En un mundo lleno de magia, Aarón es un joven que vive en un pequeño pueblo con su familia, el solo desea tener una vida como la de sus padres, encontrar a una mujer a la cual amar y que lo ame y tener una hermosa familia, ya que si bien ellos no son ricos, ni viven en grandes mansiones, tienen lo suficiente para vivir una buena vida y ser felices, pero todos sus planes cambian cuando descubre que él es el portador de un poder antiguo y que sus destino esta entrelazado al de otras tres personas, quienes juntos deberán salvar su mundo del dios Daotan, un dios maligno que solo busca el dolor y la muerte de todos los seres vivos.
En el camino por dominar sus nuevos poderes y comprender su nuevo papel, Aarón descubrirá que el amor no está descartado de su vida y talvez sea ella a quien necesité para poder lograr su destino.
Esta es la primera historia de la tetralogía Los 4 Guerreros de los Elementos
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Capítulo 21
AARON
Una vez terminada la comida, descansamos un rato, y después partimos rumbo al campo de entrenamiento, donde no esperaría el señor Oliver Lupain, el segundo hijo del duque Lupain, y comandante dentro del ejército real, y uno de los magos más talentosos del reino, su talento es tal, que incluso la torre accedió a entrenarlo, siendo uno de los pocos con ese honor, también es un guerreo muy hábil, y por ende el elegido para no solo para ser mi maestro, sino también el de mi padre y mi hermana.
A mi padre, solo le enseñaría a pelear y el manejo de distintas armas, puesto que él no poseía una magia muy fuerte, si bien si le enseñaría usarla, sus lecciones se concentrarían más en lo físico y no tanto en lo mágico, con mi hermana y conmigo era distinto, ambos teníamos una gran cantidad de magia, por lo que tendría que enseñarnos a controlarla, además que ambos debíamos de aprender a pelear, debido a los cargos que tomaremos en el futuro, yo como rey consorte y gran carnero, y mi hermana como la siguiente heredera del ducado Kasar, aunque claro, las lecciones de Afra, serían distintas a las mías, ella tiene toda una vida para prepararse, y yo solo 6 meses.
Llegamos al campo de entrenamiento y allí ya nos espera Oliver. La razón por la que entrenaremos por la tarde, es porque a esa hora los campos están vacíos, ya que los entrenamientos para el ejército siempre son por la mañana.
- Es un honor para mí conocerlo gran Carnero, a usted y a su familia – nos saluda Oliver con una reverencia
- El honor es nuestro – le digo al tiempo que hago una ligera inclinación con mi cabeza en señal de respeto y mi padre y mi hermana una reverencia tal y como lo dicta la cortesía.
- Entonces ¿Qué debemos hacer? – le pregunta mi hermanita con una sonrisa.
- Empezaremos con la parte física, por lo que debemos de preparar primero el cuerpo para evitar lesiones – nos dice y así comienza mi tortura y sé que no soy el único que lo piensa
Varios ejercicios después, solo Afra sigue alegre y con energía, en parte porque es una niña muy activa y llena de energía y también por el hecho de que los ejercicios que ella a realizada no son ni de cerca tan pesados como los que realizamos mi padre y yo, entre correr, hacer flexiones, así como varias palizas de parte de Oliver, en las peleas simuladas, que de simuladas no les veo nada, mi padre y yo estamos más que cansados, y solo queremos quedarnos tendidos en el pasto.
- Lo hicieron muy bien, he visto novatos, e incluso algunos soldados, que no hubieran soportado como lo hicieron ustedes, si seguimos este ritmo, estarán preparados antes del tiempo establecido – nos elogia Oliver, quien claramente está muy contento con nuestro rendimiento.
- Si seguimos este ritmo, moriré antes del tiempo establecido – se queja mi padre, quien lentamente se incorpora hasta quedar sentado sobre el pasto, yo por mi parte sigo acostado, sin ganas, ni energías para levantarme.
- Son fuertes, no creo que eso pase – le responde Oliver a mi padre con una sonrisa.
- Al menos alguien se divierte con nuestro sufrimiento – le digo yo en broma, a lo que él solo ríe.
