No siempre lo que crees que fue verdad lo era
No siempre la mujer que creíste amar te amaría
No siempre lo que tú creíste que eran leales a ti lo fueron
regrese a mi primer vida después de experimentar otra vida en otro mundo
Quieres conocer más de mi historia la del principe heredero Alexander D Angello del imperio Zafiro quédate y te contaré mi dolor y vivencias y por lo que en está vida lucharé por ser mejor y proteger a mi familia de la traición de los que nos rodean.....
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mi historia parte dos
Esta es mi segunda vida.
Nací en una familia humilde que vivía al día. Mi madre vendía comidas en un puesto ambulante, mientras que mi padre tenía un pequeño negocio de champús, cremas, hidratantes y jabones artesanales; un trabajo que realizaba con mucho amor, aunque sus ingresos eran modestos debido a la poca cantidad de productos que lograba vender. Crecí rodeado de mis dos hermanos mayores, quienes eran un gran ejemplo a seguir, y yo era el tercer hijo, a quien llamaron Cristóbal.
En esta nueva etapa, mi hermana menor Sofía, quien al ser la única mujer fue muy consentida, se convirtió en una prioridad para mi nueva familia. Lo más importante para ellos era que tuviéramos un hogar, comida, ropa, educación y amor...
Crecí en un ambiente lleno de amor. Mis padres se esforzaron por brindarnos educación con lo que podían, lo que resultó en años muy felices. Tuve una infancia donde aprendí el verdadero significado de jugar, de tener amigos y de la importancia del amor familiar, que fue siempre la base de todo. Mi madre y mi padre lucharon por enseñarme que no todo se puede alcanzar en la vida, que hay días buenos y otros más difíciles, y que todos somos humanos y cometemos errores. Disfruté cada día junto a mis hermanos y el profundo amor que siento por mi hermana.
Me he dado cuenta de que en mi primera vida no supe valorar el amor de mi padre y mi hermana. Me perdí de tanto por mi arrogancia; cuando mi padre intentaba acercarse, yo me alejaba. Recordar mi vida pasada me lleva a reflexionar sobre todo lo que tenía, cosas que no poseo en esta vida. No cuento con lujos ni sirvientes; todo lo debo hacer por mí mismo. He tenido que aprender a cocinar y a lavar, a no depender de nadie. Asistí a una escuela común y corriente, como cualquier niño, donde había otros niños.
Aquí no hay clases sociales ni marginación; todos somos iguales. He aprendido mucho en esta nueva etapa de mi vida y agradezco la oportunidad que se me ha brindado. Soy feliz con lo poco que tengo en este mundo y valoro a mi hermana, mis hermanos y mis padres, quienes me dieron esta nueva oportunidad de vivir. He estudiado y fui uno de los mejores alumnos; además, ingresé al servicio militar, donde me quedé porque me apasionaba todo lo relacionado con las armas.
También tuve la oportunidad de aprender sobre ingeniería, ya que nos ofrecían la opción de convertirnos en profesionales en la carrera que eligiéramos. Me formé como un gran ingeniero y estratega de batalla. Aprendí a valorar cada bocado de pan que mi madre ponía en la mesa y el esfuerzo de mi padre. Hoy en día, mis padres son el motor de mi vida, al igual que mis hermanos. Mi hermano, el segundo mayor, tiene su propio restaurante y es maravilloso ver cómo quien menos ingresaba a la cocina se ha convertido en un excelente chef. Mi hermana menor, por su parte, es psicóloga.
Mi hermano mayor es pensionado del ejército. Actualmente tengo 35 años y no tengo hijos, ni pareja, ni esposa. He llegado a la conclusión de que es importante encontrarme a mí mismo. En el pasado, tuve experiencias difíciles con mujeres que me lastimaron; una me hirió profundamente y otra me utilizó, lo cual me dejó algunas secuelas que me hacen sentir desconfianza hacia ellas, y esto me resulta complicado.
En esta nueva etapa de mi vida, reconozco que a mi lado han estado increíbles mujeres: estrategas y luchadoras guerreras. Hay una en particular que me fascina, se llama Lucía, es hermosa. Sin embargo, me da un poco de miedo acercarme a ella. Uno de mis compañeros y amigos, Sergio, me aconseja que deje de ser tan idiota, ya que podría quedarme solo por no darme la oportunidad con una mujer tan maravillosa. Por supuesto, no soy un santo y he tenido alguna que otra aventura, pero nada serio. Él me dice que la puedo perder por no atreverme. Tal vez tenga razón.
Hoy me encontraba en mi oficina revisando unos documentos cuando de repente oí gritos afuera. Salí, intrigado por saber qué sucedía, y vi a mi asistente, una mujer muy hermosa. En su mirada percibí dolor y un deseo de dejarlo todo y huir. Su esposo la estaba gritando y le propinó una fuerte cachetada que la hizo caer al suelo. Al ver esto, lo agarré del brazo y lo alejé. Eso solo logró que él se descontrolara aún más, empezando a gritar que ahora entendía por qué mi asistente lo había dejado, afirmando que yo era su amante.
