En las áridas tierras de Wadi Al-Rimal, donde el honor vale más que la vida y las mujeres son piezas de un destino pactado, Nasser Al-Sabah llega con una misión: investigar un campamento aislado y proteger a su nación de una guerra.
Lo que no esperaba era encontrar allí a Sámira Al-Jabari, una joven de apenas veinte años, condenada a convertirse en la segunda esposa de un hombre mucho mayor. Entre ellos surge una conexión tan intensa como prohibida, un amor que desafía las reglas del desierto y las cadenas de la tradición.
Mientras la arena cubre secretos y el peligro acecha en cada rincón, Nasser y Sámira deberán elegir entre la obediencia y la libertad, entre la renuncia y un amor capaz de desafiar al destino.
NovelToon tiene autorización de Eliza Márquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Juramento
Al día siguiente apenas había amanecido cuando Mariana ingreso a su oficina, mientras destinaba fondos para las diferentes asociaciones y sectores gubernamentales, Mariana observó una en particular.
Tomó su teléfono y realizó una llamada, dos horas después tenía toda la información sobre el escritorio.
Mientras leía los informes, consideraba plenamente las consecuencias de su elección...
Durante siete días Nasser, había defendido a su cliente con uñas y dientes, durante horas el juez se había retirado para analizar su sentencia.
Amina miro a su abogado.— ¿ Que va a pasar si me declaran culpable?, pregunto aterrada.
— No pienses en eso, no nos rendiremos, si llegara a pasar solo nos queda una opción dijo Nasser.
Miró la fotografía sobre la pared.
— Recurriremos al tribunal real, la familia gobernante podría declararte inocente, en cuyo caso sería una sentencia definitiva.
Hasta ahora Nasser, no había tenido que recurrir a ese método y esperaba no tener que hacerlo nunca.
Caía la tarde cuando finalmente el juez regreso a la sala.
Nasser lo escucho expectante.
— Después de analizar las diferentes pruebas y testimonios, es la decisión de este tribunal declarar a la señora Amina Al–Rashid inocente de los cargos que se le acusan y se ordena su inmediata liberación...
Era de noche cuando finalmente Nasser regreso a su oficina, abrió la puerta e ingresó iba a prender la luz cuando una pequeña lámpara se encendió, Nasser se dio la vuelta y unos ojos claros se clavaron en él.
— Debemos conversar...
Nasser permaneció inmóvil, estudiando el rostro de Mariana bañado por la calidad luz de la lámpara.
Cinco años habían pasado, algo sorprendente considerando que vivían en la misma ciudad y se movían en el mismo ambiente.
— Su Alteza, me sorprende verla aquí exclamó el haciendo una reverencia.
— Por favor toma asiento, debemos conversar. Puedes tutearme.
— Alteza, por respeto prefiero no hacerlo dijo él.— Usted dirá que la trae a esta humilde oficina.
— Felicitaciones por tu nueva victoria, es sorprendente.— Mariana suspiró.—Ahora a lo que vine, Raleigh necesita de tu servicio.
— Y por eso vino usted misma —murmuró él, con una sonrisa escéptica—. Eso ya es raro.
Mariana mantuvo la compostura, pero la rigidez de su postura lo delató todo.
—No es raro. Es necesario.
Nasser arqueó una ceja.
—¿Necesario para quién?, no puedo imaginar que puede necesitar usted de mi.
Ella respiró hondo, y le sostuvo la mirada, sin pestañear. Nasser la miro con desconfianza.—¿Qué clase de problema tiene que viene a buscar al hombre con el que juro no cruzarse más?
— Nunca jure eso, solo crei que era lo mejor para los dos. Vine a buscarte porque necesito de tu servicio, una vez juraste defender a Raleigh incluso a costa de tu vida.
— ¡ Mariana!, exclamó él.
— Wadi Al-Rimal, dijo Mariana como si eso resumiera todo poniéndose de pie. — En dos meses será mi coronación, hay rumores de rebelión.
Nasser se acercó y dejó su maletín sobre su escritorio.
— ¡Tienes consejeros!, exclamó él con dureza.
— Los cuales me aconsejan enviar al ejército sin pruebas. Autorice el envío de un agente y ha desaparecido.
— Sigo sin entender que te trajo hasta aquí dijo él.
Mariana lo miro con escepticismo ¿ no era obvio lo que ella quería?.
