En la actualidad, en una ciudad donde todos viven apurados encontraremos a una chica promedio. Su deseo es ser actriz de películas, y su sueño es ser famosa. Estudió teatro, actuación, acrobacias e incluso se especializó en artes marciales para poder estar lista para cualquier papel que se le pudiera presentar.
Finalmente, después de tanta espera consiguió un papel en una película que pretendía retratar la vida de una mujer muy importante en la historia. No había podido conseguir el papel protagónico, pero como era su primera puesta en escena, estaba bien. Se había preparado para ese momento toda su vida.
Katherine llegó al set de filmación donde tenía que hacer su primera grabación que consistía en una escena de pelea entre concubinas. Pero tal fue su suerte que cayó desde el balcón de los camerinos, y murió.
Gracias a esa caida ahora estaba ahí, en una habitación lujosa y ella sin saber lo que había pasado, o siquiera dónde se encontraba en estos momentos...
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Cap #21
En la villa donde Senebkay había llevado a Sansa, llegaban Hassa, Mona y Sorah quienes estaban felices de ver bien a la pequeña Sansa. Después de hablar un poco, Hassa le entrega lo que el visir Ei le había mandado. El documento que decretaba el matrimonio del príncipe y que solo podía tener una esposa. Senebkay quien se encontraba ahí, ya sabía que algo así podía pasar y en realidad no le importaba, más bien agradecía el hecho de que ahora Sansa era su esposa, y no solo su prometida... en cuanto a las concubinas, nunca tuvo planes de mirar a otra mujer, todo lo que le importaba era estar con Sansa.
-creo que el viejo me hizo un gran favor convirtiéndote en mi esposa y no solo mi prometida, ¿no te parece?-, dijo Senebkay mientras bebía un poco de vino y le regalaba una hermosa sonrisa a Sansa, quien al verlo así tan feliz, pasó a sentarse en sus piernas y lo abrazó.
- verte con esa sonrisa de felicidad, hace que mi corazón salte de alegría-, le susurró al oído.
Los sirvientes de Sansa al ver a su princesa tan feliz, se alegraron inmensamente y estaban por salir para dejarlos solos, hasta que Sansa los llamó.
-hay algo que deben saber, son personas importantes para mí, lo fueron para mi madre también, así que considero que merecen enterarse de que mi madre se encuentra con vida-, les reveló con una sonrisa.
Los tres se quedaron sorprendidos, siempre pensaron que la señora había muerto. Se preguntaban cómo era posible aquello.
Sansa le explicó que había estado secuestrada por Akmman para controlar a su padre. Y que fue el príncipe Senebkay quien la había rescatado y que ahora se encontraba recuperándose en un lugar seguro. Los tres se arrodillaron frente al príncipe, estaban muy agradecidos por todo lo que él había hecho por la señorita y su madre.
-se quedarán unos días aquí conmigo, pero cuando mi padre venga, nos acompañaran a ver a mi madre. Quiero que se queden con ella a cuidarla, ella los necesita más que yo en estos momentos. Yo estaré bien al cuidado del Kay-, Sansa dijo eso último bastante sonrojada, pero en efecto así era. Senebkay se encargaba de cuidarla con esmero y la hacía feliz.
Los tres se retiraron a descansar como les había pedido Sansa, dejando a la pareja sola en la habitación. Senebkay la abrazó y acercó más a él. El tenerla en su regazo era realmente placentero para él.
-¿lograste averiguar algo sobre tu padre?-, preguntó Sansa.
-me avisaron que mañana llegaría una información importante sobre él. Aparentemente, es algo relacionado a su pasado. Quizás, finalmente pueda descubrir el motivo por el cual parece odiarme tanto-, respondió él muy pensativo.
-bien, mi padre llegará en unos días. ¿Nos acompañarás al templo?-
-por supuesto, ahora que te tengo solo para mí, no planeo separarme de ti-, respondió mientras ya la estaba besando lentamente.
