De la novela " Los hijos que me dió la vida", tuvimos la oportunidad de conocer la historia de David Montes, en "Amor a diez mil metros de altura"el hermano mayor de tres hermanos, ellos tuvieron que vivir una terrible perdida, pero gracias al amor incondicional de Alejandra, su segunda madre y Fernando, quienes cumplieron el rol de padres, ellos salieron adelante, ahora es el turno de Duvan y Dominic.
Se verán enfrentados a dos hermosas chicas, con personalidades totalmente opuestas, pero que poco a poco, van a demostrar, que la teoría de que los polos opuestos se atraen, es cierta, acompáñame en esta increíble historia.
NovelToon tiene autorización de Lida Marín para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 3
Dominic Montés
El evento estaba a punto de comenzar, mi hermano llegó junto a su familia, mis sobrinos ya estaban grandes, Liam a sus 9 años, ya era toda una eminencia con la tecnología, tan pronto llegó nos pidió que lo dejáramos entrar a nuestra oficina, dónde teníamos el PC con el software de nuestra empresa, preferimos no hacerlo, nuestro hermoso sobrino, es un travieso, y es mejor evitar que haga una de sus bromas, creo que el nivel de él, es mayor al de Duvan, lo supera por mucho.
En cambio, está Aislin, ya tiene 4 años, quien llegó directo a buscar mis brazos, creo que soy su tío favorito, le doy la tranquilidad que a ella le gusta, le pasé mi sobrina a mi cuñada y luego me subí al escenario, junto a Duvan, él tomó él micrófono y comenzó a dar su discurso.
- Gracias a todos por estar aquí, mi hermano y yo estamos muy agradecidos por poder contar con su presencia y apoyo, a nuestros clientes, que hoy nos dieron el privilegio de contar con su presencia, ustedes son nuestra razón de ser, de nuevo gracias, y disfruten de nuestro evento -- culminó Duvan, luego yo tomé el micrófono.
- También agradecemos la presencia de nuestra familia, son parte fundamental de nuestro éxito, siempre han estado ahí para apoyarnos, y hoy más que nadie, merecen estar acá acompañándonos, por favor vamos a brindar -- todos levantaron sus copas y brindamos por la apertura y el éxito que vamos a tener.
Las personas comenzaron a pasar al buffet, allí tomaron sus platos y cada uno sirvió lo que se le apetecía comer, había desde pollo en salsa de champiñones, filet mignon, costillas BBQ, arroz, ensalada de papa, ensaladas saludables y frescas, además de bebidas, cócteles y más opciones.
Hablé con todos los asistentes, me aseguré de ser un buen anfitrión, pero también necesitaba ir al baño, aproveché que todos estaban entretenidos en sus conversaciones y me escabullí, fui al segundo piso para tener más privacidad y me dirigí a los baños que había allí.
Entre, hice mis necesidades, luego salí y me lavé las manos, ya estaba terminando cuando escuché el sonido de la puerta abriéndose.
- ¡un momento, ya salgo!-- dije pensando que era uno de mis invitados.
- Lo siento, soy yo-- dijo aquella mesera revoltosa.
- Que haces aquí, este es el baño de hombres -- le recordé.
- Lo sé, eso no va a afectar en nada mi sexualidad, si eso es lo que te preocupa, me gustan los hombres -- dijo desvergonzadamente.
-Tu orientación sexual no es de mi incumbencia, solo pregunté que haces aquí, en el baño de hombres, un lugar al que mujeres, no pueden entrar -- volví a repetir, pero ella se mostró irritada.
- Por qué quiero, por qué puedo, por qué no me da miedo y porque no hay nadie que me lo impida, además he estado buscando el momento para hablar contigo y ha sido imposible, este fue mi último recurso-- dijo mientras chocaba su dedo índice contra mi pectoral.
- Entonces habla, no tengo mucho tiempo -- le dije, mientras sostenía su mano para que no me siguiera tocando, ya me estaba poniendo nervioso, tengo que admitirlo.
- bueno, la situación es la siguiente... Sé que soy rebelde, también muy impulsiva y revoltosa, pero también y aunque quizás no lo creas, soy una persona razonable, y quería pedirte disculpas por mi actitud, no fue la mejor, es solo que se me juntaron muchas cosas y no pude controlar mis emociones -- sentí sinceridad en sus palabras.
- Ok, disculpas aceptadas, solo te digo, que espero que valores a la hermana que tienes y pienses mejor antes de actuar -- aproveché para aconsejarla.
- Si, si, lo que tú digas, pero solo vine a disculparme, no a buscar consejos, como ya lo hice y ya aceptaste, me voy-- dijo y salió dejándome asombrado por su irreverencia.
- Esa chica necesita ayuda -- dije en voz alta, terminé de secar mis manos y salí a reunirme de nuevo con los invitados.
La inauguración fue todo un éxito, mi familia estaba muy orgullosa, y nuestros clientes más que satisfechos, uno a uno se fueron marchando, ya que se estaba haciendo muy tarde, me despedí de todos, mis padres se fueron después de David y su familia, Aislin se había quedado dormida y Liam estaba irritado por el cansancio, Duvan como siempre, una de las invitadas llamó su atención y se marchó con ella, yo me quedé un rato más verificando que el personal que se contrató para el evento, dejara todo organizado y limpio.
Cuando todo quedó como queríamos, terminé de pagarles y se retiraron, incluso la hermana de aquella chica revoltosa se quedó hasta el final, cuando fui a pagarle no me quería recibir el total del dinero, tuve que obligarla prácticamente, ella se fue junto a su equipo, pero no vi por ningún lado a aquella rebelde, le resté importancia.
Subí al segundo piso, entré un momento a la oficina para verificar que todo estuviese en su lugar, mañana iniciaremos a trabajar con normalidad, revisé todo y nada estaba fuera de lugar, apagué las luces y busqué la salida, estaba poniendo la alarma, pero no pude evitar guiar mi vista hacia una de las esquinas, noté que había un pequeño bulto, al principio pensé que era una bolsa, pero percibí un leve movimiento, me acerqué con cautela, hasta que estuve lo suficientemente cerca, para darme cuenta de que se trataba de una persona.
Tragué el nudo que se había formado en mi garganta, respiré profundo y me lancé sobre aquella silueta, ambos caímos al piso y rodamos sobre la baldosa fría.
- ¡Ahhhhh!-- gritó aquella persona.
- ¡Que hacías ahí!-- logré decir en medio del forcejeo.
- Su… Suéltame imbécil, soy... soy yo-- pudo decir con dificultad.
- ¿y quién eres tú?-- ya había logrado identificar la voz de aquella loca rebelde.
- Sara -- era la primera vez escuchando su nombre.
- No conozco a ninguna Sara, será mejor llamar a la policía -- dije en broma, pero entonces ella se giró dejándome de espaldas a la baldosa, abrió sus piernas con agilidad y se subió a horcajadas sobre mi.