LA PERDICIÓN DEL CEO MUJERIEGO

...RACHEL...

Los primeros rayos del sol de la mañana se filtraban a través de las cortinas.

Tenía un brazo pesado envuelto alrededor de mí cintura.

Había un firme cuerpo masculino detrás de mí, apretándome contra mí espalda. Un aliento cálido le hacía cosquillas en la piel sensible de la nuca.

¿En qué momento nos colamos en esta posición?

Todo me resultaba tan familiar y, que Dios me ayude, reconfortarme. Me había despertado hacía media hora, pero aún no había logrado forzarme a mí misma para soltarme de los brazos de Daemon.

Cada célula de mí cuerpo parecía cantar de alegría, mí cuerpo traidor se negaba a separarse de mí otra mitad. Mí otra mitad. Jesús jodido Cristo.

Mis propios pensamientos me asustaron. Aunque mis pensamientos aún no eran tan extraños como el hecho de que había dejado que el hombre me føllara y me hiciera correrme tan fuerte hasta el punto de que desmayará y durmiera como bebé.

La pølla de Daemon todavía estaba en mi entrada. Y estaba dura de nuevo.

Tenía su €recciøn todavía dentro de mí.

Mi cerebro seguía concentrado en eso, la histeria

burbujeaba en mi pecho. Racionalmente, sabía que no había mucha diferencia entre ser jodida por la boca y ser føllada por el cøñø; ambos actos deberían haber sido igualmente incorrectos, y

sin embargo… tomarlo por mi entrada parecía más… definitivo. Más castrante. Podría explicar mí necesidad de chupar su pøllą como una necesidad de consuelo, con algún tipo de extraño síndrome de Estocolmo, pero esto... Esto era mucho peor.

No había permitido que Daemon me føllarą ni siquiera en la isla. Ahora no tenía excusa alguna.

Debería levantarme de la cama antes de que él se

despertara y tuviera la idea equivocada de que había gustado lo que le había hecho.

¿La idea equivocada? Dijo una voz en el fondo de mí mente con sarcasmo. ¿Como si no estuvieras gimi€ndø como una putą cuando te føllø?

Me sonroje. Solo recordarlo me hizo temblar. Mire hacia abajo mi €xitąción comenzo aparecer y cuidadosamente, traté de salir de sus brazos. Pero todos mis retorcimientos solo lograron presionar con su p€n€ aún más profundamente en mí, chocando contra mi punto sensible.

G€mí y hundí la cara en la almohada para amortiguar el ruido.

¡Mierda!

Mi clítøris comenzó a latír, la excitación y el

placer se extendieron por mí cuerpo en cálidas olas. La sensación de estar bajo el cuerpo firme y pesado, incapaz de moverme y completamente indefensa, me estaba haciendo algo extraño. Se sentía tan dolorosamente bien, estar bloqueada del resto del mundo por su masa, tenerlo sobre mí y

alrededor de él, como si los dos fuéramos lo único que existía. Y tenerlo dentro de mí, en el nivel más profundo que uno podría tener a una mujer, fue...me hizo cosas. Alimentó la cosa

necesitada y hambrienta dentro de mí. Quería más.

¿Cuándo te convertiste en una puta de pøllas?

Me sonrojé, sintiéndome avergonzada, confundida e irritada conmigo misma, pero joder, se sentía tan bien. Tener una pøllą en mi cøñø no tenía por qué sentirse tan bien. Una mujer como yo no debería querer ser tomada de esta forma. Estaba mal. No debería querer esto. Fue tan malditamente patético.

Daemon estaba dormido, por el amor de Dios.

No debería querer mover las caderas y joderme con esa pøllą gorda, excepto que era exactamente lo que quería. La vergüenza se apoderó de mí. Era

como si él idiota hubiera despertado a una criatura insaciable dentro de mí, una que solo quería más, más y más.