Sansa sonrió, y sintió un pequeño dolor en el pecho al escuchar eso. No pudo evitar pensar en las imágenes que había visto del futuro que podía llegar a ser de ellos. Lo abrazó fuerte deseando que aquello nunca sucediera.
En la mansión del gran Visir, un hombre le estaba reportando a Ei que la señora Akmman había enviado a su sirvienta fuera de la mansión, y aparentemente se estaba dirigiendo al mercado prohibido de los venenos.
- No creí que tuviera esa intención tan pronto. Realmente quiere intentar matarme. Debe estar desesperada-, dijo el visir suspirando.
- así es, uno de los espías la escuchó hablando sobre deshacerse del problema y considerando que su hija ya no está aquí, su único objetivo posible es usted-, respondió aquel hombre.
-bien, siendo así, no permitan que esa sirvienta regrese a su lado. Es mejor deshacerse de ella inmediatamente-, ordenó, pero se detuvo un momento y volvió a hablar antes de que aquel hombre se retire;
- pensándolo mejor, capturen a esa mujer y hagan que hable. Quiero saber todo lo que esa mujer sepa sobre Akmman-, cada información que puedan obtener es importante-, ordenó el visir y el hombre que estaba ante su presencia se retiró del lugar para cumplir con la orden.
Ese día, la sirvienta de Akmman no volvió a la residencia. Había desaparecido. La ansiedad de Akmman creció y se encerró en su habitación tratando de pensar en algo que pudiera hacer a continuación. Esa noche el visir Ei visitó a su esposa para disfrutar del estado de ánimo de la mujer.
-¿qué es lo que tiene tan ansiosa a mi esposa?-, preguntó el visir entrando a la habitación de Akmman-, dónde ella se encontraba caminando de un lado a otro.
-¿qué es lo que quieres?-, preguntó ella cuando se detuvo frente a su esposo.
-ver tu cara de desesperación. Si estás esperando a tu sirvienta, ella no vendrá hoy, ni mañana. Así que no la esperes-, dijo Ei sentándose frente a ella.
-¿qué le hiciste?-, preguntó con furia Akmman.
- vaya, no sabía que podías preocuparte por alguien además de por tí y de tu hija-, dijo con una sonrisa sarcástica el visir.
-¿cómo pudiste entregar a mi hija al faraón? La viste nacer y crecer-, reclamó ella tratando de apelar a los sentimientos del visir en un momento de desesperación sin pensar bien lo que estaba diciendo.
El visir no pudo evitar reír ante lo que estaba diciendo aquella mujer;
- secuestraste a mi esposa y la hiciste pasar por muerta a los ojos de los demás. Me obligaste a casarme contigo y hacer pasar a tu hija como mía. Intentaste entregar a mi hija al faraón, sin mencionar el hecho de que la hiciste sufrir durante todo este tiempo. Si tú no tuviste consideración con mi familia, yo no la tendré con la tuya. Tratar de apelar a los sentimientos de alguien no es lo tuyo Akmman-. el visir volvió a reírse de ella después de decir eso.
Akmman no pudo hacer otra cosa más que callar. El visir se levantó con la intención de irse, pero antes de salir le volvió a hablar;
- desde hoy no podrás salir de aquí, permanecerás encerrada bajo vigilancia. Y solo recibirás las visitas que yo te mande, las cuales serán similares a las que mi esposa recibía durante su encierro-, dicho aquello, el visir salió dejando a una Akmman totalmente en pánico.
Ahora lo tenía claro, ese hombre la haría pasar por todo lo que esa mujer pasó durante el tiempo que ella la tuvo en sus manos. Estaba en shock, cayó de rodillas al suelo. Nada bueno le esperaba desde ahora. Su única esperanza era su hija, y que ella pudiera ganar el favor del rey para usarlo.
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como siempre leer tus novelas mis felicitaciones 👏