Observé a la persona con desconfianza y procedí a llamar a seguridad para que lo retiraran. Al momento de la llegada del personal de seguridad, pregunté quién había autorizado su entrada, ya que un civil no tenía permiso para ingresar. Me informaron que, siendo el esposo de mi asistente, se le había permitido el acceso. Les manifesté que, independientemente de esa relación, era necesario que se informara previamente sobre su ingreso. Les indiqué que deberán presentar un informe, ya que este incidente pudo haber tenido consecuencias más graves. Ante esto, ellos solo asintieron con la cabeza.
Al retirar a este individuo de las instalaciones del batallón, miré a mi asistente. Ella estaba en el suelo con el labio partido y su mirada era distante. Le dije que todo había terminado. Ella se levantó, me miró con tristeza, se inclinó y me pidió disculpas. Solo le respondí que se fuera a casa a descansar, que mañana sería un nuevo día. Así concluyó un día que pensé que sería tranquilo, pero resultó ser un día de m***...
Al salir de la oficina, me dirijo a casa. Me quito el uniforme, preparo la cena y miro a mi alrededor, notando que mis padres aún no han llegado, ya que todavía vivo con ellos. Ceno y luego me acuesto a dormir.
Al llegar un nuevo día, sigo mi rutina y me encamino a la oficina. Al llegar, observo que mi asistente y secretaria ya están allí; ellas me saludan y yo simplemente asiento con la cabeza, distraído y sintiéndome estresado. Hay una sensación de que me falta algo, aunque no logro identificar qué es. En ese momento, entra mi amigo, quien, en su estilo habitual, comienza
gritándome que era un huevón de m***** que estaba dejando ir a una gran mujer, solo por no querer tener algo serio. A lo que lo miro fijamente con mi rostro estoico, y él solo me mira y levanta las manos en señal de que ya entendió que no estoy de humor para sus payasadas y que no se meta en mi vida personal. En ese momento, ingresa mi secretaria a la oficina informándome que me ha llegado una encomienda.
¡Yo miro el paquete; al abrirlo, me doy cuenta de que es un libro.! Qué raro!, no tiene remitente. Cuando el idiota que tengo al lado dice que por fin llegó el libro, me doy cuenta de que lo pidió para mí.
'Me dice: Lo leí, me gustó. Creí que era bueno que lo leyera. Sé que no te gustan estas historias, pero el emperador tirano me hizo acordarme de ti, mi queridísimo amigo.' Sale de mi oficina cerrando la puerta de un portazo. Ya que si se queda un minuto más, no la tendrá fácil, el muy imbécil. Lo dejo a un lado, no le doy importancia. Entra mi asistente y me informa sobre el horario que tenemos para el día. Ella vuelve a pedir disculpas, a lo que le respondo que no hay problema, pero que trate de solucionar los problemas con su esposo. Ella asiente con la cabeza. Así transcurre el día, lleno de reuniones. Cuando ya me estoy alistando, me acuerdo del libro, lo cojo y lo meto entre mi maletín.
Salgo de mi oficina, me despido de mi asistente y de mi secretaria, y me dirijo a casa. Esta vez no voy a la casa de mis padres, sino a un apartamento que tengo reservado para esos momentos en los que deseo estar completamente solo, sin tener que escuchar a nadie. Hoy es viernes, así que planeo quedarme allí todo el fin de semana. Después de un trayecto de aproximadamente una hora, llego al apartamento, aparco mi auto en el sótano y subo en el ascensor hasta mi piso. Una vez dentro, tomo una copa de vino y comienzo a disfrutarla cuando recuerdo el libro. Lo saco del maletín y lo dejo sobre la mesa. Luego, me dirijo a la cocina para preparar la cena. Después, voy a mi habitación, me quito el uniforme y me doy un baño. Me pongo algo muy cómodo para estar en casa, ya que sé que no tendré visitas, así que no me preocupo y solo me dejo los pantalones de Chantal. Sirvo la cena y empiezo a comer. Cuando termino, me dirijo al sofá, me siento, sirvo otra copa de vino y empiezo a leer el libro, que me trajo el idiota. Solo el título que Leo me trae escalofríos, que recorren todo mi cuerpo. Comienzo a temblar, no sé por qué, pero presiento que al leer esto estaré descubriendo algo. El título dice: 'EL EMPERADOR TIRANO Y LA TRAICIÓN DE LA MUJER QUE AMO'. Comienzo a leer y me doy cuenta de que lo que dice, este libro es mi vida. Mi primera vida comienza con mis padres y cómo se amaban, cuando nací, y cómo mi madre luchó por tener a mi hermana.
El momento de su muerte, el porqué murió, el dolor de mi padre al perder a su alma gemela, la llegada de mi madrastra, a quien siempre pensé que era una mujer tirana y resultó no ser así; fue una víctima de las circunstancias. Es duro darte cuenta de que no siempre lo que creíste que era la verdad lo fue, sino una mentira.
