Cuando una mujer ama, ¿hasta dónde es capaz de llegar con sus acciones? ¿Puede ser capaz de abandonarse a sí misma para ser el arma de la persona amada y cumplir con todos sus caprichos y deseos? ¿Es esto amor? ¿Y qué pasa cuando esa ilusión se rompe en pedazos?
Elyana, ella tiene todas las respuestas, fue capaz de dar todo por un hombre que dijo amarla, mato y robó, usó todo lo que tenía para darle el trono al hombre que amaba, pero cuando obtuvo lo que quería, este hombre simplemente la desechó como si ella no valiera nada.
Al morir, su alma se transformó en una mariposa que voló libre, pero por el dolor y odio que cargaba su alma no pudo descansar, y siendo atraída por sentimientos similares a las de ella, tomo el cuerpo de una mujer llamada Elizabeth, que al igual que ella murió traicionada.
Ahora con esta nueva oportunidad, ella podrá conseguir lo que más anhela, venganza.
El camino de la venganza para Elizabeth y Elyana, se abre...
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Cap #21
Lila iba entrando a la mansión del gran general murmurando cosas, sin percatarse que alguien más estaba cerca escuchando lo que ella decía. De repente alguien le pregunta;
- ¿a quién te refieres? Y por cierto, ¿dónde está mi hija? La fui a buscar a su habitación y no estaba.
Lila se quedó congelada, incluso se olvidó de respirar. -¡mierda! Y, ¿ahora qué hago? - pensó mientras se daba vuelta lentamente.
- gran general - dijo haciendo una reverencia y se quedó en silencio.
- Lila, dime dónde está mi hija. Necesito hablar con ella sobre algo importante. Además, necesito una explicación del por qué no se encuentra en su habitación a estas horas de la noche. Más vale que me digas la verdad.
Lila lo pensó un poco, hasta que se le ocurrió algo...
- gran general, la señorita se encuentra persiguiendo a uno de los que la estuvo siguiendo durante todo el día. Alguien le puso espías, yo seguí a dos y ella a otros dos.
El general la miró de pies a cabeza, y luego solo dijo;
- ¿tú?
Lila suspiró para luego decir; -primero que nada, le pido disculpas por no habérselo dicho antes, pero no soy una simple doncella. Soy amiga de Elizabeth, además de ser una mercenaria y especialista en venenos y antídotos. Elizabeth quería mantenerlo en secreto, para pasar desapercibida.
En general se quedó callado por un momento, sabía de lo que su hija era capaz, y sabía que no estaría en peligro.. él mismo la entrenó y se sentía orgulloso de ella. Después de un momento volvió a hablar para decir...
- bien. Ve a buscar a mi hija, y quiero toda la verdad de lo que está sucediendo. No soy tan estúpido como para no darme cuenta de algunas cosas. Las espero en mi oficina. Ve a buscarla-. Volvió a decir y entró a la mansión. Lila finalmente pudo respirar con tranquilidad.
- bien, tendré que volver - pensó.
Por otro lado, en la mansión del príncipe Nicolás se encontraba una cansada Elizabeth, el príncipe no había tenido piedad con ella. Ambos estaban en la cama acostados respirando de forma entrecortada. Habían terminado la tercera ronda.
- eres un salvaje - dijo Elizabeth con el cabello mojado y desordenado mientras trataba de agarrar una sábana para cubrir su desnudes.
- un salvaje que te encanta, ¿acaso te olvidas quién estuvo pidiendo más y más?- Dijo Nicolás mientras tiraba de la sábana para evitar que Elizabeth pudiera cubrirse, mientras pasaba a posicionarse arriba de ella abriendo las piernas de esta, y ponerse a jugar con los pechos de ella.
-Parece que el bebé sigue con hambre de más. No me culpes solo a mi, bien que disfrutabas darme más una y otra vez-. Se burló Elizabeth, mientras pasaba una de sus manos sobre la cabeza de él.
- por supuesto, debemos practicar mucho para que los bebés salgan perfectos-, dijo esto Nicolás con una sonrisa burlona. Y agregó -además, la madre de mis futuros hijos está muy apetecible y siempre hace que me ponga así- dijo mientras miraba a su amigo para luego besar a Eli, mientras acariciaba con su amigo la entrepierna de ella, haciendo que Elizabeth ahogue un gemido.
- Nicolás, ya mételo maldita sea-. Dijo Elizabeth con desesperación.
Nicolás solamente sonrió y obedeció.
Por otro lado, Lila de nuevo se encontraba entrando en la mansión de Nicolás y volvió a encontrarse con Daniels casi en el mismo lugar donde lo había dejado.
-¿Qué te trae de nuevo por aquí señorita Lila?- Preguntó mientras observaba detenidamente a la pelirroja- no se ve como una doncella, es bonita-, pensó para si Daniels.
