítulo 🤭
Besitos, Mua Mua 😚❤️