Para los que les gusta leer novelas de mucho erotismo, s*xo liberal.
Todo empieza cuando en un día con lluvia un rayo le quita la vida a la madre de Paola, desde ese día comienza su miedo a la lluvia.
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SIN RUMBO FIJO
Habían pasado meses de la muerte de la madre de Paola, ella aún estaba sufriendo su partida, aunque estaba más tranquila porque no estaba lloviendo, estaban en verano y lo que hacía era ver salir el brillante sol.
Paola se sentía mal por su tía, estaba peleando constantemente con su esposo, porque no quería aportar para la comida, ella siempre decíaecia que era su deber, pero un día llegó y noencontró comida, la mujer no cocino porque el no había dejado dinero para la comida, corrió a golpear a su mujer, pero Paola se interpuso y le dijo.
PAOLA: No.. no es justo lo que haces, mi tía cuando tiene cocina y te guarda, pero tu tienes que dejarle para encontrar tu comida.
— Es que no dejó porque no te voy a mantener a ti, tú tienes que colaborar, aquí no vas a estar de gratis.
PAOLA: Es que no estoy de gratis, ¿tú lo que quieres es que yo te mantenga? O ¿por qué no me dices para salir mitad y mitad que es lo justo?
— Porque no me da la gana, ¿sabes que? Mejor te largas de mi casa, tu tía puede decir, que cuando tú no estabas yo era un hombre muy responsable.
PAOLA: Y... ahora eres un hombre muy egoísta, pero no te preocupes, me voy de tú cada.
— Es lo mejor.
PAOLA: Tía Nora, gracias por todo.
NORA: No Paola, no te vayas.
PAOLA: Voy a estar bien tía, no te preocupes por mí.
Ella guardó sus cosas en un bolso, salió despidiéndose de su tía y salió sin rumbo fijo, iba caminando por una carretera que ella no sabía su destino, camino durante dos horas son comer y sin tomar agua, se sintió mal y se bajó de la carretera para acercarse a una puerta grande que era la entrada a una finca, allí se apoyó y no supo más.
Del otro lado de la puerta estaba Daniel, un hombre de 26 años, dueño de la finca y una empresa, el estaba sudando, trabajaba a la par de sus empleados, estaba cansado pero había que hacer el trabajo.
Estaba amarrando pastos para los caballos cuando escucho el golpe en la puerta.
A él se le hizo extraño, pero abrió para saber que ocurría, al abrir vio a una mujer tirada, no dudó ni un segundo y la levantó en sus brazos, entró con ella y le dijo a uno de sus empleados que recogiera las pertenencias.
Entró a su casa y la puso en un mueble, él le pidió a la señora del servicio que la atendiera mientras llegaba el médico, afortunadamente el doctor era vecino y estaba de descanso en su casa, a los 10 minutos llegó, la hizo despertar y la examinó, les dijo que estaba deshidratada y tenía que descansar.
La señora del servicio diálogó con Paola, ella le tuvo confianza y le contó lo sucedido en casa de su tío y sobre la muerte de su madre.
La señora le dio la información a Daniel, pero se le olvidó decirle de las crisis que le daban a Paola al escuchar trueno o que hay ambiente de lluvia.
Daniel dio la orden de arreglar un cuarto en la segunda planta para que ella se quedara, al subir la señora le dijo cuál era la habitación de Daniel y la llevó a la de ella.
Pasaron tres días y Paola no había visto al dueño de la casa, el hombre que la encontró y le dio posada, a ella le dolía todo lo que estaba pasando.
Daniel estaba trabajando con sus empleados, también iba a su empresa dos veces a la semana cuando era necesario, a la hora del almuerzo llegó a su calavóse lavo las manos y se sentó en la mesa, él siempre almorzaba con sus empleados, era una persona con buen sentido del humor. Como él almorzaba fuera con los empleados, Paola almorzaba sola, ella llegó a la sala y se sorprendió al ver un hombre joven sentado en el comedor.
Él la miró y dijo.
DANIEL: ¿Tú debes ser Paola?
PAOLA: Si.
DANIEL: Yo soy Daniel, Ven Siéntate.
Ella se sentó y cuando terminaron de servir la comida ambos comenzaron a comer en silencio, Daniel siempre la miraba de reojo, al igual que ella a él, al terminar Daniel se levantó y se fue a su habitación, Paola ayudó a la señora a recoger todo de la mesa, apezar que la señora no se lo permitía, estando en la cocina Paola le preguntó ¿quién era él? La mujer le dijo que era el dueño de ka finca, el que la encontró desmayada.
Ella se sorprendió, estaba segura que el jefe era un señor de algunos 60 años.
Pasaron los días y Paola llamó a su tía para saber como estaba, la tía le dijo que todo estaba bien, que su esposo era un egoísta, pero todo estaba normal, Paola se alegró por su tía, y le dijo que estaba bien, que estaba viviendo en una finca.
Con el paso de los días Paola y Daniel cruzaban palabras cuando tenían oportunidad, ya que Daniel si no estaba en la empresa estaba trabajando en la finca, Daniel mandaba a un empleado a llevar a Paola para qué continuara con sus estudios, la llevaba y la iba a buscar, en los tiempos libres ella ayuda con los oficios de la casa, Daniel le dijo a la señora del servicio que no la dejara hacer nada, pero Paola era muy terca y siempre ayudaba, Daniel dijo que la dejara que hiciera lo que le diera la gana, nadie la estaba obligando a nada, y después iba a llegar el día en que no iba hacer nada por el cansancio de los estudios y los oficios que hacía por su gusto, el sabía que iba a llegar ese día, donde llegué de la universidad directamente a la habitación a descansar y esperar ser atendida por la señora u otra de las ayudantes.