- bueno, si no queremos que la boda se realice mañana, debo llevarme a mi señorita Elizabeth. El gran general descubrió que no se encontraba en su habitación y, aunque inventé una excusa, el general pareció no creerme del todo y ahora mismo nos está esperando-. Lila dice esto, mientras sube por las escaleras.
Daniels que no se había percatado de que ella iba subiendo, de repente se dió cuenta e intento detenerla.
- no puedes subir así como así hasta la habitación de su alteza. Debe esperar a que esté disponible-. Dijo tratando de alcanzarla.
- o me dejas buscarla, o el gran general estará aquí si nos demoramos más. Dudo mucho que haya creído lo que le dije. Además, dudo que la mansión sobreviva si es él quién llegue aquí buscando a Elizabeth...
Daniels no dijo nada más y solo la siguió. Se pusieron en la puerta y cuando Lila estaba por tocar la puerta, se escuchó a Elizabeth diciéndole a Nicolás que lo meta.
- carajos-, murmuró Lila.
- te lo dije, es mejor esperar - murmuró Daniels.
Ambos se quedaron en el lugar, esperando que del otro lado terminen con lo que sea que están haciendo.
- tu amo es como un perro en celo - murmura Lila.
- tu ama parece muy hambrienta - respondió Daniels mirando de reojo a Lila.
Siguieron ahí escuchando todo lo que pasaba adentro ...
- mierda, no terminan más - dijo Lila moviéndose de un lado a otro.
- menos mal que la boda está cerca, porque estoy seguro que si siguen así ningún método funcionará para que la señorita no quede embarazada- dijo Daniels mientras forzaba una seriedad que amenazaba transformarse en una carcajada.
Lila solo suspiró y asintió, -por muy buena que sean los anticonceptivos, es probable que tengas razón - soltó mientras se recostaba en la pared al lado de Daniels.
En eso escuchan que la acción había terminado.
- ese perro en celo, por fin ha terminado- dijo Lila.
Daniels solo se quedó en silencio y miró para otro lado porque le estaba costando no soltar una carcajada por la situación en la que estaban.
A Lila no le importó mucho si estaban o no como dios los trajo al mundo y tocó la puerta para luego llamar a Elizabeth.
- señorita Elizabeth, tenemos que regresar a la mansión, su padre podría estar en camino-, gritó Lila desde el otro lado de la puerta.
En eso se escucha un ruido fuerte dentro de la habitación. Elizabeth se había caído de la cama al escuchar que su padre podría estar en camino. También se escuchó una carcajada, era Nicolás que se estaba riendo de Elizabeth al ver a esta tirada en el piso de la habitación.
- ¡idiota! ¡Mejor ayúdame y deja de reírte!- Habló Elizabeth mientras le tiraba una almohada que había quedado por ahí tirado mientras ellos disfrutaban.
- ya ya ya. No te enojes-, dijo Nicolás mientras la ayudaba a levantarse.
Elizabeth se sentó y desde el otro lado le dijo a Lila que enseguida iba a bajar para que puedan irse.
Una vez listos, Nicolás y Elizabeth bajaron para encontrarse con Lila y Daniels. Elizabeth antes de irse, le pidió a Nicolás que pensará sobre lo que hablaron antes.
Una vez fuera de la mansión, mientras iban de regreso a la mansión, Lila le dijo a Eli lo que le había comentado al gran general. Pero agregó que era muy probable que no le haya creído.
- Eli, es mejor que le cuentes todo a tu padre, no te digo que le digas que no eres Elizabeth, me refiero a lo que está sucediendo con el príncipe Sebastián, y lo que hizo tu prima.
- lo sé, es hora de hablar con sinceridad con él. Y lo de hoy también, no tiene sentido mentirle a mi padre cuando la boda está cerca. Solo espero que no reaccione mal. En mi vida anterior no tuve el amor de un padre, y en esta vida tengo un padre cariñoso que se preocupa por mí, creo que no merece que le oculte las cosas que hago.
- también debes ser más cuidadosa, tuve que deshacerme de unos espías que te siguieron hasta la mansión del gran general. Según confesó uno antes de matarlo, los mandó el príncipe Sebastián.
- es muy probable que las cosas se compliquen más a partir de hoy. Perdió dos campamentos de mercenarios, puede que ahora quiera apurarse con sus planes. Lila, te voy a marcar unos lugares en el mapa, son campamentos de Sebastián, algunos son de soldados y otros de mercenarios. Quiero que mandes a los mejores espías que tengas para vigilar sus movimientos. Es importante hacer eso para evitar tener sorpresas más adelante.
- concuerdo-, dijo Lila mientras miraba a Elizabeth y quería reírse, así que se animó y comentó; - por cierto, tú y el príncipe Nicolás son como perros en celo - dijo esto Lila y sin poder aguantarlo más soltó una sonora carcajada.