- Tomaremos un descanso de 20 minutos, y empezaremos con las lecciones de magia – nos dice Oliver, por lo que mi padre se vuelve a acostar a mi lado, y Afra rápidamente se nos une, y allí acostados los tres vemos como el sol comienza a ocultarse.
- Ya me arrepentí, ¿crees que aún estamos a tiempo de volver a la aldea? – me pregunta mi padre, y al ver su sonrisa, puedo dame cuanta que bromea.
- Yo creo que no – le contesto y ambos nos reímos, lo que solo nos causa más dolor.
- A mí me gusta más aquí, yo no quiero volver – nos dice Afra, quien se enojó por las palabras de mi padre.
- No volveremos cariño, solo es mi dolor hablando, no hagas caso – le dice mi padre mientras le acaricia la cabeza, puedo ver la confusión en la cara de mi hermana, pero esta desaparece, no sé si es por qué comprendió lo que quería decir mi padre, o solo decidió ignorarlo.
Justo como lo dijo, 20 minutos después, Oliver comenzó con nuestro entrenamiento mágico, este fue mil veces mejor que el anterior, la mayor parte de la lección, no hicimos magia, más bien nos concentramos en lo teórico, y ya por el final de la lección, fue cuando probamos unos cuantos hechizos.
- Lo hicieron bien, mañana continuaremos – se despide Oliver.
Los tres volvemos a casa, ya cerrada la noche, donde nos recibe mi abuela y mi madre, quienes nos prepararon una deliciosa y sustanciosa cena, la cual devoramos rápidamente y después cada uno volvió a su habitación para descansar, lo necesitábamos, y mucho.
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Ya han pasado dos meses, dos meses que se me han hecho más que eternos, y es que entre tantas lecciones y entrenamientos, siento que voy a desfallecer en cualquier momento, pero aunque hay días en que no quiero, siquiera, salir de la cama, dejo eso de lado y continuo, mi responsabilidad en muy grande y yo no soy de los que se rinden.
Lo único bueno de las lecciones, sobre todo de aquellas que tomo con Ila, es que durante estas, ella suele darme un pequeño descanso, el cual aprovechamos para conocernos mejor, ya que, debido a que no debemos poner en alerta a la familia Kasar, fuera de las lecciones, rara vez podemos pasar tiempo juntos, y estos momentos a su lado cada vez son más valiosos para mí, y es que con cada nuevo día, aprendo más de ella, y cada cosa que descubro hace que me guste más, y a la vez me hace sentirme algo inseguro, ya que no sé si ella siente lo mismo que yo, puesto que no hemos vuelto hablar de eso, y me asusta un poco preguntarle.
Aún no puedo decir que esté enamorado de Ila, puesto que nunca había sentido por nadie lo que siento por ella, por lo que para comprender mis sentimientos he decidido ir a hablar con mis padres, sé que ellos me ayudarán a comprender lo que siento.
Por lo que aquí estoy, enfrente de su habitación, dudando si tocar o no, después de una batalla interna conmigo mismos, opto por tocar, de inmediato sale mi madre, quien me mira extrañada.
- ¿Aaron?, ¿Qué haces aquí? – me pregunta mi madre, entre tanto me hace pasar.
- Yo, quiero hablar con ustedes de algo muy importante para mí, pero estamos tan ocupados durante el día, que este es el único momento que se me ocurrió para venir a verlos, espero no molestarlos – les digo.
- Claro que no, hijo, dime, ¿qué pasa? – me pregunta mi madre, mientras me guía a la cama, y me hace sentar, poco después ella se sienta a mi lado, y mi padre, del otro, quedando así en medio de ellos.
Al principio no les digo nada, solo me dedico a sentir, ya que desde que Afra nació, no había estado así con ellos, y es algo muy agradable, por lo que dejo caer mi cabeza en el hombro de mi madre y siento cómo mi padre nos rodea con su brazo a ambos.
- Es sobre Ila, o más bien sobre mis sentimientos sobre ella, sé que siento algo fuerte por ella, pero no logro determinar si es amor – les cuento al fin.