Mi padre también fue una víctima en esta situación, ya que la juzgó, creyendo que ella era quien lo había drogado, lo cual no era cierto. Ella también fue manipulada para poder entrar en los aposentos del rey, que estaba de visita en el imperio, pero terminó en los de mi padre, el emperador. Esto llevó a que tuvieran que casarse; todos pensaron que ella deseaba convertirse en emperatriz, pero la realidad era otra: ella solo quería escapar. Se convirtió en un instrumento de un hombre que quería destruir a mi padre. Quedarse con el imperio. ¿Qué mejor manera de vender a su sobrina que a un rey que deseaba lo mismo que él: destruir a mi padre? El duque Milton Herrera, la mano derecha de mi padre y tío de la princesa del imperio Milán, la nueva reina de mi padre. También descubrí que la muerte de mi hermano fue causada por una doncella que sentía rencor hacia mi madrastra, ya que mi padre empezaba a desarrollar sentimientos por ella, algo que no convenía a quienes no deseaban que el emperador se enamorara de su reina.
Me di cuenta de que ella no fue mala con nosotros cuando éramos pequeños; su comportamiento cambió después de la muerte de su único hijo, mi hermano. También comprendí que el duque de Zuxes no siempre fue un gran hombre; siempre supo que si su hija se convertía en emperatriz, ellos ganarían más poder. Además, entendí que mi emperatriz solo estaba a mi lado por el poder y el estatus que le brindaría ser mi esposa, ya que era una mujer vanidosa y deseaba tener influencia. Sin embargo, nunca me amó; para ella, yo era un tirano que solamente pensaba en sí mismo. Por eso me traicionó. Supuestamente, por eso ella tomó esa decisión, y también descubrí que me había engañado. A pesar de seguir siendo mi emperatriz, me duele leer esto. Me enteré de que, desde hace tiempo, se reunía con el emperador del imperio vecino. Además, descubrí que quien creía que era mi reina también me traicionó con mi general del ejército.
También me doy cuenta de que el hijo que supuestamente era mío realmente era del general. Ese hombre siempre supo que yo me fijaría en ella, y todo fue una trampa que les salió muy bien, ya que al ser una mujer diferente, logró captar mi atención. Qué tonto fui al criar a un niño que no era mío, dándole un lugar a mi lado y en mi corazón, a una mujer que solo buscaba hacerme daño, y así lo hizo, porque me destruyó. A pesar de todo, yo quería a esa criatura, a mi hijo, porque para mí él siempre fue mi hijo. Me vi obligado a acabar con su vida, así como hice con la de su madre, por traicionar me. Es irónico, pero a través de este libro he descubierto muchas cosas que me duelen. Me doy cuenta de que dañé a muchas personas que me querían, a mi padre y a mi hermana, a quienes no supe proteger. Me siento como un tonto, pero ya no puedo hacer nada; en ese mundo, estoy muerto...
Tras mi fallecimiento, el imperio por el que mi padre luchó arduamente para que prosperara se desmoronó. La ex emperatriz, mi exesposa, únicamente se dedicó a quitarme la vida y permitió que la corte real proclamara a un nuevo emperador, nombrando al duque Milton como emperador regente. Sin embargo, este llevó al imperio hacia la quiebra y la ruina. Así es como el imperio más poderoso del mundo se destruyó, dejando a mi familia muerta y a mí también, todo por la avaricia de un hombre. Cierro el libro y me doy cuenta de que he pasado toda la noche leyendo. Suena mi teléfono; es mi madre. Le contesto y hablamos durante unos minutos. Al colgar, decido irme a dormir. Duermo todo el día y al despertarme ya es de noche. Empiezo a reflexionar sobre que tengo 35 años y es momento de encontrar a alguien que me acompañe, ya que este apartamento se siente solitario. Así, paso mi fin de semana haciendo ejercicio y releyendo la historia de mi vida pasada.
El lunes, al llegar al batallón, veo que un coche está obstruyendo la entrada. Decido bajarme del mío para averiguar quién es la persona que está impidiendo el acceso. Para mi sorpresa, resulta ser el esposo de mi asistente. Se baja del vehículo y, sin darme tiempo a reaccionar, está armado. Cuando me ve, no lo piensa dos veces y me apunta, disparando directamente hacia mi abdomen y cerca del corazón. Con las pocas fuerzas que me quedan, me lanzo sobre él y lo desarmo. En ese momento llegan los guardias y me lo quitan de encima. Veo cómo mi asistente se arrodilla a mi lado y me dice: 'Lo siento, jefe, lo siento mucho'. Cierro los ojos agradeciendo que, en esta vida, supe lo que es ser amado por mis padres, mis hermanos, tener amigos y aprender que todos somos seres humanos, que no hay clases sociales, que no hay ricos ni pobres, que todos luchamos por sobrevivir en este mundo.
Así concluye mi segunda vida...