— A nadie le sorprendería qué tú te unieras al movimiento de Wadi Al-Rimal, después de todo debo ser la persona que más odias.
Nasser no podía creer lo que escuchaba, ¿ es que se había vuelto loca?.
— No puedo creer que quieras usar nuestra tragedia, para redituarte políticamente.
— Es lo que quiero exclamó ella sin ningún remordimiento.— Haré lo que sea por evitar un derramamiento de sangre, es mi pueblo. Tú sabes tan bien como yo, que las personas que me rodean tienen intereses propios. Tranquilamente, podrían falsificar informes o estar detras de la desaparición del agente.
— ¿Porque yo?, pregunto él.
Mariana lo miró.— Porque juraste defender a Raleigh, porque cada día te levantas para defender a los inocentes y luchar contra la injusticia. Y porque se que que me diras la verdad.— Mariana movio sus manos.—No sería una injusticia que mal aconsejada yo terminaré cometiendo un error. No puedo solo aplastarlos porque no piensan como yo. Más allá de mi corona, es el legado de mi familia, un legado de honor y justicia. Y sé que independientemente de tu pensamiento sobre mí, serás sincero y me dirás la verdad.
Nasser la observó en silencio por unos largos segundos, en su interior la lucha era titanica. Por un lado el soldado que había jurado proteger su tierra, por el otro el hombre que conocía de cerca lo que causaba la traicion y la injusticia, el abogado que cada dia intentaba promover un cambio en la concepción de justicia en un país donde el balance era tan delicado.
Y el hombre que alguna vez había amado a esa mujer.
— Lo que me pides no es sencillo, incluso los que te apoyan no verán con buenos ojos esto.
—Lo se por eso solo te reportaras conmigo, nadie sabrá de nuestro acuerdo.
— Sabes que si la rebelión es real, para unirme a ellos tendre qué ensuciarme las manos.
— Te daré un salvoconducto, si el ejército de Raleigh te atrapa, ten la certeza que nada te pasara.
Nasser realizo una mueca.— ¿ Y si me atrapan los de Wadi Al-Rimal?
Mariana clavó sus ojos en él.– Iré por ti, te lo juro por el honor de mi familia, sentenció ella como si eso bastará para sellar el juramento.
Nasse suspiró, mirandola a los ojos.
— Fui soldado de esta tierra, vi lo que la guerra hace con la gente , vi familias desgarradas por los que piensan diferente. Si hay una manera de evitar que Raleigh derrame sangre inocente, entonces debo considerarlo.
Nasser miro a su alrededor, todo ahi hablaba de justicia, luego la miro a los ojos.
—Lo haré.—Nasser sonrió.— No se si lo hago porque es justo o porque no puedo decirte que no.
Mariana tomó su cartera y saco una antigua pulsera de oro, labrada y dentro gravado el emblema real del Emir. Era su salvoconducto, quien viera ese emblema, sabría que debía ayudar y proteger a Nasser Al-Sabah
—En el nombre de Raleigh y del legado que nos sostiene, que tu camino sea claro, tu mano firme y tu regreso seguro.
Nasser se sorprendió, Mariana había tenido la certeza de que el aceptaría, luego le entregó una tarjeta y Mariana salió de esa oficina dejándolo solo con sus pensamientos...
Y tres días después, Nasser paso a saludar a su madre, tras la muerte de su padre ella vivia con su hermano.
— Me alegra que te esté yendo bien en el trabajo, tu padre debe estar muy orgulloso. Pero no todo puede ser trabajo.¿ No crees que es hora de que te cases y me des un nieto?.
— Aún no he conocido a la indicada dijo Nasser.
— Como si la buscaras dijo su hermano en tono burlón.
— No me ayudes le dijo Nasser a su hermano. — Tal vez no esta trazado qué yo debo casarme...
Al día siguiente Nasser salió para el desierto, su destino era Wadi Al-Rimal, se dijo que no era una locura, que hacía lo correcto. Que no lo hacía por la mujer que se lo había pedido, que lo hacía por evitar una guerra y no porque aun creyera que le debia algo, mientras conducía su camioneta atravesando el desierto. Tardaría dos días en llegar a destino, tiempo suficiente para aclarar su mente.
A lo largo del camino pudo ver diferentes gigantografías de los gobernantes...