Rhett trabajó mucho para convertirse en un cazador de criaturas de la noche, hasta que un día se entera que su compañero más leal es uno de ellos.
¿Qué hará ahora que tiene un vampiro a lado? Y aún peor, ¿por qué se ha enamorado de él?
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Tomar un camino
Este hombre hizo que Rhett quisiera desparecer de ese lugar con el viento. Esta era la segunda vez que un vampiro lo consideraba solo comida, no quería que lo percibieran así, él también puede pelear, defenderse y convertirse en lobo si hace falta.
"Haré que te tragues tus palabras", amenaza Rhett con dureza.
Daemon sabe que esto es muy, muy malo, tener a su tío frente a ellos es peor que cualquier cosa. Con una mirada sútil inspecciona los alrededores para prevenir si vino solo o les espera una emboscada.
"Ey, mocoso, mírame fijamente, no pongas tu atención en otra parte o no me haré responsable si tú mascota se pierde", Kenley, el tío de Daemon dice con burla. Y es que la situación para él es tan divertida que tiene que hacer un gran esfuerzo para no reírse cuando Daemon luce fastidiado y frustrado a la vez.
"Tu padre me dijo que dejaste a una linda dama en el castillo, ella estaba tan devastada cuando supo que habías huido antes de tomar tu responsabilidad", continúa Kenley, "Pero qué poco hombre eres, Daemon, me has decepcionado".
El viejo vampiro hace un gesto de lástima más falso que cualquier cosa y lo refuerza al final con una risa contenida.
"Puedes volver solo, no pienso regresar" dice Daemon, ignorando por completo la mención de la que no era su prometida.
"En realidad eso me beneficia mucho, solo he venido para cumplir la voluntad de tu padre" se encoge de hombros Kenley, tiene sentido ya que vino solo y sin un arma, aunque claro, él no necesitaría utilizar una, tiene más experiencia que cualquiera de los dos.
"Entonces vete" sentencia Rhett en un ataque de valentía.
"De hecho puedo hacerlo, ¿pero qué hay de divertido en eso? Solo miren sus pequeños cuerpos temblar, puedo oler desde aquí el nerviosismo en sus cuerpos" Kenley se pasea dando vueltas alrededor del espacio donde están parados Rhett y Daemon.
Ninguno logra comprender qué es lo que quiere, si su objetivo no es llevarlos necesariamente entonces qué hace aquí.
"Haré lo que me pidas" súplica Daemon con resignación, su mandíbula luce apretada por la molestia, "Puedes pedir lo que desees".
Entonces es ahí donde Kenley por fin presta atención de verdad a la conversación, deja de pasear y se queda quieto en un punto, mirando a su sobrino como si acabara de decir justo lo que quería.
"¿Lo que yo pida, eh?", replica Kenley. Mira a Rhett, luego a Daemon, para finalmente agitar la cabeza.
"Lo que sea" dice Daemon insistiendo, intentando convencerlo de tomar su propuesta.
"En ese caso, los que deberían irse son ustedes, váyanse lejos y no regresen en mucho tiempo", pide Kenley, "Yo me haré cargo de Ran, pueden confiar en mí".
La petición se escucha dura y desesperada, les deja un sabor amargo en la boca. Daemon no logra entender ni un poco de las intenciones de este viejo, su mente maquina lo mejor que puede y la conclusión a la que llega no va más allá de querer el puesto de príncipe de Daemon. Es un precio bajo que pagar suponiendo que no le interesan ese tipo de formalidades.
"¿Cómo podemos estar tan seguros de que de verdad cumplirás con tu palabra?", cuestiona Rhett al ver la indecisión en el rostro de Daemon y que no dirá nada. Él no entiende del todo la situación, pero si hay una forma muy viable para deshacerse del tío de Daemon y de paso a Ran, deben tomarla sin dudar ni un segundo.
"Le informaré a Ran que estaban en el pueblo, que han huido tan pronto como me han visto sin dejar rastro. Él vendrá e inspeccionará el lugar, para ese entonces deberán estar lo más lejos posible", el plan de Kenley es demasiado tentador, poner una pequeña trampa falsa a Ran para despistar su búsqueda. Muy ingenioso a decir verdad.
"¿Y qué ganas tú con esto?", pregunta para terminar Daemon, esa pregunta no para de morder su cabeza una y otra vez, molestándolo. Sabe que si no lo decía entonces no podría dormir en el día por hacer suposiciones al respecto.
"Eres tan desconfiado como mi hermano" compara Kenley porque siempre lo ha pensado, Daemon es una réplica de su padre. La cuestión es si puede sacar provecho de eso o no. "Yo solo quiero el castillo a mi merced y tú me estorbas, podré convertirme en el sostén de tu padre sin mucho esfuerzo si estás lejos de él".
El remordimiento de dejar a su padre a lado de este hombre se depositó en Daemon, incluso Rhett que odiaba un poco a Ran lo pensaría un poco. ¿Esto de verdad es lo correcto? No, pero no tenían otra opción.
"Entonces está hecho", finaliza Daemon. Trata de convencerse de que es una pequeña venganza hacia Ran por enviarlo durante dos años a territorio mortal en contra de su voluntad e indefenso.
Así como llegó, Kenley se fue, rápido y silencioso al escuchar una respuesta positiva. La lluvía seguía bajando sobre sus cuerpos, no tan fuerte como para hacerlos lucir lamentables, pero sí lo suficiente para que estuvieran mojados casi por completo.
"Siento que hemos tomado una decisión equivocada", dice Rhett con la voz baja.
El vampiro deja una palmadita sobre su hombro y lo llama a entrar a casa. No le dice que él piensa lo mismo, que tal vez había una opción que no vieron, pero por más que buscó no la encontró.
La madre de Rhett bajó con una rapidez sobre humana los escalones, casi se tropieza en el último sin darse cuenta. Abraza a su hijo con fuerza e inspecciona si ha sufrido algún daño.
"No pasó nada", dice Rhett para tranquilizarla. Sirelle no luce convencida.
"Creo que ahora sí es momento de partir, Rhett. Escuchaste a Kenley, debemos poner de nuestra parte antes de que sea demasiado tarde", interrumpe el momento Daemon.
Esas palabras son como arrojar un balde de agua fría sobre Sirelle, que niega con la cabeza rápidamente para después decir "No puedes irte Rhett, deja que el vampiro se vaya solo, por favor".
Entonces Rhett responde "No".
Y el caos cae en la casa.
La lanza de Rhett está en la habitación y comienza a caminar a ella con una Sirelle aferrándose a su brazo sin parar de decir "Afuera es muy peligroso", "Los vampiros mienten todo el tiempo" y "No estarás seguro donde sea que vayas".
Para no provocar más caos, Daemon se queda en la entrada de madera, observando como poco a poco la lluvia va desapareciendo. Queda poco más de media noche para el amanecer, podrán ir a Gresses sin problemas y luego ir a dónde sea que el viento los lleve, lejos de cazadores y criaturas de la noche. Suena a una vida tranquila, alejarse de absolutamente todo, aún con el precio que pagaron.
¿Qué más podría pasar? Que los traicionen, piensa Daemon.
(a que tienen malos sentimientos hacia él o hablan a espaldas de él)