Daemon murmuró algo en sueños y nos puso boca abajo. Dejé de moverme de nuevo, mí respiración se estabilizó. Excepto que ahora estaba completamente inmovilizada debajo de su cuerpo, mi entrada clavada con su duro mi€mbrø.

Volví a g€mir en la almohada mientras sentía ritmo de Daemon aumentaba. Dios, realmente era una puta de pøllas. Solo podía esperar que, no se despertara. No podría mirarlo a los ojos.

—Buenos días, —dijo en mí oído, su voz ronca por el sueño.

Deseaba que el suelo se abriera y me tragara.

No respondí, esperando que pensara que estaba dormida. Con un suave bufido, el idiota siguió moviéndose. Empujando.

—Sé que no estás dormida, —dijo, acariciando el lado de mi cara, sus caderas moviéndose más rápido, los obscenøs golpes de piel contra piel llenando la habitación. —Puedes dejar de fingir ahora.

Permanecí callada, mordiendo la almohada para

amortiguar cualquier ruido.

El idiota, tuvo el descaro de reír.

—Puedo ver lo rojas que están tus orejas, —dijo en tono de conversación, mordiendo el lóbulo de mi oreja. —Te estás sonrojando, Rechi.

Mi pecho se sentía raro, lleno y cálido, y algo más.

Afortunadamente, el siguiente empujón desvió mí atención de nuevo a la pølla en mi cøñø. Frotó contra ese punto en mí de nuevo, y no pude tragarme mí g€midø esta vez.

Daemon se quedó quieto.

—No.—Me quejé antes de que pudiera detenerse.

—Pídelo.—Dijo en mi oído. —No voy a jugar

hoy. Tendrás que pedirlo esta vez. O no te daré mi pølla.

—Te odio, —gruñi, temblando de impaciencia. Dios, quería que se moviera. Quería empujar. Quería ser følląda.

—Estoy esperando, Rechi, —dijo, mientras mordiendo la parte posterior de mí cuello, sus caderas exasperantemente quietas. —Di "Føllam€". Es fácil. Sabes que quieres.

Abrí los ojos y miré a la cabecera.

—No lo haré.

—Está bien, —contesto, mientras se comenzaba a retirar.

—No.—Respire temblorosamente. —Te necesito.

Se estremeció.

—No estás jugando limpio, maldita sea.

Sonreí un poco. No era una idiota. Sabía cuánto le gustaba a Daemon cuando lo decía.

—Te necesito, —susurró de nuevo, apretando la pølla en mí.—Te necesito.

Con un gruñido, Daemon se soltó. Volvió a følląrme, fuerte y rápido.

Ya no pude detener mis g€midøs. El colchón estaba rebotando con la fuerza a causa de los empujes, y la pølla que se movía en mí se sentía tan increíblemente bien que las lágrimas brotaron a través de mis ojos.

Mi ah, ah, ah se volvió tan vergonzosamente ruidoso que solo podía esperar que las paredes

estuvieran insonorizadas.

Me tomó sólo unos minutos correrme, temblando y gimi€ndø.

Yacía, sin huesos y abrumada, en un charco de mi propia corrida, mientras Daemon buscaba su ørgasmø.

Cuando terminó, lo hice rodar sobre su espalda

y me tumbé encima de él era mí posición favorita, poniendo mí cabeza sobre su corazón.

Sus brazos me envolvieron alrededor de mí, y me permiti una pequeña sonrisa contra su pecho.

No tenía idea de lo que estaban haciendo, pero ahora se sentía demasiado bien como para preocuparse.

Se sintió perfecto. Todo.

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Buenos días lectoras ¿Cómo estás? Espero que bien, paso por aquí para agradecer por el apoyo a mi nueva novela, no se olviden de dejar sus likes, comentarios( ya saben me gusta leerlas saber lo que piensan de la historia) y sobretodo no olviden votar especial en votar por la novela para que siga llegando a mas gente. Gracias por todo 😊 😊 ✨🌹🌹💙🙏🏻❤️✨💖